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una cárcel de estrellas

una cárcel de estrellas
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La luna estaba descansando en su castillo de plata sobre cu cama de plumas, faltaba poco para hacerse de noche, el sol pronto se iría a su castillo de marfil a descansar sobre su cama de diamantes y ella tendría que sustituirlo.
Por fin llegó la noche, el sol dejó el cielo, pero la luna no apareció.
A la noche siguiente pasó lo mismo, y a la otra también, los habitantes de la Tierra estaban muy tristes y no sabían lo que le podía haber pasado a la luna, mientras tanto ella estaba tranquilamente descansando sobre su cama de plumas.
Un día el sol también desapareció, él se encontraba en el castillo de plata de su compañera la luna:
-Luna ¿Por qué no ocupas tu puesto en el cielo?
-Porque estoy cansada de hacer siempre lo mismo, las estrellas hablan continuamente a mi alrededor, tú tienes suerte, las nubes no tienen boca para poder hablar.
-En eso tienes razón.
-Y cuando tú apareces hay miles de niños por las calles sonriendo, pero cuando yo aparezco las calles están desiertas.
¿Y qué te parecería si yo salgo por las noches y tú por los días?
-Buena idea.
La luna y el sol se pusieron de acuerdo en cambiar de horario, pero los habitantes de la Tierra no eran felices, especialmente una bella princesa que tenía la costumbre de quedarse casi toda la noche contemplando la luna.
Una noche en que la princesa estaba asomada ala ventana contemplando el sol, suspiró y dijo:
-Daría lo que fuera porque la luna volviera a salir de noche, si es necesario yo misma la sustituiría, debe ser muy hermoso estar rodeada de estrellas, y poder ver lo que ocurre en la Tierra.
Aunque el castillo de plata estaba muy lejos del palacio de al princesa, la luna tenía un buen oído y escuchó lo que ella decía:
-Tus deseos son órdenes.
La luna convirtió a la princesa en ella misma, pero no podía consentir que ella viviera en su castillo de plata, así que la encerró para siempre en el cielo, y éste se convirtió para ella en una cárcel de estrellas.
Por el día el sol tenía que ponerse sobre ella , para que nadie se diese cuenta de que la luna había sido sustituida.
Desde arriba la princesa pudo ver cada noche como la guardia real intentaba encontrarla, ella gritó para llamar su atención, pero nadie podía oír su dulce y delicada voz, con el tiempo los reyes tuvieron otra hija, la guardia real olvidó a la otra princesa y ella seguía encerrada en su cárcel de estrellas.
Al principio ella lamentaba haber pedido ese deseo, pero ahora era feliz, porque la nueva princesita la contemplaba desde la cuna cada noche, ella era la única que podía escuchar su dulce y delicada voz, por eso cuando la reina dejaba a su hija en al cuna, la luna le cantaba una canción, ella se dormía al instante y la reina estaba encantada de tener a una hija tan obediente.
El cielo estrellado ya no era para ella una cárcel de estrellas, ahora era el paraíso de las estrellas, y la luna verdadera que desde su castillo de plata lo había visto todo, lamentó haberle cumplido ese deseo a la princesa, quiso buscar el antídoto al conjuro que le había echado, pero como ella era tan desordenada, jamás consiguió encontrarlo.
Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
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