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Susurros de Nikolás

** En honor al Dr. Henrri García

Hace poco hablando con el Dr. Henrri García, hablamos de los sueños, de la vida y de nuestras misiones de vida, y también de la muerte. Siempre que hablo con el Dr. García, mi alma se llena de mucha tranquilidad, pues es un ser muy especial, y lo que nos hace sonreír es nuestro caminar por la vida. A veces nos alejamos, y otras nos acercamos.

En tu honor estas son mis letras, con el mas profundo cariño.

Hace años, tuve un sueño, el cual se repitió en varias ocasiones.

Soñé con una figura masculina, vestido como un fraile y tenía una barbilla cuadrada, y cabellos oscuros, y sus ojos eran marrones.

Cuando me habló, me dijo quien era y que venía a mi en sueños para que yo le hiciera caso, pues algunos de los sueños que he tenido a lo largo de mi vida, aún los recuerdo.

Me dice entonces, que es mi Ángel de la Guarda y que su nombre es Nicolás . Me dijo también que debía tener mucha paciencia a lo largo de mi vida, que ella sería siempre mi apoyo y que me había de sostener a lo largo del caminar por mi vida.

En verdad ha sido así, aunque a veces pienso que la paciencia se va a agotar y dejarme así desvalida y sin apoyo.

Con el pasar de los años, Nicolás siempre ha estado a mi lado, y si bien lo veo muy pocas veces en sueños , lo siento a mi lado y siempre percibo el aroma a nardos o rosas cuando Nicolás quiere hacerme recordar de que él está ahí y de que nunca se aleja. La última vez que sentí el aroma de rosas fue el día 29 de Agosto de este año en quirófano, y él quiso tranquilizarme y hacerme saber de que estaba ahí a mi lado.

Cuando medito es cuando lo siento mas, y Nicolás me dice siempre que la quietud y el silencio dan excelentes respuestas ante las dudas y las preguntas.

A veces, de madrugada, siento que me despiertan y se que es él, y debo ponerme a escribir lo que me dicta, así sean garabatos que medio soñolienta plasmo en una libreta que siempre está en mi mesa de noche.

Hoy escribo ya que una vez mas Nicolás me susurra muchas cosas a mis oídos y me dejo llevar por sus susurros como si de una balsa en aguas mansas se tratara, y siento paz.

A veces me dicen mística, otras que soy esotérica, y me río, ya que no me considero nada de eso, pero me encantaría que fuese así, quizás pudiese prevenirme de quienes me puedan herir a lo largo de la vida.

Cuando visito la placita y abrazo a mi amigo el pino, casi puedo ver a Nicolás correteando por ahí, feliz de que este en contacto con el ambiente y de que renueve el aire de la vida.

Los Ángeles tienen varias formas de presentarse en la vida de nosotros los humanos y la que mas les gusta es cuando se presentan de forma estrafalaria, o cuando lo deciden o por mandato, deban corporizarse.

Les encanta vestirse con colores alegres como si estuvieran en una eterna fiesta Hawaiana, y a ellos les encanta la alegría.

Ellos, se presentan de muchas formas, y también como criaturas aladas o seres muy altos y casi transparentes. Aparte de mi Ángel Nicolás, tuve la oportunidad de encontrarme con dos Ángeles mas en mi vida, corporizados.

Una vez, hace años, empezando yo mis estudios de angelología salía del taller con intención de tomarme un refrigerio, cuando una señora se acerco a mi y con una sonrisa tan especial que aún recuerdo, me dice:

- Hola, de donde vienes?
- De un taller de Ángeles y Sanación - así contesté
- Y tu crees en los Ángeles?
- - Si, si creo en ellos .
- Que tu día este lleno de todo lo bello - y siguió su camino. Ella iba vestida con una falda a cuadros y una blusa de flores, por demás una combinación muy extraña.

