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Categoría: Románticos

Plegarias a la Luna

En la edad antigua, cuando todavía el hombre vivía mano a mano con la naturaleza, en la era de los dioses, los magos y demás seres mitológicos existió un hombre, no un hombre cualquiera sino uno que cambio su destino.

Corría el año 12 tras la guerra de los dragones, y en la ciudad de Bernil vivía un hombre, apartado del resto, era conocido como el proscrito. Su padre era un medio elfo, y él había sido siempre rechazado por los demás. Siempre ayudó a todo aquel que pudo, siempre hizo cuanto podía por intentar que todo fuese mejor, pero aun así, con su gran corazón, todos lo rechazaban.

Siempre iba vestido de negro, vivía la noche, y todos le llamaban Oscuridad eterna, “el gato”.

No le importaba, vivía bien, cazaba a diario y conseguía su comida, alimentaba a los pobres siempre que le sobraba algo, era feliz en todo, en todo menos en una cosa, el amor.

Ella era la hija de un conde, inaccesible para él, casi imposible de pensar, pero era tan bella tan bella como la luna, todos la llamaban “luz de luna” y ella los deslumbraba a todos con sus encantos.

Oscuridad eterna iba a visitarla todas las noches, ella se pasaba gran parte de la noche en su jardín, pues no le gustaba dormir en la noche, si no en el día, se pasabas horas con su amiga la luna, y allí en esas horas de confianzas entre amigas interrumpía oscuridad, siempre le llevaba algún verso, unas flores quizás, siempre algo. Pero lo mejor que le podía regalar era su amistad. Ella al principio vaciló en recogerla, pero tras largas conversaciones en la noche la escogió, escogió su amistad entre tantas otras que le quisieron regalar, eligió su amistad quizás por la sinceridad, por que incluso amando le ofrecía una amistad verdadera y palabras de sinceridad.

La cualidad que ella más admiraba era la sinceridad, y este ser híbrido de razas era un ser puro en la sinceridad. Y eso es lo que a ella le cautivaba, lo que le hacia confiar, lo que le hizo perderse en la aventura de amar.

Y una noche, en los jardines de su casa, alumbrados por la luna, luz de luna ilumino la oscuridad hasta llegarla a penetrar, y de ahí cuentan muchas historias, pero ninguna es verdad, lo cierto es que no hicieron sólo el amor como los demás, sino que en cada roce, caricia y abrazo lo hacían, hacían el amor sin mas.

<<Él con su mano recorrió su brazo
hasta la suya llegar,
y cuando ambas se encontraron
en un abrazo del alma
se pudieron penetrar,
y como haciendo el amor
hasta el cielo llegar.

Así transcurrió la noche,
perdida del tiempo y del espacio,
sin saber hora, lugar, ni sitio,
sólo con quien,
ambos fueron a despertar,
con el cantar del gallo
al alba recibir,
se fueron a sus casa,
y se volvieron a dormir.

Él soñó con ella,
Ella lo hizo con él,
Pero cuando ambos despertaron
No se volvieron a ver.
Dicen algunos que él
Pidió matrimonio,
Y ella no quiso aceptar.

Otros dicen que de amor
el murió,
que de arrepentimiento
ella lloró.
Pero lo cierto
Es que otro
rompió esa unión.>>

Así hablan las canciones, pero lo que de verdad ocurrió aquella noche está en el recuerdo de una sola persona, el Príncipe Dernon. Él también estaba enamorado de luz de luna, la admiraba, iba a conseguir prometerse con ella en contra de la voluntad de la bella chica, ya que en esta hipócrita época los valores fundamentales eran el poder y el dinero, por encima del amor.

El príncipe la miraba todas las noches desde una de las torres de palacio, con un catalejo que le regalaron los guardianes de la frontera del sur, él todas las noches lo espiaba, y vio como poco a poco el proscrito y la bella dama se iban haciendo amigos e incluso enamorando. Él no podía entender como la bella chica prefería a ese proscrito antes que a un príncipe, que le puede dar una gran vida. Lleno de ira contra el proscrito vio como aquella noche ambos hicieron el amor, él fue el único testigo de una pasión, que aunque él no lo quisiera perduró en el tiempo.

Tras aquella apasionada noche, una vez que los amantes se fueron rendidos a sus respectivas camas, él, el príncipe, tramó su venganza, y al llegar oscuridad a la noche para poder ver a luz de luna se encontró con algo que jamás podría olvidar.

Ella estaba en los brazos del príncipe, él la tenia semidesnuda, y en cuanto vio al proscrito le grito:

- Ella es mía, tu no tienes nada para conseguirlo, en esta historia no importa el amor, ni la valentía, solo el puesto social, y las riquezas. y como bien sabes, yo... yo soy príncipe. Ja ja ja...

- Podrás desposarla, podrás arrebatármela, pero nunca poseerás su amor - Grito oscuridad enfurecido.

El príncipe enojado saco su daga y dijo:

- Di, Luz de Luna, ¿a quien amas? – mientras amenazaba con la daga sobre su cuello.
- Qué te importa, arrogante príncipe sin escrúpulos – Musitó ella.
- Responde ahora mismo o te rajo a ti y a ese proscrito, ja ja ja, así le hago un favor al pueblo. – dijo mientras apretaba la daga sobre su cuello.

