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Caballo de Troya

Había una vez, una ciudad en la costa de Turquía llamada Troya. Estaba ubicadoa al otro lado del mar Egeo, frente a la ciudad griega de Esparta. Una ciudad que habían intentado conquistar una y otra vez sin éxito.

 

Un buen día, el rey de Esparta, Menelao, supo que su esposa, la bella Helena, había huido a Troya con Paris, un príncipe troyano. Menelao, lleno de ira ante aquella afrenta, intentó recuperarla uniendo su ejército al de otras ciudades griegas. Miles de soldados se unieron a Esparta y partieron en sus barcos hacia Troya llenando el mar de cientos de naves. 

La ciudad de Troya, hasta el momento inespugnable estaba protegida por un alto muro construido alrededor de la ciudad. Esta enorme y altísima muralla, les dio a los ciudadanos troyanos un lugar relativamente seguro donde vivir, y a los soldados, una estupenda posición desde la que disparar flechas a sus enemigos sin ser alcanzados. 

Para el momento en el que el rey de Esparta quiso recuperar a su esposa Helena, los griegos habían estado tratando de derribar el muro de Troya durante unos diez años. Los griegos no pudieron encontrar una manera de entrar, pero los troyanos no parecían capaces de alejar a los griegos.

La empresa de entrar en Troya parecía imposible, hasta que Ulises, un famoso general griego, ideó un ingenioso truco. En aquella época era costumbre dejar una ofrenda de paz para admitir la derrota. Y Ulises, sugirió a los griegos, que construyeran un enorme, pesado y hermoso caballo de madera y lo dejaran en las puertas de Troya. Para entonces, el ejército griego fingiría irse, como si se dirigieran a casa.

Pero aquello sería un truco, el caballo estaría hueco por dentro y treinta hombres se esconderían en su interior para poder penetrar en Troya y desde ahí poder abrir las puertas de la ciudad.

Los mejores artistas griegos se dedicaron a tallar el caballo gigante de madera, añadiendo gran detalle y cuidado. Cuando terminaron, dejaron el caballo frente a las puertas de Troya y los guerreros griegos fingieron alejarse.

Los troyanos salieron a aplaudir al ver la derrota de su rival, procedieron a abrir las puertas de la ciudad y arrastraron el pesado caballo hacia el mismo corazón de Troya. 

Esa noche, mientras los troyanos dormían, los hombres escondidos dentro del caballo de madera salieron y abrieron las puertas. El ejército griego que esperaba entró en Troya. Y, aquella misma noche, Troya cayó ante el ejército griego.

Moraleja: nunca te fíes de los agasajos y halagos de tus enemigos

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