Así que di dos o tres pasos al frente y me paré, pensando en su figura tan extraña y en su tamaño tan diminuto, y volteé a mirar hacía atrás y ya no la vi mas. Di la vuelta, entre a un negocio ahí cerca y en otro y otro, la busque donde podría estar en un lapso tan breve de tiempo y no la volví a ver.

Otro día, fui a pasear por las montañas Mirandinas, donde siempre me recargo de energía y me perdí, es decir equivoque el camino para ir vía El Jarillo . Por algunos momentos me angustié, y entonces de repente veo a mi lado un anciano que parecía ser un campesino de esos lugares.

Pero su mirada no correspondía a un cuerpo tan anciano y por demás encorvado. Eran los ojos de alguien muy joven y muy anciano a la vez, y mucha picardía en sus ojos castaños.

- ¿Que haces por aquí ? - Me preguntó el
- Pues me gusta pasear por estas montañas pero equivoque el camino- contesté- Ud. Me puede decir como agarrar la vía correcta?
- Claro que si, pero antes dime algo - me replicó
- Nunca has pensado que lo que llamamos equivocar es a veces el acierto en nuestras vidas, tanto de camino como las decisiones que tomas? Tranquila que vas a encontrar el camino.

En eso, y pensando en sus palabras, deje de mirarlo para cambiar el CD y cuando volteé ya no estaba. Sin pensar, me bajé de la camioneta y no había nadie en ese camino, solo estaba yo.

Así que seguí adelante y poco mas allá, encontré el desvió para El Jarillo. Han pasado años de esto y aún lo recuerdo como si fuera hoy.

Los Ángeles siempre están a nuestra disposición, siempre prontos a ayudarnos en lo que necesitemos.

Solo que ellos respetan el libre albedrío de todos y cada uno de nosotros. Jamás interfieren en nada, si antes no se lo pedimos. He ahí un problema que tenemos, y el otro es no saber pedir las cosas.

Recuerdo algo que pasó cuando estudiaba los Ángeles, aunque claro jamás se deja de estudiar y tratar de comprender a estos seres tan especiales que siempre están junto a nosotros. Los Ángeles son los seres celestiales, que mas tienen permiso para estar cerca de nosotros, o casi podemos decir que los únicos. A ellos les encanta que le pidamos cosas, que nos ayuden. Los hace felices, pero igual como pedimos, ellos dan. Así que si no sabemos pedir de forma correcta, ellos no tienen culpa.

En todas mis actividades de casa, de mi trabajo o en mis escritos, yo llamo a los Ángeles que me acompañen y les puedo asegurar de que les encanta. A veces, en mis carreras entre el trabajo y demás, pues me olvido de invitarlos a que me acompañen, y siento como si algo no estuviera bien, y recuerdo que están tristes porque me olvidé de ellos, y ellos jamás se olviden de nosotros, nunca.

En este momento que escribo, siento a Nicolás que curiosea lo que escribo, porque sabe la tristeza que me embarga el alma, ya que en verdad no es fácil saber tantas cosas de la vida de uno mismo y no comprenderlas. Aunque hablo con él y le digo que me ayude a alejar el dolor de la soledad, se que me ayudará, aunque no se como, pues en medio de mi tristeza, me olvido como pedir la forma correcta para que me ayude y él espera.

Nicolás me espera, hasta que me serene, para así respirar hondo y calmada recomience mi petición.

Como siempre me dice el Dr. Henrri García :

- Honey, los sueños son tuyos, no dejes que te los quiten.

Sabes, haré los posibles de que sea así, no dejaré que nadie me quite mis sueños.

¿ Henrri, sabes por que los Ángeles vuelan?

Los Ángeles pueden volar, porque se toman a si mismo a la ligera.

Nota Bene : El nombre de mi Ángel de la Guarda, se escribe así : Nikolás, pero por problemas del sistema, no ha sido posible la correción.
Datos del Cuento
  • Categoría: Hechos Reales
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