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Categoría: Historias Pasadas

Recuerdos de la JNI

Antes de que las vacaciones de Verano comenzarán, los Jóvenes de la JNI planeaban el famoso Campamento. Desde que nací solo había asistido al de niños y hasta eso solo una vez. Mi madre había hecho un esfuerzo, ( ya que somos pobre de dinero) para que yo asistiera a ese campamento. A los 16 años asistí a otro campamento. Ya estaba yo entrando a la juventud, ya que las clases de Escuela Dominical de la Iglesia del Nazareno dictaban que a los 17 años uno debía de asistir a la clase de jóvenes. En ese entonces el organismo denominacional que rige a los nazarenos, todavía no había elaborado los campamentos de adolescentes y por consiguiente, yo como adolescente tenía que estar en el campamento de los jóvenes. En ese entonces era Presidente de la JNI, Rubén Molina.
Este muchacho conocía que nosotros vivimos en un cuchitril. Mi casa en aquel tiempo era de barro y tejas de albestro, para este entonces nada a cambiado porque mi casa si bien ya no es de barro, sigue siendo de tejas de albestro y cuando llueve nos entra el agua. Pero continuando con mi narración; Rubén Molina sabía que todos los años tenía las ilusiones de estar en un campamento y por eso prácticamente fui gratis a ese evento. El campamento era “ Manahim 95” una semana en que pude pasarla bien. Guardo bonitos recuerdos de aquel campamento. Lastima que solamente asistí una vez. Durante 9 largos años de mi juventud, nadie me dijo: hermano sé que todavía quieres fortalecer tu alma asistiendo a otro campamento; te vamos a ayudar para que vayas otra vez”. Pero como se iban a preocupar por su prójimo si estaban super ocupadísimos peleándose por llegar a ser lideres de la JNI.
Hablando mal del Líder para lograr sacarlo del ministerio y así poder lograr que brillen. Degradando día con día, año tras año, el evangelio de amor que impuso nuestro Señor Jesucristo. Nunca aprendieron que es más bonito dar que recibir, no les entro en la cabeza que el que sirve a su prójimo es mayor que los demás. Quizás esta última lección lo aprendieron pero al reves pensaron que “ El que no sirve a su prójimo y tiene más ministerios es mayor que todos” y cuando alguien necesitaba un apoyo moral, solamente servían para criticar. Nunca oraban por las necesidades de su hermanos de la fe y sí lo hacían era con el afán de obtener un interés maquiavélico. Cada verano lloraba amargamente deseando ir como en mi adolescencia, a fortalecer mi espíritu con la Palabra de Dios, le suplicaba a mi madre que me echará la mano. Mi pobrecita madrecita me miraba con tristeza sabiendo que nunca iba a poder pagar para que yo asistiera otra vez a un campamento de jóvenes. Actualmente he podido asistir a uno que otro concierto cristiano, pero Dios no me ha concedido la oportunidad de asistir a un Campamento de Jóvenes.
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