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Categoría: Sueños

guia espiritual

04 Diciembre 2002

Hice contacto con mi guía. Estaba en mi lugar de descanso. Invoqué los poderes de los cuatro elementos, fuego, tierra, aire y agua. Les pedí que me hicieran sentir amor. Abracé un árbol que estaba ahí cerca. Primer elemento FUEGO que todo lo transforma, envuélveme con tus llamas y tu calor, hazme sentir amor. Lentamente me metí a una fogata y deje que las llamas me envolvieran. Después de un rato me salí. Me acosté en la tierra y dije: segundo elemento TIERRA que tu energía penetre mi ser. Un rayo de luz blanca brillante salió de la tierra, atravesó mi pecho y me envolvió la luz blanca. Después de un rato me levanté. Miré las hojas del árbol que estaban en movimiento y dije: tercer elemento AIRE que con tu paso limpias las impurezas que no veo llévate el odio hazme sentir amor. El aire comenzó a soplar con más fuerza, me levantó hasta la copa del árbol. Después de un rato descendí. Miré frente a mí un lago y me dirigí al centro y me acosté en el fondo. Por debajo del agua dije: cuarto elemento AGUA purificador, purifica mi alma y hazme sentir amor. Después de un rato salí del lago y me dirigí al árbol. Invoqué a la Diosa Venus. La vi descender del cielo. Se veía hermosa. Le pedí que me bendijera con su amor. Me besó la frente. Después abracé el árbol con mucha fuerza, sintiendo su energía. Cerré los ojos. Después de un rato los abrí. Había ante mi un gran bosque, fue cuando comprendí que tenía que ir en busca de mí guía. Comencé a caminar por el bosque, sintiendo mucha paz y mucho amor lo atravesé sin problemas. Al llegar al final vi una casa. Estaba algo descuidada, los vidrios de las ventanas quebrados, el techo desgastado al igual que las paredes. Me quedé viendo un rato. Los que más me llamó la atención fue la puerta principal. Estaba muy bien cuidada, parecía nueva. Entré desesperado de que no hubiera nadie. Al abrir la puerta una gran fogata apreció ante mi. Se iluminó el interior y pude ver que estaba adornado con buen gusto. Sentí mucha energía, tanto que los pelos se me pusieron de punta. Apareció una persona con un traje de franciscano, como un monje. Avanzó lentamente. Levantó su mano derecha un poco, como invitándome a tomar asiento. Al voltear, buscando un asiento, apareció una mesa y dos sillas. Se sentó él primero, después yo, frente a él. Me presenté y le agradecí que estuviera ahí. Levantó su mano izquierda y me hizo una señal de que guardara silencio. Sacó un libro por debajo de la mesa y me dijo: este libro es tuyo, léelo. Guárdalo en tu lugar de descanso. Tomé el libro y lo abracé. Después de un rato seguí diciéndole todo lo que sentía. Él me escuchaba atentamente. Al final le agradecí que me escuchara y le pedí que me diera un abrazo, a lo cual él accedió. Una luz blanca nos envolvió y sentí mucha tranquilidad. Él me dijo que lo visitara más seguido, que esa casa estaba muy descuidada y muy vieja. Sentí que tenía que visitarlo más seguido. Él se desvaneció. Avancé unos pasos hacia el fuego y de repente aparecí en mi lugar de descanso. Sentía mucha curiosidad por saber que había en el libro, vi la primera pagina. Había letras que no entendía. No las visualizaba bien, así que lo cerré y pensé que aun no era tiempo de leerlo. Después de un rato, tomé conciencia de mi cuerpo y me desperté.
Datos del Cuento
  • Autor: pocoloco
  • Código: 5864
  • Fecha: 16-12-2003
  • Categoría: Sueños
  • Media: 5.42
  • Votos: 52
  • Envios: 1
  • Lecturas: 2286
  • Valoración:
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