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Categoría: Terror

Dos segundos

Nadie entendió realmente lo que pasó, sencillamente frente a todos sus compañeros de trabajo, Felipe caminó hacia la ventana la abrió y se lanzó desde el sexto piso. No fue un espectáculo muy agradable, el golpe contra el suelo le provocó a Felipe una contorsión digna de escultura de algún artista con vestigios de psicópata. No, no fue agradable, y tampoco fue agradable todo el suplicio que Felipe tuvo que soportar para que tomara semejante decisión. Tirarse por la ventana no es algo que tu medites, algo que planeas como ir al cine o ir a visitar a tu prima la ninfómana. Tampoco es algo que hagas sólo porque te dan ganas, como ir al baño o masturbarte, no te levantas de tu cama pensando "hoy tengo ganas de lanzarme por una ventana", de ninguna manera, lanzarte por una ventana es algo que sencillamente pasa, como una persona que es arrollada por un bus, o alguien que se desnuca duchàndose, es algo que te encuentra a ti y no al contrario. Cuando Felipe caminó hacia la ventana no tenía en la mente nada, simplemente lo hizo, no recordaba la muerte de su vecina. De hecho ni siquiera recordaba el sonido fuerte de la bala que mató a su hermana, ni el sonido hueco del cráneo del Padre Mosquera cuando su cabeza se estrelló contra la pared y estalló, como estalla un huevo que se nos cae de las manos. Tampoco recordaba - y esto era increíble - aquella voz que lo atormentò. Al principio se identificó como "Aquiles" y Aquiles era simple y llanamente un hijo de puta imposible de ignorar. Aquiles era la piedra en el zapato de Felipe, Aquiles era sinónimo de sufrimiento, de todo el sufrimiento que Aquiles había soportado por varios años. Cuando Felipe caminó hacia la ventana todo el pasado se borró, incluso se borró el exorcismo de la noche anterior, cuando Aquiles en un momento de debilidad por fin rebeló su verdadero nombre - Kutull, mi nombre es Kutull - dijo Aquiles a través de Felipe - y a todos ustedes, manada de cerdos, los veré en el infierno. Ese fue el inicio del caos, después de eso murió el padre Mosquera, su hermana y s vecina. Felipe nunca quiso que ellas estuvieran presentes durante el exorcismo pero "Aquiles" le obligó a rogarles que se quedaran. Típico de Aquiles, era la clase de cochinadas que solía hacer, como el día que lo obligó a cagarse en un bus. Felipe no pudo evitarlo, sencillamente bajó sus pantalones y ante la mirada atónita de los pasajeros y a pesar de los gritos del conductor, dejó que la mierda saliera y se posara tranquilamente en uno de los asientos. Estuvo dos días en prisión por esa gracia, dos días en los que Aquiles no paraba de reír, aunque sólo Felipe podía escucharlo, y por lo tanto Felipe fue el único que no pudo dormir, pasó los dos días sentado en la cama mirando los barrotes con una expresión burlona que inquietaba, (por no decir aterrorizaba), a los guardias.

Felipe miraba la ventana sabiendo que era la respuesta, la solución, el fin. Acabaría con todo ese circo de sangre. Ni siquiera pensaba en que después del exorcismo fallido, se quedó dormido en medio de los cadáveres, mientras Aquiles le cantaba una canción de cuna. Al día siguiente se levantó y fue a su trabajo como siempre, subió al sexto piso, entro a la sala de juntas, saludó a todos, se sentó a escuchar al gerente decir toda su retahíla de números y palabras vacías y a los cinco minutos se levantó... nadie intentó detenerlo, tal vez porque nadie se imaginó lo que iba a hacer, tal vez porque nadie se atrevió a acercàrsele al ver que sus ojos parecían dos bolas negras, como dos galletas de chocolate en un helado de vainilla, dos bolas negras desprovistas de vida y absolutamente escalofriantes. Felipe cayó con una sonrisa en sus labios, convencido de que todo terminaría. Fueron los dos segundos más felices de su vida.
Datos del Cuento
  • Autor: Alev
  • Código: 8994
  • Fecha: 15-05-2004
  • Categoría: Terror
  • Media: 6.55
  • Votos: 80
  • Envios: 3
  • Lecturas: 2471
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Mónica
invitado-Mónica 25-06-2004 00:00:00

Un amigo que es fiel lector de esta página me recomendó tus cuentos Alev y la verdad es que no se equivocó, son muy buenos, me gustaron especialmente "Feliz Cumpleaños" las dos partes y "No mires atrás", son una buena muestra de como darle todos los elementos al lector para que él mismo genere sus propias conclusiones y eso los hace especialmente escalofriantes. Felicidades y sigue escribiendo.

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