Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Sin Clasificar

El Juguete

Vió que dos niños estaban peleando, jaloneandose por un extraño objeto. No tendrían más de seís años, estaban tan sucios y se les veía tan hambrientos, que un dolor sobrecogió su corazón; sin embargo se dió cuenta que los chicos, sabian bien, que es lo que querían.
Estaba trabajando en su taller, y pensaba que si habia algo que no podia soportar, eso era: ver sufrir a un niño, por algo que lo pudiera hacer feliz. Dejó lo que hacía, y salió hacia ellos, los cogió de los hombros y les preguntó, el porqué de su pelea. Sorprendidos de aquella intervención, asustados respondieron que deseaban el juguete, para poder jugar. El hombre se asombró tanto al ver que un pedazo de madera, pudiera ser tan valioso para ese par de chicos; miró con atencion, y era un muñeco de madera. Pensó por un momento dividirlo entre dos, pero eso no era buena idea; Y ahora. Qué debo hacer?, pensó; de pronto algo en su cabeza se iluminó, y recordó que en su taller tenía un muñeco casi igual. Fue con los niños al taller y les dió a cada uno, juguete de madera; apenas los cogieron, volaron muy felicez a jugar. El hombre se quedó muy contento con su acción y, comenzó a pensar que si algo lo hacía feliz, eso era ver el rostro de un niño sonreir.
Volvió a su taller y siguió laborando, habia cosas por terminar; vió la lista por entregar y en verdad eran muchas. Mientras trabajaba, martillando, serruchando, esmerilando; recordaba los rostros de los chicos, cada uno con su juguete; sonrió de satisfacción, y siguió con su labor. Ya era muy tarde y los trabajos, casi estaban terminados. De tan concentrado que estaba se olvidaba casi siempre de comer; el estomago le comenzo a revolver. Que caray…No tengo quién me cocine, ni mujer, ni hijos, ni nadie que me acompañe. No todos realizamos nuestros sueños. Me contento con mi trabajo y si es posible: Ayudo a los demas…, se decía a sí mismo, con un aire de nostalgia. Después de comer un mendrugo de pan, un trozo de quezo, y tomar un poco de vino; se tiró en su catre que estaba detrás de su taller, y antes de quedar dormido, recordó la sonrisa de los niños. Cada uno con su juguete...contentos. Sonrio. Satisfecho, y se durmio.
El sonido de los gallos no lo despertaron, la pesades de un mal sueño lo aplastaron en su catre; de pronto sintió que alguien lo estaba observando. Levantó su cara y, para su sorpresa; por la ventana del taller, había como una docena de chicos haraposos; que con los ojos tan abiertos como un buho, curiosamente lo miraban. ¡Se desperto!, dijeron los chiquillos. El hombre pesadamente se comenzó a levantar, se lavó la cara, cambió sus ropas, y cuando se disponía a tomar su desayuno, se dió cuenta de que aún lo estaban observando; Que es lo quieren muchachitos; les dijo. Ellos siguieron en silencio; el hombre se paró y los chicos, como si fueran palomitas salieron despavoridos, el carpintero se rió y se dispuso a trabajar, aunque casi todo estaba terminado. Mientras acababa se dió cuenta, de que los chicos de nuevo lo miraban; esta vez no quizo preguntar, pues sabía que si lo hacía los volvería asustar. Mira!… Como agarra el cincel…; dijo uno de los niños; el carpintero no decía nada, solo sonreía; algo en su interior disfrutaba de aquella inocente compañía; Tienen hambre?…, les dijo sin mirarlos; No..no..no…, se escuchó varias vocesillas; Que desean de mi?…,se hizo un silencio, y de una timida vocecilla se escucho: Ayer nos regalaste un juguete de madera, y mis amigos quieren tener también su propio juguete…; Ah era eso! Y…Cuantos son sus amigos?; Siete…, respondieron todos los niños juntos; Ok vengan más tarde que tendrán sus juguetes…; los niños gritaron de alegría y se fueron corriendo, dejando una estela de polvorienta en la ventana del carpintero.
