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las tres rosas

Entre sus dedos sostenía tres rosas, una amarilla, otra blanca y la última roja. Sus manos temblaban, estaban pálidas, frías. Una gota roja cayó del cielo, que comenzó a oscurecerse. Las estrellas subían a las alturas, la luna se reflejaba en los ríos, el negro de la noche estaba poderoso y él, con sus tres rosas en la mano, comenzó a caminar entre los senderos estrechos que lo conducían al cementerio.

Caminó durante mucho tiempo, sus pasos eran cortos.
Las ramas de los árboles lo acariciaban, entre más se adentraba al bosque, la noche iba oscureciendo. Tarareaba para acompañarse a sí mismo en la soledad. El silencio era matador, no había un solo animal, nada.

Una reja oxidada, un candado abierto, un sendero de piedras, agua. Ya se encontraba ahí. El lugar estaba desolado, la maleza cubría las lápidas, el moho se encontraba entre cada losa del pavimento.
Al llegar al ángel de piedra con cabeza gacha, se arrodilló, colocó las tres rosas en el suelo y cerró los ojos. La luz de la luna cubría su cara, sus párpados.
Dos o tres pájaros negros se posaron en los hombros de la escultura, una lagartija caminó por los pies de ésta, pero, sin embargo, el hombre seguía con los ojos cerrados.
El viento despeinó su cabello. Él levantó los brazos y abrió las manos, los pájaros volaron hasta estas, el ángel de piedra abrió los ojos.

El claro de luna aún pegaba en la cara del hombre, que comenzó a recitar estas palabras: “El Sol se esconderá tras las manos de la noche, que envolverá la tierra. La luna brillará, tú abrirás los ojos y mirarás solamente la oscuridad que te rodea, el cielo será tu acompañante y te hablará tras el viento” Su piel era blanca, tersa, sus ojos se movían bajo los párpados, su boca se cerró para siempre. El ángel se levantó, acarició la cara endurecida del hombre mientras sonreía.
Se elevó en el aire, abrió sus alas, los pájaros negros revoloteaban a su alrededor. Y solamente le dijo adiós. Aquel hombre, de las tres rosas, era de piedra, su cara estaba inmóvil y sólo podría esperar la llegada de otro para liberarse de sí mismo.
Datos del Cuento
  • Autor: Camila
  • Código: 17338
  • Fecha: 10-09-2006
  • Categoría: Mitológicos
  • Media: 5.31
  • Votos: 217
  • Envios: 8
  • Lecturas: 3305
  • Valoración:
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