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una fuerte tentación

una fuerte tentación
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Era el aniversario de boda de mi mejor amigo y quería hacerle un buen regalo. Entré en una tienda de antigüedades llena de pequeñas estatuillas de plata y de bronce. Hablé con el vendedor y le expliqué que era lo que más o menos tenía pensado regalarle a mi amigo, mientras estaba hablándole, me llamó la atención una estatuilla de bronce de una brujita. Llevaba puesto un vestido con muchísimos volantes, un gorro con cascabeles distribuidos por el redondel en donde estaba colocado el cucurucho y en cada una de sus manos sujetaba un objeto distinto, en la mano derecha sostenía una bola y en la izquierda una especie de pergamino enrollado. Dirigiéndome hacia esta figurilla, le pregunté al vendedor por su precio:
-¡Vaya!-me contestó él- veo que has decidido comprar la brujita del amor, ese es el nombre que recibe ¿Sabes su leyenda?
Negué con la cabeza y le rogué que me la explicara.
- Esta estatuilla garantiza la fidelidad de las parejas, la leyenda cuenta que muchas mujeres la usaban para poner a prueba la lealtad de sus maridos hacia ellas, según los rumores cobra vida por las noches y trata de conquistar a los esposos, si pasadas tres noches, ni una más, el esposo cae en sus redes, a la mañana del cuarto día, la bola que tiene en su mano derecha será de color rojo, y si por el contrario el marido le ha sido fiel, la bola será de color verde.
- Es interesante- contesté yo- sí, me la quedo, seguro que a mi amigo le gustara tanto como a mí.
El vendedor me la envolvió en papel de regalo, le pagué y me marché contento con mi compra, en cuanto salí de la tienda, nada más atravesar el umbral de la puerta, sentí un calor en la mano con la que sujetaba la bolsa en la que llevaba el regalo y creí oír una vocecita diciéndome: “úsame, te puedo ser muy útil.”
En cuanto tuve un rato libre me pasé por casa de mis amigos, y le entregué el regalo, explicándole la misma historia que me había contado el vendedor a mí. Él me agradeció el obsequio y la colocó en el estante de su dormitorio. Nos despedimos y me marché sin saber nada de lo que iba a pasar a continuación, de lo que contare a partir de este momento no fui testigo directo, puesto que no estuve en el lugar de los hechos, pero sé lo que ocurrió con todo detalle por boca de mi amigo. Es posible que no me crea nadie, hasta yo mismo dudo algunas veces de la palabra de mi amigo, pero me lo contó paso por paso y con tanta seguridad que no me queda otro remedio que darle un poquitín de realidad a su historia.
La leyenda resultó ser cierta, y la brujita del amor cobro vida por las noches, durante tres noches exactas intento encandilar a mi amigo con melodiosos cantos y con invitaciones a paraísos desiertos en donde solo estarían ellos dos. La bola de su mano derecha se hacía más grande y se soltaba de ésta, en su interior ella producía paisajes asombrosos, grandes cascadas, ciudades con edificios de oro, palacios con treinta jardines, ciudades bajo el mar, fuera y dentro de gigantes conchas, islas interminables en donde un anciano mago hacía todos los deseos realidad. Una vez estaba confeccionado uno de estos mundos en la esfera, ella soltaba de la otra mano el pergamino, lo ponía a la altura de ésta y lo desenrollaba de manera que sirviera de camino hacia los lugares que ella inventaba.
Y la verdad es que mi amigo a la tercera noche estuvo a punto de caer en sus redes, al vendedor se le olvido de contarme, quizás porque no lo supiese que la brujita encerraba en la bola a todos los maridos infieles y mi amigo así lo pudo comprobar, cuando a la última noche estuvo a punto de quedarse sin mano. Su mujer pronunció su nombre en sueños, él al escucharla quiso retroceder pero la atracción hacia ese mundo envuelto en cristal era tan grande, que su brazo seguía el camino de su mano hacia su interior en contra de su voluntad y él chilló desesperado, su mujer se despertó por los gritos y estirándole con mucha fuerza logró traerle de nuevo a su mundo.
Después los dos se abrazaron y se dieron un apasionado y largo beso, alguien lloriqueo a sus espaldas y cuando se volvieron a girar, todo había vuelto a la normalidad y tal como había dicho el vendedor, la bola de la brujita del amor se había vuelto de color verde.
Datos del Cuento
  • Categoría: Mitológicos
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