Y así fue como empezó la historia del juguetero, cada dia llegaban chicos de diferentes lugares, para que les regalen su juguete; pero, no todos eran pobres, habían algunos que podían comprar sus juguetes, y así, sin querer queriendo el taller de carpintero se volvió en un taller de juguetes.
El hombre hacia los encargos, satisfecho de lo que hacía; llegando a tener la fama del amigo de los niños. Nadie sabía su nombre solo lo llamaban “El Amigo”. Cuando salía por las calles, y llegaba a la plaza; una ruma de andrajosos chiquillos lo miraban llegar, y alegremente le gritaban: ¡El Amigo! Si! ¡el amigo!. ¡Allí esta el Amigo!, Todos lo rodeaban, algunos lo abrazaban y se colgaban de su cuello. El carpintero muy contento les respondia: Ya, ya, ya,… Que caray…Chicos que es lo que quieren…; Amigo! Amigo!…ye! ye!… Danos una vuelta en tu carreta, si, si, si!, le gritaban entusiasmados a la cara del carpintero; Ok, caray , pero una vuelta, que tengo mucho que hacer…. ;Y asi el amigo de los niños los paseaba a los chiquillos por toda la plazuela, con total satisfacción; tanto para él, como para ellos. Los dejaba cerca de sus casas y, ellos se despedian con la mismas palabras: Chao Amigo! Chao Amigo!…
Su taller, si bien tenía trabajo, el precio que cobraba no era muy rentable. Nunca fue un buen administrador; sentía que la sonrisa de cada niño era suficiente premio; y si alguna vez no podía satisfacer ha alguno; se esmeraba al máximo, hasta ver que el rostro de aquel chico, mostrara su total satisfacción.
La fama de “El Amigo”, llegó hasta los oidos de la gente importante del pueblo, muchos lo consideraba inofensivo y quizás, un poco tonto. El alcalde de la zona escuchó la historia del carpintero ; él era un buen hombre, servicial alcalde, todo un caballero; pero en su rostro reflejaba la sombra de un inmenso pesar. Llamó a uno de sus delegados y le pidió, la dirección de la casa de aquel personaje. Despues de terminada su labor, tomó su carruaje, y al chofer le pidió que lo lleve a la casa del carpintero; estaba por darle la dirección, cuando su chofer le dijo: No se preocupe señor Alcalde…Quién no conoce el taller del amigo de los niños; Bueno, que bien…Entonces lléveme por favor!, le dijo a su chofer, con un tono nervioso; Algún problema señor Alcalde?; ¡Nada que sea de su interés!… Por favor no me haga preguntas…; Disculpeme señor Alcalde... .Llegaron al taller y le pidió al chofer, que esperara. Tocó la puerta, y la voz de un hombre le respondió: Pase por favor, que la puerta está abierta; entró y vió a un hombre fornido y sudoroso, metido en medio de tablones y troncos, que trataba de sacar, seguramente para alguna labor que hacer; Ya! Esta está perfecta!…Ahhh… Madera sin venas, hermosa, justo para darle el mejor de los usos…Perdón señor…Si? En qué lo puedo servir…señor?; Soy el alcalde y he venido a su taller para ver si puedo encontrar ayuda…; Lo escucho señor Alcalde para que soy bueno?; Verá usted, yo…tengo un hijo…y es mi unico hijo, y esta muy enfermo, el doctor le ha dicho que es una enfermedad incurable, y que maximo en unos dias mi hijo…se pue…; el alcalde rompió en hondo llanto y el carpintero se acercó y trató de consolarlo; Sientese alcalde, en verdad es triste lo que dice, pero no se porqué usted está aquí?, yó no soy doctor…; el alcalde levantó su cara y con lágrimas en los ojos le dijo: Ya lo sé, pero usted tiene un corazón de oro, y por eso los niños lo llaman su amigo. Si pudiera ver sonreir a mi hijo… Yó…le agradecería el restó de mi vida; es tán pequeño, de tan solo seis años, mi esposa murió cuando el nació, y yó no podría soportar otro dolor… Creo y siento que usted puede hacer por el mucho más que el doctor…; el carpintero sintió el dolor de aquel hombre y le dijo que al dia siguiente iría a visitarle.
