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Réquiem a un oso

Érase en un bello y frondoso bosque una familia de ositos compuesto por Papá Oso, Mamá Osa y los tres pequeños.
Vivían en una acogedora cueva. La familia tenía todo lo que pudiera desear.
Un día, el oso más pequeño, Franklin, decidió dar un paseo por el bosque.
«Cuidado» le había advertido mamá osa «el bosque es peligroso y mira bien por donde andas». El oso dijo que así lo haría.
Estaba caminando por el bosque, alerta en todo momento hasta que se acercó un lobo hambriento.
-Hola osito- dijo el lobo, -¿qué tal?-. Y dicho esto se lo devoró entero.
Mamá Osa estaba preocupada. Ya se había puesto el sol y Franklin no había regresado.
- Déjalo mujer, seguro que está rebuscando en la basura- dijo Papá Oso, poniendo fin a la preocupación de Mamá Osa.
Pero volvió a preocuparse al darse cuenta que al día siguiente, Franklin no estaba en su cama.
- Yo iré a buscar a mi hermano- dijo Roger, el segundo hermano.
Así fue Roger, en busca de su hermano perdido, cuando se le apareció el mimso lobo.
- Hola osito- dijo el lobo- ¿qué tal?. Y también se lo devoró. Esa era su táctica.
Mamá Osa vio como se ponía el sol. Ahora los dos, Franklin y Roger, se habían perdido.
-Mamá, yo encontraré a mis hermanos- dijo Arnold, el primogénito de la familia.
Dicho esto, el tercer hermano cogió una escopeta, y se dispuso a buscar a sus dos hermanos desaparecidos.
Anduvo durante un buen rato, cuando apareció el malvado lobo.
-Hola osito- preguntó por tercera vez,- ¿qué tal? y se dispuso a saltar, pero el hermano lo detuvo.
- No tan rápido amigo- le dijo, y le mostró la escopeta.
- No está cargada- dijo el lobo, y saltó.
El hermano pegó un tiro, y unos faisanes salieron volando.
El proyectil había atravesado al animal en el estómago, pero con mala suerte, también Franklin y Roger fueron blancos de la bala asesina.
- ¡Oh, no!- gritó Arnold. Abrazo a sus hermanos con fuerza.
<<¿Ahora dónde meto los cadáveres?>> se preguntó con preocupación.
La respuesta la tuvo enfrente de sus ojos. Delante de él había una roca. Desde donde estaba Arnold se podía ver que debajo de la roca había un agujero, no muy grande, pero lo suficiente para guardar...
- Dos cadáveres- murmuró el osito.
Arrastró con dificultad los cuerpos y los metió como pudo. Puso encima la roca, y se fue a su casa.
Mamá Osa esperaba en la puerta.
- ¿Tus hermanos?- preguntó.
- Lo siento madre, no los pude encontrar- dijo el osito.
Mamá Osa se echó a llorar.
Papá Oso fue a ver a qué venía ese llanto desconsolado.
- Oh, Robert, nuestros pequeños...- Mamá Osa no pudo continuar.
- ¿Qué ha ocurrido? ¿A sido tu culpa?- Papá Oso perdía el control.
Arnold empezó a balbucear.
- Emm... yo
- ¡A sido tu culpa ¿verdad?!- gritó Papá Oso.
Arnold lo confesó todo.
- Oh Padre, ha sido mi culpa, si, yo los maté a los dos.
Relato su aventura con el lobo. Al parecer, dijo, éste se había devorado a sus hermanos y, dispuesto a comérselo a él, le había pegado un tiro, en defensa propia.
Pero Papá Oso estalló en cólera.
-¿Cómo se te ha ocurrido hacer una cosa tan estúpida? Siendo el mayor de tus hermanos y siendo el más idiota.
Mamá Osa pidió silencio, pero fue en vano.
Papá Oso agarró la escopeta que tenía Arnold entre manos y una bala certera acabó con la vida del hijo.
- Nunca quise tener hijos- gruñó.
Seguidamente, Papá Oso se sirvió una copita de whisky.
Mamá Osa se dispuso a preparar la cena.
Papá Oso veía un programa sobre Caza y Pesca con Oso Goldman cuando alguien llamó a la puerta.
Papá Oso, asustado, se llevo el cuerpo de su hijo primogénito al sótano y abrió la puerta.
No había nadie, a excepción de una cestita.
- ¿Qué diantres es esto?
Abrió la cesta y ¡qué sorpresa! un hermoso osito yacía dormido, con una carta.
Mamá Oso fue a investigar a ver que hacía su marido y lo vio allí, con un cachorrito de Oso en sus brazos.
- Un regalo del Señor- exclamó ella.
- Una bendición- dijo él.
Acordaron llamarle Harold. Creció muy feliz al lado de sus papás.
Un día, decidió dar un paseo por el bosque. Anduvo mucho tiempo, y antes de que se diera cuenta, cayó la noche.
Llevaba en un hatillo un rico pastelillo de Mamá Osa.
Le hincó el diente, pero un sonido fantasmagórico le detuvo. Se levanto a escuchar.
Silencio.
Se encogió de hombros y de repente aparecieron ante él los dos hermanos, Franklin y Roger.
- Venga a nuestro hermano- dijo Roger,- mata a Papá Oso.
Le explicaron lo ocurrido hace diez años exactamente en el hogar de los osos.
Harold estaba muy triste al saber que su padre había asesinado a un osito llamado Arnold, entonces aquella noche, las almas de los ositos le guiaron hasta la puerta.
Papá Oso fue quién abrió, y al ver a sus anteriores hijos, Franklin y Roger, palideció.
- Enseñame el sótano- ordenó Harold.
Papá Oso asintió, le llevó abajo y efectivamente, allí estaba el fantasma del tercer hermano, Arnold.
Harold cogió la escopeta con la que su padre había matado a su hermanastro.
Se oyó un tiro.
Mamá Osa despertó.
Bajó las escaleras.
Y dio un grito de horror.

Fin
VRDMR
Datos del Cuento
  • Autor: Their Maid
  • Código: 17774
  • Fecha: 11-12-2006
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.63
  • Votos: 163
  • Envios: 0
  • Lecturas: 5634
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