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La maga Circe entretiene a Ulises.

El héroe griego Ulises se pasó 10 años luchando en la guerra de Troya y otros 10 años en regresar a su casa en Ítaca. Y es que en el camino de vuelta se encontró con muchos peligros, vivió muchas aventuras, como cuando se encontró con las sirenas y también se entretuvo un poco, la verdad. 

Porque Ulises era un héroe muy valiente, pero se despistaba enseguida y no se acordaba de que su esposa Penélope le estaba esperando tejiendo y destejiendo en su telar. Durante el trayecto de vuelta tuvo que hacer varias paradas en su barco para recoger comida y descansar y una de esas paradas la hizo en la isla de Eea.

Cuando el barco de Ulises arribó a las playas de Eea, Ulises dejó que sus marineros se adentraran en la isla para encontrar algo de comer. Pasó un rato y no volvían y pasó más rato y seguían sin volver. Al anochecer Ulises se empezó a preocupar y pensó que sus marineros habían tenido algún problema hasta que de pronto vio un cerdo que se acercaba corriendo al barco.

 

 

Al principio pensó en asar al cerdo y prepararlo para la cena, pero cuando observó fijamente al animal se dio cuenta de que se parecía a uno de sus marineros. Como Ulises ya estaba acostumbrado a encontrarse con seres mágicos, supo enseguida que allí había gato encerrado. Así que soltó al cerdo y dejó que le guiara. El cerdo llevó a Ulises por un cuesta hasta que se quedaron parados delante de un hermoso palacio.

 

Era el palacio de la maga Circe y estaba lleno de animales. En los jardines del palacio había más cerdos, pero también había perros, gatos, tortugas, jirafas, leones y algún cocodrilo. Menudo problema. Porque Ulises enseguida supo que era la maga Circe la que convertía en animales a todos sus huéspedes. Circe se asomó a la puerta y le invitó a entrar.

Ulises, bienvenido a mi palacio. Pasa un momento a descansar -dijo Circe

Ulises allí parado pensando que no podía cruzar esa puerta porque si no se convertiría en algún animal. 

- No voy a entrar. Ya sé lo que has hecho con mis marineros- dijo Ulises.

Circe se reía a carcajadas porque ver a los marineros convertidos en cerdos o en tortugas o en leones le parecía una broma genial. Pero a Ulises no le hacía tanta gracia y menos aún a sus marineros. 

- Lo siento, es que me siento muy sola y necesito compañía. Si entras y te quedas un rato conmigo a contarme historias de tus aventuras te devuelvo a tus marineros. 

Esa fue la propuesta de Circe y Ulises accedió. Entró al palacio de la maga y poco a poco los animales se fueron transformando en personas. Ahora le tocaba a Ulises cumplir su parte del trato, así que se puso a contarle a Circe mil aventuras. Pero la verdad es que no estuvo solo un rato, sino que se pasó sin darse cuenta todo un año en el palacio de la maga.

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