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EL DIA GRIS

EL DIA GRIS
Las espaldas.
Las espaldas tenìan jorobas escarlatas que reventaban en chispazos de ñandùes, espantados por
el ruido de nustro jeep.
Corrìan, corrìan en un desorden por lo cual perdìan mis ojos el enloquecido ritmo de sus patas
Una vez lejos de sus espasmòdicos aleteos y de no
más absurdas corridas en cìrculos, van formando una espesa nube de polvo que terminò separàndome de èstos.
Estàbamos llegando a las desnudas pampas solitarias (hojas de yuyos, tierra y arena). Despuès de varias horas de viaje, llegamos a la aguada pegada con el anochecer, luego de elegir el lugar màs apropiado para nuestro campamento dentro del monte, prendimos un fuego y nos fuimos a dormir. Acompañados por los más variados sonidos de insectos. bichos y alimañas dueños absolutos del ambiente. Nos despertamos. Eran las seis de la mañana, el dìa se presentaba limpio, lo cual no tardamos en gastarlo con los preparativos de la caserìa nocturna, que ofrecìa perpectìvas muy interesantes. Pasamos revista a todas las armas y mientras limpiaba la mìa , recordaba lo que alrededor de la orilla barrosa
de la aguada: las huellas dejadas por varios jabalìes. Estos habìan estado revolcàndose, jugueteando con el fresco barro, pero lo que màs me interesaban eran las huellas de uno de ellos,
un poco màs lejos de los demàs casi al lado de unas viejas huellas de ciervo.Este padrillo orientadome por las huellas, me daba el aviso de encontrarme ante un magnifico trofeo.
Llegada la noche nos fuimos ubicando estratègicamente con la supervisiòn del hàbil baqueano de la zona, que astutamente nos dividiò en tres lugares en forma de abanico. Por medio de señas nos dimos las ultimas instrucciones, hasta que la obscuridad reinante nos obligò a quedarnos en silencio. ....Asì en silencio, fueron pasando las horas...... Alrededor de las tres de la mañana , vino a visitarnos una silenciosa pareja de zorros grises, que venìan corriendo a tomar agua y al llegar a veinte pasos de la aguada...se paraban...Se paraban de golpe para quedar miràndonos (permanecieron varios segundos). Màs tarde , luego de saciar su sed, se iban con la misma prisa con que habìan venido. Luego siguiò el silencio, por varias horas, donde ponìamos a desarrollar nuestra paciencia. De pronto, a lo lejos se empezaron a oìr los ruidos caracterìsticos de la hierba pisada, los jabalìes se hacìan oìr.
Eran cuatro o cinco que se acercaban en desorden y que de vez en cuando se paraban para olfatear el aire y luego seguir. Una vez en la aguada, despuès de saciar su sed, se quedaban sentados o tirados còmodamente en el suelo. En ese momento oimos un ruido màs fuerte, como un pesado cuerpo que avanza ràpidamente. Para mi gran alegrìa, era el poderoso y fuerte con dos colmillas blancos...
¡ El padrillo ! dueño absoluto de la aguada, se hizo ver...sonaron dos disparos....Mis compañeros habìan tirado. El padrillo estaba herido, y en su huida dejaba un rastro de sangre..
Con furia venìa hacia mì.
Treinta pasos... veinte....quince
Me puse de pie e instintivamente apuntè...Hice fuego...Tres veces seguida...Y tres veces temblo su maza obscura....
La bestia tropezò de golpe y en descolorido pataleo acompañados de gritos de niños...Rajò al suelo.
Mientras yo gritaba como un loco:
¡ Ya lo tengo ! Ya lo tengo

jorge atilio parodi seudonimo unomas - Cuento "EL DIA GRIS"del libro "DOS PASOS DETARS DEL MURO" 5 Edicion Año 2000 Ediciones Agon
Datos del Cuento
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