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Un futuro feliz prometido

Un futuro feliz prometido.

(Relato Religioso-101).

En el relato anterior titulado “Lo que encierra el futuro”, hablamos de que a todos  nos gusta conocer lo que nos traerá nuestro porvenir y analizamos que tanto la astrología como la adivinación, a parte de que han fallado sus predicciones o son generalizadas para toda clase de persona, no son basadas en lo que dice la Biblia y vienen de adoración falsa o demoníaca. En esta ocasión continuaremos analizándo este tema y nos basaremos considerando predicciones o profecías bíblicas que sí se han cumplido por la guía y dirección de Dios y también veremos algunas de esas profecías mencionadas en la Biblia que se cumplirán en un futuro cercano. Pasemos entonces a considerar un ejemplo de profecías bíblicas que SI se han cumplido al pie de la letra.

En el anterior relato mencionamos que el oráculo de Delfos engañó a Creso, lo que hizo que se enfrentara al rey de Persia y fuera derrotado. Sin embargo, la Biblia contiene una profecía sorprendente relacionada con el rey de Persia que sí se cumplió hasta su última letra. Con unos doscienos años de antelación, mucho antes de que el rey naciera, el profeta hebreo Isaías mencionó su nombre, Ciro, y describió cómo conquistaría la poderosa ciudad de Babilonia.

En Isaías capítulo 44, versículos 24, 27, 28, leemos: “Esto es lo que ha dicho Jehová, […] Aquel que dice a la profundidad acuosa: ‘Evapórate, y secaré todos tus ríos’, Aquel que dice de Ciro: ‘Es mi pastor, y todo aquello en que me deleito él lo llevará a cabo por completo’, aun en mi decir de Jerusalén : ’Será reedificada’, y del templo: ‘Te será colocado tu fundamento’”. Según el historiador griego Heródoto, el ejército de Ciro desvió el río Eufrates, que atravesaba la ciudad de Babilonia. Gracias a esta estrategia, las tropas de Ciro pudieron entrar en la ciudad caminando por el lecho del río. Tras la conquista, Ciro liberó a los judíos que estaban cautivos en Babilonia y les permitió regresar a Jerusalen y reconstruir la ciudad, que había sido destruida setenta años antes.

Otro texto en Isaías 45:1 dice: “Esto es lo que ha dicho Jehová a su ungido, Ciro, a quien he asido de la diestra, para sojuzgar delante de él naciones, para que yo desciña hasta las caderas de reyes, para abrir delante de él las puertas de dos hojas, de modo que las puertas mismas no estén cerradas”. Los persas entraron en la ciudad a través de las imponentes puertas de dos hojas que, por descuido, se habían quedado abiertas. Si los babilonios hubieran sabido lo que Ciro planeaba, habrían cerrado todas las puertas que daban al río. Como no lo hicieron, la ciudad quedó desprotegida.

Esta sorprendente profecía es solo una de las muchas que encontramos en la Biblia y que se han cumplido con todo detalle. A diferencia de las predicciones humanas, que muchas veces se atribuyen a dioses falsos, las profecías bíblicas provienen del Dios verdadero, quien se describió a sí mismo como “Aquel que declara desde el principio el final, y desde hace mucho las cosas que no se han hecho”. [Isaías 46:10]. Solo Jehová, el único Dios verdadero, puede afirmar algo así. Según parece, su nombre significa “El Hace que Llegue a Ser”, lo que indica que tiene la capacidad de predecir el futuro y de hacer que se cumpla su voluntad. Esto nos garantiza que Dios puede cumplir todo lo que promete.

¿Le gustaría a usted, amigo lector, saber lo que predice la Biblia para nuestros días?. Pasemos  ahora, brevemente, a considerar una de las profecías bíblicas que se está cumpliendo hoy día. Por ejemplo, la Biblia, hace unos dos mil años, indicó que los “últimos días” serían críticos y difíciles. ¿Ultimos días de qué?. No de la Tierra, no de sus habitantes, sino de sus conflictos, de la opresión y del sufrimiento que han plagado a la humanidad durante miles de años. Analicemos algunas de las profecías que describen “los últimos días”.

En la segunda carta del apóstol Pablo a Timoteo, capítulo 3, versículos 1 al 5, leemos: “En los últimos días […] los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder”.  ¿Ha notado usted que cada vez hay más gente así?. ¿No le parece que vivimos rodeados de personas orgullosas y que solo piensan en sí mismas y en el dinero?.  ¿Que la gente se ha vuelto cada vez más exigente y está menos dispuesta a ceder?. Seguramente, también ha observado que muchos hijos son desobedientes a sus padres y que la gente ama los placeres más que a Dios. Y la situación sigue empeorando por todo el mundo.

El texto de Mateo 24:6 y 7 dice: “Ustedes van a oír de guerras e informes de guerras […]. Se levantará nación contra nación y reino contra reino”. Según ciertos cálculos, la cantidad de personas que han muerto a causa de las guerras y los conflictos armados desde 1914 asciende a más de 100 millones, cifra que supera la cantidad de habitantes de muchos países. Imagínese las lágrimas, el dolor y el sufrimiento que hay detrás de esa escalofriante cifra. ¿Ha servido esto para que las naciones pongan fin a la guerra?.

