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Categoría: Terror

INTERROGATORIO CELESTIAL

Comentario del autor: Motivado en un hecho real: Un misógino multimillonario que maltrataba física y psicologicamente su familia).


-¿Un monstruo señora? Imposible, como me voy a considerar un monstruo.
-Angelito Bello Bueno, Señora. ¿Mi esposa? -Marcelina Tobogán, ¿mi hija? Brenda, 19, mis hijos Henry de 17 y Carlos de 14; -Claro que si señora, se corresponde con la verdad, ¿o es que acaso puedo mentir aquí?. Si, yo le halaba los cabellos, a veces un par de bofetadas para ordenarle la comida que me apetecía al medio día cuando regresara. -Si señora, si la comida no me gustaba le asestaba un par de trompadas en las costillas, y le hacía comérsela toda, tanto la mía como la de los muchachos, si aún no habían regresado del colegio. -Si señor, a veces rechazaba comerla ella por si sola, pero yo la amarraba y le abría la boca con unos ganchos especiales y se la introducía a la fuerza. -O se la tragaba, o se ahogaba.¿ Porque tantas preguntas? No señor, no quería que se ahogara, porque que la necesitaba. Aun siendo una perra, la necesitaba. ¿Sádico?, -No señora, eso no es verdad, yo no buscaba ningún tipo de placer con el sufrimiento de ella, sólo cumplía con mi deber. -Si caballero, supongo que debo hablar la verdad. ¿O acaso puedo mentir aquí? Odiaba a mi mujer y a mis hijos pero los necesitaba. -Si señor, nadie maneja un negocio mejor que yo, mi primera empresa la instalé en una casita parecida a una letrina, y mis negocios se multiplican hoy por el mundo entero. -No señor, jamás he maltratado un obrero, un ayudante, un auxiliar, ellos son privilegiados, les pago mejor que todos, les retribuyo sus vacaciones, reparto justamente sus bonificaciones anuales, les regalo casas y automóviles a los de mayor rendimiento; a fin de año les ofrezco un banquete grandioso y en vez de un sueldo de regalía les doy tres, y con mis influencias en el gobierno, obtengo becas para que sus hijos estudien en el exterior. -También señor, en política soy un dirigente a nivel nacional, los aplausos a mis discursos son interminables porque ellos, mis seguidores, saben que cumplo con mis palabras y disfruto al máximo esos aplausos, me hacen sentir como un rey sin corona. -Eso es verdad señora, la Biblia lo dice que hay que castigar los niños para que crezcan rectos; en dos ocasiones le rompí el brazo izquierdo al mas grande, y en unas cinco ocasiones al mas pequeño, al que también le amputé el dedo meñique de la mano derecha con una cizalla porque tomó un jugo de la nevera que no le pertenecía. -Si señora también a mi hija Brenda. Una vez la encerré por dos semanas en su habitación previo haber sacado de allí la tele, el teléfono, el PC y todos los equipos con los que pudiera divertirse. En otra ocasión le desfiguré la cara con una navaja porque le había advertido no salir con un muchacho que no llenaba mis expectativas y lo hizo; Asimismo la obligué a desnudarse, pistola en manos, para que mis colegas del sindicato vieran lo hermosa que era ¿Crueldad? No señor, jamás lo he considerado y le reitero que nunca me he considerado una bestia. -También es verdad, caballero, he de suponer que aquí no debo mentir; lo hice por su bien; le despedacé el tobillo del pie izquierdo de un balazo a Henry para que tuviera un tiempo sin salir de la casa, ya que se estaba reuniendo con muchachos que podrían conducirlo a un mundo distinto al que yo aspiraba para él-. -Si señor, Esa aseveración suya respeto de la sirvienta responde a la verdad absoluta, y no solo de ella de todas las que mi mujer contrataba, la violación era su bautizo, entendía que era la mejor manera de conseguir la lealtad. -Por el ano señora, las obligaba a punta de pistola que tuvieran sexo anal conmigo para conseguir la lealtad; estas cosas la callan, nunca la dicen. Lo que no entiendo es que