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Categoría: Hechos Reales

el vino felicidad para el pobre

Cuando la lluvia golpeaba los tejados de las casuchas de cartón que crecen como callampas al costado de la vía del ferrocarril en la comuna de Maipu,ferrocarril que a costado tantas vidas en los cruces que en ellos hay ,también genera vida en sus orillas, como decía cuando caía la lluvia sonaba como piedras sobre metal ,pero a la ves era acogedor sentirse protegido del agua y tapado con algunas frazadas viejas y ropa eso era lo que sentía Marta el personaje de esta historia ,mientras sentía colarse el viento a través del nylon y los cartones que eran el muro que impedían estar a la intemperie, en esos momentos ella era feliz con el calor de la ropa,adentro estaba mas caliente que afuera pensaba,y mas encima el Juan llego con tres litros de vino y ahora el mosto producía en ella esa euforia de sentirse calíente y tomandose un copete en la mañana,ademas el Juan era calíentito así que mas segura se sentía.Marta mujer joven de apenas veinte años golpeada por la vida,como casi todos los pobres de este país sobre todo esos que la pobreza llena de odios con los que mas tienen,es mas algunos en el Sur ni siquiera conocen de Satélites y tecnología,donde duermen cinco en una cama y se generan vicios y violaciones entre familiares,Marta arrancando de un tio que abuso de ella llego a Santiago se vino por la linea del tren del Sur,pronto se encontró con otras personas que caminaban como ella para la Capital no se dio ni cuenta como entro a esa vida de vagabundo y pesares,al final conoció al Juan hombre Sureño que al igual que ella puso su esperanza en la capital y termino al final como ella,se conocieron en la estación central,pero al correrlos de la calle Bórjas se fueron por la linea que va a Maípu,ella todavía conserva su juventud en su rostro pero un rostro avejentado ,el trago cambia las facciones y envejece a las personas como ella,ese era un día mas pensó la lluvia impedía salir a recoger catones y tarros de bebidas y no tenían ná pá comer,eso como que la saco un poco de la euforia que sentía al estar caliente protegida por esos catones y latas de zíng que eran su ruco,
ni el trago evito que sintiera un nudo en el estomago tenia varios días sin comer,el Juan con lo poco que la lluvia paro el día anterior y las latas vacías que encontraron compro el vino,este Juan pensó y se llevo la botella a los labios .
Como Marta y Juan son casi todos los vagabundos de mi ciudad.

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Datos del Cuento
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 6.3
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