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El apartamento número seis

Ya estaba cansado de ese horrible color amarillo de mis paredes, tanto así que me comuniqué con algunos pintores para que me hicieran un presupuesto. No obstante, como el costo de la mano de obra resultaba demasiado caro, decidí realizar el trabajo por mi cuenta.



Fui a uno de esos almacenes que se dedican a vender todas las cosas necesarias para el mantenimiento del hogar. Tú sabes: cortinas, baños, pintura, puertas etc. Total que compré unos cuantos galones de pintura, suficientes brochas al igual que rodillos y regresé a mi hogar para poner manos a la obra.



Con el propósito de proteger mis muebles, tapicé todo el sitio con papel periódico y me dispuse a comenzar esa tediosa labor. Como a las dos horas, ya había terminado de pintar toda la sala y parte del comedor. Decidí entonces que era buen momento para tomar un pequeño descanso y comer algo. Fui a la cocina y me preparé un sandwich con queso y jamón de pavo. Después de terminar mis viandas, me dio sueño y pensé:



– ¡Bah!, Puedo terminar esto mañana, pues al fin y al cabo hoy es viernes.



Me dirigí a mi alcoba y me tumbé en la cama. Por su parte, Matilde, mi gata se acurrucó en el piso al lado mío. Cerré los ojos y caí en un profundo sueño. Cuando de pronto se escuchó un alboroto tremendo en la sala. Bajé la vista y noté que Matilde no estaba, con lo que supuse que ella era la causante de aquel barullo. Justo al salir del dormitorio, pude observar cómo maullaba desesperadamente volteando hacia todos lados.



Súbitamente una figura humanoide comenzó a aparecer, aquel ente se hacía cada vez más luminoso y lo peor era que se aproximaba hacia mí.El miedo se apoderó de mí ser, quise correr pero las piernas jamás me respondieron.



Las apariciones continuaron así durante todo el fin de semana. Estaba completamente asustado, no quería salir de debajo de las cobijas, elterror y el pavor estaban presentes en todo momento. Hasta que el domingo por la noche, aquella figura tenebrosa por fin mostró su rostro. Era idéntico a Bartolomé, el vecino del apartamento número seis, el cual se encontraba junto al mío.Salí de mi casa y al golpear la puerta noté que ésta estaba abierta.



Desconozco la razón, pero entré sin pensarlo dos veces. Un fuerte olor me condujo al aposento de Bartolomé. Horrorizado, vi cómo unos pies se asomaban bajo la cama. El primer pensamiento que llegó a mi mente fue que aquel hombre ya estaba muerto. No obstante, cuál sería mi sorpresa al percatarme de que aún respiraba. Llamé desde mi celular a una ambulancia y pronto vinieron en su auxilio. No dejo de pensar que fue su alma la que se desprendió de su cuerpo para pedir ayuda.


Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
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