Has tocado un tema que me parece que ha dado mucho que hablar en la literatura y en la espiritualidad: el silencio de Dios. Ese silencio tan inquientante y tan desconcertante. Pero es la experiencia que Jesús mismo tuvo en la cruz y que tantos hombres santos han vivido. Por eso te agradezco este relato. Que el mismo Dios te vaya dando a su manera la respuesta a esa pregunta. Saludos.

Naty: Yo me hago esa misma pregunta desde hace unos tres años ya. Agonizo cada día con esa pregunta. ¿Dónde está mi Leandro? Si hubiera un servicio de inteligencia que me proporcionara las coordenadas de localización iría a buscarlo. Pero no hay coordenadas... el cielo es infinito. Solo me toca llorarlo todos los malditos días. Sentir la impotencia que muchos otros padres sienten. Por eso me alegro cuando alguien rescata de la muerte a los hijos... aunque sean de otros. Joaquín

Esto es todo un reto para tí, descubres tu alma y nos muestras que es bella. Sabes, todos tenemos heridas, seres que faltan, y todos los lloramos, eso nos hace más persona. Miramos y miraremos al cielo y siempre habrá alguien reflejado en una nube. El cariño, el amor, es eterno, y aunque no esten aquí, sí te paras sentirás como te siguen abrazando, como escuchas sus risas lejanas. No llores, seguro que él esta cerca, y no querrás hacerle sufrir con tu llanto. Besos Naty, cuidate mucho.