En la mañana estaba muy temprano en la puerta de la lujosa casa del alcalde; tocó y un elegante portero lo recibió. Dijo que era el carpintero y el alcalde le había pedido venir, para ver a su hijo. Pasó, y el alcalde cuando se enteró que había llegado, salió de su oficina y le fue a buscar. Subierón al cuarto del niño, y entraron. Estaba en medio de: las blancas mantas, la oscuridad del cuarto y la compañía de una monja; se acerco y le dijo: Hola, como estas…; el niño estaba palido y con un rostro serio y apagado. Que te gustaría que te traiga?; el niño no respondió; Te gustaría un juguete de madera?; el niño movió la cabezita hacia adelante, como si fuera lo único que deseaba. El carpintero salió rápidamente de la casa y supo en su corazón, lo que al niño le faltaba.
Llegó al taller, y durante toda la noche trabajó y, trabajó; pero una vez terminada su obra, sentía en su alma que al juguete, algo más le faltaba. A mitad de la noche, se paró, y sin saber qué hacer, se dispuso a descansar. Una fuerza interior lo hizo caminar hacia la puerta del taller; y vió en el borde de la ventana una macetita de barro, se acercó y vio que dentro había una plantita que, se estaba secando; se moría de cansancio, cogió la macetita y la regó cariñosamente con un poco de agua. Luego la dejó en la ventana, para que el Sol le diera su calor. Por alguna extraña razon el cansancio, se esfumó; sintió muchas ganas de seguir trabajando, y asi lo hizo…Caminó y despues de pensar en lo que debia de hacer, lo realizó; tenia que hacer un muñeco de verdad.
Pasaron las horas, los dias, y las noches; y el carpintero no salió del taller. Hasta que un día el alcalde preocupado mandó a su delegado; tocaron la puerta y nadie contestó. Preocupados, y asustados, los chicos y vecinos, se aglomeraron en la puerta de la casa del amigo de los niños; la forzaron y entraron.. Todos soprendidos… empezarón a llorar con total desolación, pues lo encontraron tirado por el suelo, abrigando un paquete en sus brazos. El Amigo…había muerto. El delegado cogió el paquete, y con la mala noticia, se lo entregó al Alcalde. Lo abrió, y vió que había una nota, que decia: EL JUGUETE; el alcalde sintió que aquello era para su enfermo hijo; tomó su carruaje y se fue de inmediato a su casa; llegó y le dio el paquete a su hijo; y cuando lo abrió… El silenció de la casa fue testigo de la mas hermosa risa de un niño. Su rostro comenzó a cambiar, y el dia a brillar. Abrieron las ventanas y el Sol beso el rostro del niño, que abrazaba con gran amor aquel juguete. El alcalde no podía creer aquel milagro, cogió por un momento el juguete, y cuando lo miró…las lágrimas brotaron de su alma. Aquel juguete…era… El Amiguo…
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 675
  • Fecha: 25-11-2002
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.95
  • Votos: 55
  • Envios: 0
  • Lecturas: 5773
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 18.222.69.152

2 comentarios. Página 1 de 1
maria eugenia
invitado-maria eugenia 29-12-2002 00:00:00

HERMOSO CUENTO JOE.. TE FELICITO..CONTINUA ESCRIBIENDO MI BUEN AMIGO..UN ABRAZO MUY GRANDE DE LA CHILENITA TRISTE DE LA COSTA....... CHAUUUUUUUUUU...

Evalina
invitado-Evalina 14-12-2002 00:00:00

Amigo, Joe...He leido algunos de tus cuentos y me han gustado por lo bien relatado que están... Te felicito y sigue escribiendo, sé que son super buenos... Felicidades, amigo... Desde California, un beso... Evalina

Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.633
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.508
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 53.552.815