Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Misterios

La Peor Pesadilla

Vivía yo en una hermosa ciudad. De día se colmaba de gente que salía de paseo, o bien a hacer compras, o quizá a dar vueltas por ahí, con el fin de hacer algo de gimnasia. De tarde, la calma se notaba en la música del viento y las hojas de los árboles. Y quizá en algún llanto o risa de algún niño (o niña) que jugaba en la plaza que quedaba justo frente a mi casa.
La noche... la noche se iluminaba con luces de neón, de autos, de lugares públicos. Los ruidos eran los de toda gran ciudad: bocinas, música, altoparlantes, aviones, gritos.
A pesar de todo, del caos que de vez en cuando reinaba, la ciudad conservaba un orden envidiable por cualquiera de sus pares.
Y la gente... la gente era única. No conocí yo nunca gente más amable, más dedicada ni mejor persona que la gente de mi ciudad.
Yo salía para mi trabajo, a pasear, con mis amigos, o simplemente a recorrer mi ciudad... Y siempre mis vecinos, y todos, todos aquellos con quienes me cruzaba y conocía, me saludaban y me dedicaban su mejor sonrisa.

Un día, que recuerdo con amargura, salí de mi casa. Recuerdo también que era de día... sí, era de día. Una mañana soleada, pero no llena de trinos de alegres pájaros (como siempre) No. Era un día de lo más silencioso. Pero me adelanto...
Como decía, salí yo de mi casa para dar vueltas por ahí. Me crucé con mi vecina, amiga de toda la vida. La saludé, como siempre, y ella... no me devolvió el saludo. “Que raro”, pensé. Quizá no sería uno de sus mejores días. Y seguí camino.
Crucé la calle, y me sorprendió esta vez no cruzar a nadie... ni nada. No había autos, ni bicicletas, como todas las mañanas había. No había caras conocidas. Nada. Seguí camino. Cada vez más extrañada, y asustada, porque no sólo no veía a nadie, ni nada, sino que además todo estaba en un silencio sepulcral. Ni el viento soplaba. Y a pesar de eso... yo temblaba.
Luego de 10, o tal vez 15 minutos, regresé a mi casa. Tal vez allí lograra reconfortarme un poco, porque ese paseo no había logrado hacerlo.
Prendí la televisión, escuché música, leí un rato. Y ya era de tarde cuando se me ocurrió llamar a un amigo para compartir el momento y contarle mi extraña experiencia de ese día.
Sonó el teléfono dos o tres veces, hasta que escuché su voz al otro lado de la línea.
-¿Sí?-
-Hola, soy yo. ¿Por qué no te venís a casa un rato?
-¿Quién es?
-Yo, ¿no me reconocés?
-Perdón, pero no...

Ahí quebré en llanto. No podía hacer otra cosa. ¿Qué pasaba con todos? ¿Por qué no me conocían?
¿Y qué pasaba con TODO? Parecía que de pronto la vida en pleno de mi ciudad se hubiese frenado.
Desesperada, sin saber que hacer, corté el teléfono, me puse una campera y decidí salir a recorrer el barrio nuevamente, para esta vez tocar el timbre de la casa de todo aquel que conociera y tratar de entablar alguna conversación que me permitiera aclarar todo esto.

Volví a casa luego de dos horas: nada. No había logrado dar con nadie. Sólo encontré a dos vecinos que conocía, y ninguno dio señales de conocerme a mí. Después, en todos los otros hogares, no había nadie.
Entonces decidí recostarme para ver si al despertar esta pesadilla de ojos abiertos llegaba a su fin. No podía comprender que era lo que pasaba. Creía estar volviéndome loca.

Mi sueño fue largo. Cuando desperté, me di cuenta que nada de esto había terminado. Al contrario, lo peor aun no había pasado...

---- **** ----

He tratado de convencerme que todo esto no está ocurriendo, pero ya no puedo negarlo. Evidentemente es real.
No sé que hacer: no pensé en el suicidio, no tengo la fuerza ni el valor para llevarlo a cabo. Pero me aterra pensar cuánto voy a durar así: sola. Sola en todo el mundo. La vida sobre la tierra parece haber terminado. Estoy completamente sola.
Casas vacías, negocios vacíos, calles vacías... Canales de televisión inexistentes, radio sin transmisión... No hay aves, ni perros o gatos callejeros, ni ratas.
Mi querida ciudad, con su movimiento eterno, ahora está muerta. No hay niños en las plazas, no hay gente haciendo gimnasia. No hay nadie.
El viento parece haberse extinguido. Sólo queda aire, agua (por suerte) y sol.
Ya no sé que hacer, pienso que voy a volverme loca...
Me doy cuenta ahora que la soledad completa es la peor pesadilla del ser humano.

---- **** ----

Sólo deseo -fervientemente- que un día de estos (ya perdí la cuenta de los días) despierte y vuelva todo a la normalidad.
Datos del Cuento
  • Categoría: Misterios
  • Media: 5.52
  • Votos: 71
  • Envios: 2
  • Lecturas: 3933
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.140.242.165

4 comentarios. Página 1 de 1
Angel L. Blanco
invitado-Angel L. Blanco 30-05-2003 00:00:00

me guso much,o me recordo a una pelicula que vi hace un par de dias 28 days later.muy bueno de verdad.

Laura Camba
invitado-Laura Camba 14-05-2003 00:00:00

Ceci: Te felicito, es el primero de tus cuentos publicados que leo. Está bárbaro... Seguí así explotando tu creatividad.. Besos de tu prima. Lau

Celedonio de la Higuera
invitado-Celedonio de la Higuera 12-05-2003 00:00:00

Es una historia inquietante, muy bien llevada. Se lee con gusto y además es original. Te felicito.

Juan Andueza G
invitado-Juan Andueza G 10-05-2003 00:00:00

Escribes muy bien, felicitaciones. Más que un cuento, este parece un excelente guión cinematográfico. Y reflexiono : el mundo del misterio de la mente está muy poco explorado por la literatura común.

Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.633
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.508
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 53.552.815