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Categoría: Hechos Reales

Sueño blanco

Anoche regresé cansada, enseguida me quedé dormida.

Y entonces tú, te colaste en mi sueño.

Andaba yo muy tranquila soñando cosas dulces cuando de repente, apareciste. Al principio me sobresalté, luego sonreí. No alcanzo a entender porque algunas veces me siguen explotando estrellas en mi corazón al reconocerte.

Tras unos minutos de desconcierto y de intentar preguntarte confusa pero ¿tú qué haces aquí? tú me contestaste: estaba dando una vuelta y me he preguntado ¿qué será de su vida? ¿qué tal estará?

Yo no llego a comprender qué magias pueden ocultarse en las profundidades de un sueño, ni qué palabras o momentos del día se resumen o se abrevian oníricamente para que se transformen en mi inconsciente en unos ojos, los tuyos, esos que hace ya más de tres años que no veo, mirándome a través de las brumas del tiempo, del sopor, del silencio de una habitación, pero al hacerme esa pregunta, con naturalidad simplemente te dije:

Estoy bien. Cada día es un día-regalo para mi. A veces no puedo negarte que se me hunden los instantes porque me hundo en los recuerdos es inevitable, pero he aprendido a convivir con esa añoranza y a entender ese trocito de vida injusta que nos toca vivir a todos. Aún queda mucho por descubrir y vivir, imposible estar mal al pensarlo.

Estoy bien. Sigo creciendo, no puede ser de otra forma, tengo demasiada ilusión por dentro, demasiada ingenuidad para creerme que no todo es posible, me olvido de que soy limitada y lucho como si todos los problemas del mundo fueran mi causa. Pero he aprendido que no todos han de aceptarme, he aprendido a perdonar a quienes cuestionan mis intenciones y a quienes se mienten para cuestionarme, he aprendido a rodearme de personas a quienes mi ilusión, mis sentimientos o mi esperanza no les hagan ningún daño, no les confundan sus sentimientos, he aprendido a dejar de empujar mi vida y llevarla de la mano con gentileza.

Estoy bien, cuando contemplo todos mis logros personales y profesionales, esa segunda vida que me forjé con una mirada compasiva hacia atrás para perdonar a alguien pero con un pie en el amor, un tímido intento contigo hacia adelante, cuando contemplo lo que la vida me hizo entender a través de ti, me siento dichosa, me siento inmensa, me siento viva.

Mientras continuaba explicando ese sentir de bienestar que me hacía decir tanto, en tus ojos sentí un silencio dulce, una ráfaga de ilusión por escucharme, un punto de luz cruzó tu mirada como hace unos años pasó por delante de tu vida y me deslumbró en la cara, luego con el semblante abierto pero actitud seria me dijiste: no logro olvidarte.

Y me quedé mirándote con cariño, una medio sonrisa de emoción pugnaba por salir a mis labios. Y sin saber bien porqué te decía algo así, pues mis sueños siempre tienen un punto extraño de entendimiento, te contesté: yo tampoco, la vida es así de impensable, pero no digas más porque estamos en un sueño y yo aún no quiero despertarme.

Y fue extraño porque al escucharme decir eso tú sonreiste y me dijiste: es que no cambias, siempre imaginando imposibles. y yo al punto de responder con otra sonrisa por esa verdad, vi como te desvanecías, tus manos se volvían tan blancas que desaparecían como si fueran luz, tu cuerpo, tus piernas ya nada podía ver, todo era luz blanca, quise hablarte pero mi voz eran solo ondas claras y continuas que traspasaban tu figura iluminada y se alejaban sin que pudieras escucharlas. Fue extraño el paisaje transparente que se formó ante mi. Dicen que solo hay que entender aquello que pueda dibujarse y yo ese paisaje ¡podría pintarlo!.pero, sin embargo, no entendía nada.

Y me quedé en mitad de mi sueño blanco y vacío, sin nada, pues esa parte dulce de realidad que estaba soñando se deshizo ante mis ojos como crema de caramelo de chocolate blanco y me quedé mirando en mis pies un entorno diluido de personas, de objetos, de realidades, mientras al frente sobre un blanco intenso sólo tus ojos oscuros, ese brillo en el centro de tu mirada, lo abarcaba todo.

Me desperté no recuerdo si inmediatamente o un poquito más tarde, no sudaba ni sentía temor, no esperaba ni desesperaba en nada, suspiré profundo y me dije: ay amigo!,se me ha olvidado preguntarte qué tal estabas.

Y con la misma quietud que el que sabe que todo va pausado y lento en su vida me dije con una entusiasta esperanza: esta noche cuando me duerma te lo pregunto.
Datos del Cuento
  • Autor: Aonimo
  • Código: 18865
  • Fecha: 19-07-2007
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 5.89
  • Votos: 160
  • Envios: 1
  • Lecturas: 1753
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Lébana
invitado-Lébana 21-07-2007 00:00:00

...al que yo le he encontrado los colores del arco iris.

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