En Mateo 24:7 leemos: “Habrá escaseces de alimento”. El Programa Mundial de Alimentos afirmó: “El mundo produce suficiente alimento para todos sus habitantes, pero 815 millones de personas, 1 de cada 9, se van a la cama con el estómago vacío. Y son más, 1 de cada 3, los que sufren algún tipo de desnutrición”. Se calcula que todos los años mueren de hambre más de 3 millones de niños.

“Habrá grandes terremotos”. [Lucas 21:11]. Actualmente, se registran 50,000 terremotos lo suficientemente fuertes como para que los perciba el ser humano y 100 que causan daños considerable a edificios. Además, casi todos los años se produce un terremoto de gran magnitud. Según un cálculo realizado, entre el año de 1975 y el 2000, los terremotos han segado la vida de 471,000 personas.

Una quinta profecía bíblica que se menciona y que se está cumpliendo hoy día, se registra en Mateo 24:14: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin”. Los Testigos de Jehová, actualmente más de ocho millones de predicadores, han estado anunciando las buenas nuevas, o buenas noticias, del Reino de Dios en más de 240 países, prácticamente en todo rincón del planeta. Su mensaje se escucha en las bulliciosas ciudades y en los pueblos aislados, en las selvas y en las montañas. Esta profecía también dice, que cuando Dios considere que se ha predicado suficiente, “vendrá el fin”. ¿Qué significa eso?. Significa el fin de los gobiernos humanos y el amanecer de una nueva era bajo el Reino de Dios, que cada persona implora que venga sobre la tierra al orar el llamado ‘Padre Nuestro’. Entonces, ¿qué promesas hará realidad este Reino de Dios?. He aquí la respuesta a esta pregunta considerando algunas de las profecías que SI cumplirán porque Dios mismo las ha prometido:

Las buenas noticias de Reino de Dios se están predicando en toda la Tierra, tal como profetizó Jesús. [Mateo 24:14]. El libro de Daniel explica que este Reino es un gobierno de origen divino. El capítulo 2 de ese libro predice una sucesión de potencias o reinos que va desde la antigua Babilonia hasta nuestros días y, en el versículo 44, nos dice lo que pasará: “El Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”. Tanto esta como otras profecías de la Biblia predicen que el Reino de Dios reemplazará a todos los gobiernos humanos y traerá orden y estabilidad a la Tierra. ¿Cómo será la vida bajo ese Reino?. Veamos cuatro de esas maravillosas promesas que pronto se harán realidad y que pueden ser parte de nuestro futuro si actuamos obedeciendo la Palabra de Dios.

1.No habrá guerras. Salmo 46:9. Dios “hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza, quema los carruajes en el fuego”. ¿Se imagina cómo sería el mundo si todos los recursos y el conocimiento que se dedican a fabricar armamentos se dedicaran a ayudar a la gente?. Bajo el Reino de Dios, la promesa de poner fin a las guerras se hará realidad.

2.No habrá enfermedades. Isaías 33:24. “Ningún residente dirá: ‘estoy enfermo’”. Imagínese un mundo sin enfermedades del corazón, ni cancer, ni diabetes, ni ninguna otra dolencia. En un mundo así no harían falta hospitales ni medicinas. Pues bien, eso es lo que todos los habitantes de la Tierra tendrán: Una Salud Perfecta…!

3.No habrá hambre. Salmo 72:16. “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra, en la cima de las montañas habrá sobreabundancia”. La Tierra producirá suficiente alimento para todos, y se distribuirá bien. El hambre y la desnutrición dejarán de existir.

4.No habrá dolor ni sufrimiento ni muerte. Revelación [Apocalipsis] 21:4. Dios “limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”. Las personas serán perfectas y vivirán para siempre en la Tierra convertida en un paraíso. Eso es precisamente lo que nos ha prometido para nuestro feliz futuro nuestro cariñoso Padre y Creador, Jehová Dios.

El cumplimiento de estas cuatro profecías está garantizado. Aunque a la mayoría de las personas le resulte atractiva la vida que promete la Biblia, a muchos les cuesta entender lo que significa la vida eterna. Y no es de extrañar, porque ningún ser humano ha vivido para siempre. Por  lo tanto, a fin de fortalecer nuestra confianza en sus promesas, Dios hizo esta rotunda afirmación sobre su palabra; “No volverá a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá exito seguro en aquello para lo cual la he enviado”. [Isaías 55:11]. Además, la Biblia dice que Dios “no puede mentir”. [Tito 1:2]. Y El es quien nos ha hecho estas maravillosas promesas, es sabio que reflexionemos seriamente en considerar aprender más de cuál es el propósito de Dios para poder participar de este feliz futuro y saber qué debemos hacer ahora para disfrutar de todo lo que Dios nos ha prometido. En el siguiente relato “Nuestro futuro de vida eterna”, consideraremos qué hacer para participar de estas promesas divinas junto a nuestra familia en una Tierra llena de paz, amor, de una vida perfecta por toda la eternidad.

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