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Fruta fresca

Fruta fresca
Autor: José Luis García

(Se abren las cortinas. Estamos en un restaurante. Sólo una de sus mesas está ocupada por un cliente: es Leopoldo, que acaba de terminar de comer).
(Desde una puerta del fondo entra el Camarero y se acerca hasta Leopoldo).
CAMARERO.-
-¿Ha comido bien el señor?
LEO.-
En el restaurante de enfrente he comido mejor.
CAMARERO.-
No sabe cuánto le envidio. -¿Quiere algo de postre?
LEO.-
Una manzana fresca, no como el besugo de antes.
CAMARERO.-
No se preocupe, señor, le traeré una manzana y no un besugo.
(Sale).
LEO.-
Ahora entiendo porqué el otro restaurante está siempre lleno y éste vacío.
(Entra el Camarero. Trae un plato con una manzana, un cuchillo y un tenedor; lo deja todo en la mesa de Leopoldo).
CAMARERO.-
La manzana más fresca del universo.
(Sale).
LEO.-
(Mientras coge el cuchillo y el tenedor).
Ya veremos si es fresca.
(Intenta clavar el tenedor en la manzana, pero ésta abre una boca inmensa -para ser una manzana-, grita y sale corriendo del lugar con sus minúsculas piernas, que apenas soportan su manzanal cuerpo).
(Entra el Camarero y ve a Leopoldo inmóvil, con el tenedor y el cuchillo aferrados a sus manos).
CAMARERO.-
-¿Ha llamado el señor?
LEO.-
La manzana ha salido corriendo.
CAMARERO.-
-¿Perdón, señor?
LEO.-
Cuando iba a comérmela, la manzana ha gritado y se ha marchado.
CAMARERO.-
Ya le dije que era muy fresca. -¿Le traigo un café?
LEO.-
Quiero mi postre.
CAMARERO.-
Usted ha dicho que se ha ido.
LEO.-
-¡Quiero una pera!
CAMARERO.-
No hay problema. Traeré una pera, si eso es lo que usted espera.
(Sale).
(Leo se levanta de su silla y con mucho sigilo se acerca al lugar por el que marchó la manzana).
(Entra el Camarero, con un plato con una pera).
CAMARERO.-
-¿No estará usted pensando en marcharse sin pagar?
LEO.-
-¿Qué dice?, soy un hombre honesto.
CAMARERO.-
Eso dijo el Presidente, antes de engañar a todo el país.
(Deja el plato con la pera en la mesa).
CAMARERO.-
Aquí le dejo la pera, que le espera.
(Leo se acerca a su mesa y se sienta en su silla. El Camarero sale. Como ocurriera antes con la manzana, la pera abre una boca gloriosa, grita y sale a todo correr al verse amenazada por el tenedor y el cuchillo de Leo).

Entra el Camarero).
CAMARERO.-
-¿Ha vuelto a llamar el señor?
LEO.-
(Anonadado).
La pera se ha marchado.
CAMARERO.-
Ya lo dice el refrán: el que espera, desespera. -¿Un café?
LEO.-
-¿No me ha oído?, le he dicho que la pera se ha ido.
CAMARERO.-
Señor, seamos serios. Ni las manzanas ni las peras pueden moverse.
LEO.-
-¡Se han ido!, -¡yo las he visto!
CAMARERO.-
Dicen que el cliente siempre tiene razón. -¿Quiere otra fruta?
LEO.-
Traiga una banana, pero de las que no se escapan.
CAMARERO.-
Una banana cautiva. Está hecho.
(Sale).
(Leo se vuelve a levantar y se acerca hasta el lugar por el que han salido sus dos postres).
CAMARERO.-
(Que entra).
No lo intente, señor. Soy el más rápido del lugar.
LEO.-
No intento irme sin pagar, señor mío.
CAMARERO.-
No soy suyo. La que es suya es esta banana, a la que hemos atado una cuerda para que no se le escape.
LEO.-
(Que vuelve a su silla).
Una idea excelente.
(El Camarero deja el plato en la mesa y sale. Leo coge con una mano un extremo de la cuerda atada a la banana y con su otra mano agarra el cuchillo, con el que intenta cortar la fruta, pero ésta abre su boca, grita y sale corriendo, arrastrando consigo a Leo, aferrado a la cuerda y a un grito imponente).
(Entra el Camarero).
CAMARERO.-
-¡Lo sabía!, se ha marchado sin pagar. -¡Cocinero!
(Sale).
(Entran la Manzana, la Pera y la Banana y se sientan en una de las mesas).
PERA.-
Espero que aquí podamos comernos una buena tarta de cumpleaños.
MANZANA, PERA Y BANANA.-
-¡Camarero!
CAMARERO.-
(Que entra).
-¿Qué desean los seño…?
(Queda inmóvil, primero, y luego cae al suelo, incosciente).
MANZANA.-
-¿Y quién nos trae ahora la tarta?
PERA.-
Vámonos al de enfrente, dicen que se come mejor que aquí.
BANANA.-
Por eso está siempre lleno.
(Salen las tres frutas).
(El Camarero se incorpora ligeramente, hasta quedar sentado en el suelo).
CAMARERO.-
Todo esto es pura alucinación. Esa paellera oxidada que usa el cocinero no debe ser buena para la salud.
(Un Melón entra, lanzado por alguien desde la cocina, y se estrella contra la cabeza del Camarero).
CAMARERO.-
-¡Un melón como un camión!
(Cae al suelo y queda inmóvil).
MELÓN.-
(Feliz).
-¡Esperadme!
(Se dirige a la salida).
-¡Yo también quiero tarta!
(Sale).
(El Camarero alza su cabeza).
CAMARERO.-
Pues… -¡Feliz cumpleaños!
(Se desmaya).
(Se cierran cortinas).

FIN

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