19 AGOSTO 2014, 01:16

    - Como no valga la pena os juro que os arrepentireis- amenazó entredientes el grandullón de "Cuter".

    - Mola cantidad- respondieron casi al unísono Alex y Eric, y seguidamente apretaron un poco más el paso, seguidos muy de cerca por la respiración agitada del mayor abusón conocido.

    No quedaba mucho hasta el agujero que Eric y él habían descubierto hacía apenas una semana. Alex sonrió complacido.

    Al cabo de unos veinte minutos por fin llegaron. Había sido por casualidad, un agujero grande y negro en el cual no se intuía el fondo. Ya era extrańo ver un agujero de tales dimensiones plantado en medio del bosque, pero más raro fué cuando Alex arrojó una piedra en el interior. Pretendía averiguar su profundidad y no solo no oyeron nada sino que unos segundos más tarde comenzaron a caer pequeńos guijarros sobre sus cabezas. 

    Sorprendidos, probaron más tarde con un reloj. Al momento una serie de piezas metálicas y tuercas cayeron sobre la hierba rebotando sin hacer ruido. Un juguete fue lo siguiente y así su sucesivamente fueron probando varios objetos distintos.

    Ese agujero era fantástico y sería su gran secreto. Nadie lo había visto, excepto ahora, el estúpido de "Cuter" que se asomaba de manera atrevida sobre el hoyo.

    - ¿ Y esto es todo? ¿ Para esto me habeis traido hasta aquí?.

    - No es especial por fuera, sino por dentro- dijo Eric al tiempo que lo empujaba por sopresa en su interior.

    Un instante después una aberrante lluvia de partes mutiladas de lo que parecía haber sido un cuerpo caía del cielo al tiempo que un cálido rocío carmesí bañaba los sonrientes rostros de los dos nińos.