Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Sin Clasificar

El oso

~~Cuando yo era niño–dijo el abuelo, mientras se
 acomodaba en la vieja butaca.

Al oír sus primeras palabras, sabíamos ya que nos
 iba a contar una historieta. Corrimos a donde él estaba,
 le rodeamos como de costumbre, y él continuó:

~~Cuando yo era niño vivía en una casita cerca
 de un monte. Cogía yo las últimas frutas del otoño y
 las primeras flores de la primavera. Sabía en donde
 tenían su nido los pájaros y su cueva los conejos de la
 vecindad; pero había en el monte un animal que me
 daba miedo. Este animal era un oso. Temiendo
 encontrarme con él, no me atrevía a andar por el monte.

Los osos son grandes, de color obscuro, están cubiertos
 de pelo largo, y tienen muy afilados los dientes.
 Suben a los árboles, valiéndose de sus garras corvas y
 fuertes. Suelen matar a otros  animales, sólo  con
 apretarlos entre las patas.

Un día salieron mis padres y me dejaron cuidando
 a mi hermanito. Me recomendaron que le tuviera
 siempre a la vista, y pusiese a calentar el agua
 para la cena.

Jugué con el chiquitín hasta cerca de anochecer.
 Puse entonces la caldera con agua al fuego, le arrimé
 bastante leña y me puse a cantar al lado de niñito,
 que se durmió al poco tiempo.

Le acosté en su cama pequeña, cogí el libro nuevo
 que me había regalado mi padre, y me puse a leer a
 la luz de fuego. Sentí al poco rato unas pisadas, miré
 hacia la puerta, y ví en el umbral un oso que entraba.

¿Qué podría yo hacer en tal apuro? No tenía
 escopeta ni palo de que valerme; no había personas
 cerca a quienes pedir socorro. Pensé de pronto en
 mi hermanito, al ver al oso que se dirigía hacia la
 cama. Cogí en un momento la caldera de agua hirviendo
 y entré resueltamente en el cuarto. Volvió
 la cabeza hacia mí y entonces le arrojé en la frente
 toda el agua de la caldera.

~~Oí un quejido, un grito de rabia, y ví salir en seguida
 el oso de entre la humareda, dando tumbos a
 un lado y a otro. El agua hirviendo le había cegado
 y andaba a tientas. Por último encontró la salida y
 desapareció. Busqué entonces una gran tranca, aseguré
 con ella la puerta, y caí al suelo sin sentido.

Cuando llegó mi padre me abrazó y me dijo:

–¡Eres un valiente! Salvaste la vida a tu hermano
 y defendiste la tuya. Te portaste como un héroe, y
 nos has librado de una gran desgracia.

A pesar del miedo que me inspiraba aquel feroz
 animal, hubiera querido entonces encontrarme con una
 docena de osos, por el gusto de oír a mi padre llamarme
«mi valiente hijo.»

Datos del Cuento
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 0
  • Votos: 0
  • Envios: 0
  • Lecturas: 410
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 18.220.160.216

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.633
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.508
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 53.552.815