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Categoría: Hechos Reales

TUMBA MOJADA

TUMBA MOJADA

Aparté la maleza que cubría la ribera y me senté en mi piedra de todos los años, unos metros mas allá de donde me encontraba, había unas familias a la sombra de los chopos, era un caluroso día de verano y mientras los hombres pescaban, las mujeres preparaban la comida y los niños correteaban entre los árboles, el olor de la paella acarició mi nariz.
Fui soltando sobre el agua las flores que llevaba en la mano, era un ritual que repetía año tras año en el aniversario de la muerte de mi padre. Observé como se alejaban flotando de la orilla hasta que se hundían en el pantano, podía ver claramente las piedras hundidas en el agua cristalina.
Conocía bien el paisaje, aunque era totalmente diferente del que recordaba de mi niñez, sólo se parecían los montes que bordeaban el pantano, todo lo demás había cambiado. Recordaba un río juguetón que serpenteaba por el valle, un río truchero en el que mi padre, el campeón de todos los pescadores me enseñaba las técnicas de pesca, casi todos los sábados y domingos por la mañana íbamos al río a pescar. Yo adoraba a mi padre, estaba deseando que acabara el colegio para jugar en casa con él, fue una época maravillosa, posiblemente la mejor de mi vida.
Después vino la enfermedad, el sufrimiento y la muerte de mi padre. Él luchó con todas sus fuerzas contra los representantes del gobierno que querían echarnos de nuestra casa, cuando llegó la carta de la expropiación comenzó a sentirse mal del corazón, tuvo varios infartos y un día de agosto murió. Recuerdo perfectamente el entierro, mi madre y mis hermanos mayores sollozaban amargamente y gritaban ¡ASESINOS!, yo estaba abrumado, no quería creer que mi padre hubiese fallecido. Días después tuvimos que coger nuestras cosas y marcharnos, entonces comencé a reaccionar – Pero... ¿y Papá?, ¿CÓMO VAMOS A DEJAR AQUÍ A PAPÁ? -. Me consolaron diciendo que él se quedaba a guardar nuestra casa para siempre.

Desde mi piedra puedo ver donde estaba ubicado el pueblo, puedo recordar donde estaba la plaza, la iglesia y nuestra casa, ¡PERO NO PUEDO RECORDAR DONDE ESTABA EL CEMENTERIO! – ¿DONDE COÑO ESTÁ EL CEMENTERIO?, ¡DIOS! COMO ODIO ESTE MALDITO PANTANO, de este año no pasa, tengo que aprender a bucear de una puta vez -.
El bullicio de los niños rompió mis pensamientos, los padres habían cogido un pez y los niños se agolpaban para verlo. – ¿Qué es, qué es?, echarlo otra vez al agua, eh, que si no se morirá, eh -. Me levanté y me dirigí al coche, el olorcillo de la paella me había despertado el apetito. – Por lo menos hay quien disfruta de este pantano – me despedí de mi padre y me marché.

Tico-San te invita a entrar en elsonotone.
Datos del Cuento
  • Autor: Tico-San
  • Código: 5907
  • Fecha: 18-12-2003
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 6.67
  • Votos: 70
  • Envios: 1
  • Lecturas: 2119
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