siempre se iban antes que transcurriera el primer mes, a veces hasta sin cobrar. -Si señora, o acaso puedo mentir aquí? Claro que lo disfrutaba, y mucho. Si caballero, yo siempre dormí tranquilo, no sé de qué cargo de conciencia usted me habla. De que resistían, claro que oponían resistencia pero para eso estaba mi pistola. -Por supuesto, Señor que la perra de mi esposa no sabia lo que yo le hacia a las trabajadoras, era lo único que le escondía a esa cochina-. -Si señor, pero esa vez fue sin querer, es decir ella se lo buscó, fue la primera vez que me enfrentó y la lancé por el balcón, salvándose milagrosamente con unas cuantas costillas y las dos piernas quebradas. ¿Porqué tantas preguntas señores? ella acudió a la justicia, a la Fiscalía y a todos los estamentos judiciales en mas de mil ocasiones pero a esa perra nadie le hacia caso; es decir, los funcionarios a quien pedía ayuda le hacían mas caso a las raciones que yo les enviaba desde mi escondite. -No señor, no tengo absolutamente nada de que arrepentirme; ni siquiera del niño de 6 meses que aniquilé cuando estando encinta le di mas de 10 trompadas en el estómago; no merecía nacer; demasiado problemas tenia yo con estos sinvergüenzas para echarme otro-. -Si señora, huyó en mas de cinco ocasiones, pero yo siempre la encontraba. Una vez me fue un poco difícil, tuve que contratar agentes extranjeros para localizarla, esta vez me salió un poco cara su huida, por eso los garrotazos a partir de esa ocasión fueron mas contundentes- -Y no es como usted dice Señor, supongo que aquí debo decir la verdad, ¿o no? no la necesitaba para golpearla, eso es una falacia; había algo en mi corazón que exigía su presencia en mi vida -¿Como que yo no tenia corazón? Les obsequiaba cuantas vanidades deseaban pero entendía y aún entiendo que hacía lo correcto, tenía que castigarlos para que fueran rectos como yo-. ¿Un monstruo? imposible, como me voy a considerar un monstruo, soy solo un hombre decente, Yo soy un líder de masa, mis obreros me admiran, mis seguidores políticos me veneran; mis amigos no hacen reuniones ni fiestas sin invitarme. --Si señora recuerdo perfectamente esa noche. Llegué borracho de una reunión, estaba muy alegre, pero mi hijo mayor me llamó la atención, por eso lo llevé al lavadero y lo obligué a comer mierda, también recuerdo que por haberme molestado no solté a mi hija, a quien tenia encadenada por dos días en el sofá de la sala principal, y también recuerdo que le di dos patadas a mi mujer para que me levantara a las 6:00 A.M. -No señora, no me considero una bestia, estoy conforme con ese proceder, el hombre en la casa soy yo, el que lleva la comida, las ropas, el que carga con todas las responsabilidades de la casa; y si me permite le expresaré algo más que recuerdo de esa noche; después que todo el mundo se durmió llegué al cuarto de servicio e hice que la sirvienta, a punta de pistola, me tranquilizara; luego me acosté; -Bueno Señor, cuando abrí los ojos; a excepción de la perra, estaban todos amenazantes alrededor de mi cama, Maria, la trabajadora, me apuntaba con una escopeta calibre 12 cargada tan cerca de mi que podía mirar al fondo del cañón, Brenda que no sé como pudo desencadenarse, amenazaba con una hacha afiladísima, mi hijo mayor apuntaba a mi corazón con mi propia pistola 9mm automática cargada, el menor no tenia arma, pero precisamente supe que no estaba soñando porque éste tenía los puños tan apretados que sus dedos manaban sangre y su mirada me proyectaba un desprecio aterrador. No caballero, se supone que aquí tengo que hablar la verdad, ¿o no? Pues no recuerdo mas nada. Absolutamente mas nada.
-¿Que no mas pregunta? ¿Entonces me puedo ir?


JOAN CASTILLO
17-03-2004.
Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
  • Media: 6.35
  • Votos: 77
  • Envios: 1
  • Lecturas: 3322
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