Viví mi vida entera envuelto en la penumbra
De aquel que cree que todo merece sin luchar
Carrera desbocada hice yo de mi vida
Derrotero de quiméricas esperanzas
A este paso iba corriendo mi carrera
Cuando en un día gris topé con la verdad
Vestida de hombre hermoso de larga cabellera
Que al verme desbocado me dijo: ¿a dónde vas?

Su hermoso rostro vino a herir en mi mirada
Las visiones del pasado que no podía ocultar
Su cara maltratada por terribles espinas
Era espejo que mi alma se negaba a reflejar
¿Quien te ha hecho eso?
¿A quien hay que acusar?
Y obtuve por respuesta tan solo su silencio
Entonces recordé cuales eran mis anhelos
Y continué mi rumbo obligándome a olvidar.

Después de mucho tiempo, cansado de correr
Reduje mis impulsos y comencé la ceremonia
De verme a mi mismo, de ver a los demás
De recoger recuerdos y completar mi historia
El hombre de la túnica y de las manos heridas
Se acercó hasta mi alma al verme cavilar
Y con voz muy serena me dijo ¿A donde vas?

Fue entonces cuando vi que se acercaba el fin
como imágenes desbocadas ante mis ojos
comenzaron a correr vivencias ya pasadas
solo llanto, desdicha, dolor y canalladas
podía recordar mi mente atormentada
y fui entonces levantado es espectral visión
a ver el resultado último de mi perjurio
en las carnes vivas del hombre que me hablaba
mis acciones se marcaban sin piedad

Y quise devolverme a desenredar
Todo el terrible daño que había yo causado
Me dijo el hombre noble: ¿Ahora a donde vas?
El camino de la vida no se puede desandar.
Caí de rodillas, mis lagrimas brotaron
La angustia hizo hueco aquí en mi corazón
Tomando de mi llanto, mi sangre y mi lamentos
Me arrodillé ante el y le pedí perdón

Me dijo te perdono, más ahora debes obrar
De acuerdo con tu culpa así vas a marchar
Camina por la vida, ayuda a los demás
Y piensa desde ahora, y no dejes de pensar
Que lo que a otros hagas al fin a mi me harás.