una manada de pensamientos abofeteaban mi atención. quería detenerlos pero no, era difícil. recordé la eternidad. puse mi ser bajo su manto y en gotas y gotas, ni atención quedó clara como una mañana de verano. sentí alegría, y salí a la calle llena de gente y autos y casas y los seres de un valle de amor infinito. ¡qué hermoso era!. corrí como por la primera vez. respiré largo y sentido hasta sentir que todo era aire. estaba en el cielo y no lo sabía. un mar de silencios llenaron todo el espacio que me rodeaba, sabía que estaba en el umbral. di un paso, luego otro, otro, hasta sentir que todo a mi alrededor se deshacía como el humo de un cigarro. estaba volviendo a mi hogar, sentí aquellos instantes eternos. las manos invisibles del amor. los campos y campos sin final de la paz. estaba entrando sin volver la mirada cuando escuché los latidos de mi vida que se iban para no volver. me solté, y no supe mas. tan solo el silencio de todo encerrado el grito de todos los dioses. cuando abrí los ojos, estaba frente a ti, sentado frente a la máquina de escribir, sonriendo.