- Podrás llevarte mi vida, podrás arrebatármelo todo, todo excepto mi amor – y mientras unas lagrimas caían sobre sus mejillas continuó gritando – Te amo oscuridad, y sin tú saberlo me has iluminado con tu calor, con tu belleza, y con tu amor...

Oscuridad tuvo que cerrar los ojos mientras escuchaba dos gritos bien distintos, uno de rabia y otro de dolor, cuando por fin volvió a mirar, vio como su bello cuerpo caía sobre las rocas y cómo su asesino saltaba hacia atrás. En ese momento la rabia le inundó, pero justo antes de dar el paso a la venganza pudo ver como todavía quedaba un hilo de vida en ese cuerpo, y entonces su corazón pudo más que su ira, y cuando avanzó corriendo no lo hizo hacia el príncipe, sino hacia aquella dama que yacía en el suelo con la cara llena de lagrimas.

En cuanto el príncipe, que estaba en guardia vio que él se dirigió hacia la chica en vez de él, amenazó diciendo:

- Nadie creerá tu palabra, y menos contra la de un príncipe, y menos aun cuando estás manchado de su sangre, así que no digas nada o tendré que matarte.

Oscuridad no hizo caso a las palabras del príncipe, sólo a su amada, éste al ver que el proscrito no le respondió, salió corriendo, huyó de la escena del crimen.

Luz de Luna dijo unas palabras:

- No olvides lo que significa el amor, yo ya me pierdo, pero no pierdas el amor, de verdad, es lo único bueno que existe en el mundo, eso me ha ayudado, te amaba hace mucho, pero nunca lo dije, ahora me arrepiento de no haberlo dicho antes, pero me llevo un gran recuerdo, me llevo nuestro amor, y ya desaparezco para siempre.

- ¡NO! – grito él – tiene que haber una solución, no te vallas todavía. Dioses, si me escucháis, venid, venid a ayudarla, Madre luna, sabes que ella siempre te quiso, intercede tu por ella...

En ese mismo momento la luna empezó a brillar con mucha intensidad, y una voz, dulce, aguda y que con un pequeño hilo de voz resonaba en todos lados hablo:

- Tú, Luz de luna, aunque no lo sepas eres mi hija, mi hija sacrificada a una vida mortal, dotada con mi esplendor, de ahí tu nombre, y si intercederé por ti, lo fui a hacer antes, pero vi que necesitabas saber lo que era amar a alguien, sobre todo para que tu vida mortal tuviera algún significado, pero ahora ha llegado tu momento, y también el mío. Estoy muy vieja ya, necesito irme a descansar entre las estrellas del firmamento, tu ocuparas mi puesto, y así podrás ver siempre e iluminar a Oscuridad que gracias a ti podrá ver en la noche, te podrá ver en la noche, todas las noches. Así que hija mía ven a mi y coge el puesto que te pertenece.

Y en ese momento su cuerpo se convirtió en azul y desprendía color, mientras arriba una mujer apoyada en la luna tiraba de ella por unos hilos mágicos e invisibles y la hizo subir, y desde aquel día ella se convirtió en la luna.

Así pasó un año, él siempre que miraba a la luna no podía parar de llorar, lloraba por dentro lagrimas de amor que se desvanecían en la impotencia y en el olvido. Pero pronto dejaría de verla pues el príncipe seguía enojado con aquel proscrito, así que una noche mientras él admiraba a su amada suspendida en el horizonte él pareció por su espalda, y no lo mató, o, él sabia que ella se había convertido en la luna, y sabia que él la admiraba así que le hizo sufrir, tanto como él se creía que sufría, aunque él no sabia verdaderamente todo lo que él ya sufría viéndola tan cerca y a la vez tan lejos.

El príncipe, lo atacó con la misma daga que un día le arrebató su amor y ahora le arrebató su visión, con un golpe certero entre los ojos. Una vez hecho esto huyó, mientras se jactaba por dentro de su venganza, Oscuridad en cambio sabiendo lo ocurrido se arrodillo, y empezó a llorar, no le importaba dejar de ver lo demás, pero su única esperanza de vida era poder verla cada noche, y ahora esa esperanza se desvanecía en la oscuridad de su nueva visión, entonces volvió a ocurrir otro milagro, Won el padre de la tierra hizo un milagro por él, le mandó un ángel, y le dio la opción de servirle, servir al padre de la tierra, él aceptó sin saber qué era lo que él ganaría. Y cuando se dio cuenta recuperó la visión y andaba de vuelta a su refugio pero algo había cambiado, ya no era el mismo. Ahora era un ser de Won el padre de la tierra, era un gato negro, con ojos amarillos que se iluminaban con la luz de la luna a la cual veía cada noche.

Y así amigos míos, concluye una bella historia de amor, de amor arrebatado por la codicia de un loco malcriado que creía poder poseerlo todo, y no fue capaz de poseer aquello que mas quiso, conseguir el amor. Y ahora todavía en los días de hoy se puede ver a ese gato negro que admira a la luna cada noche, la cual al verlo llora y nunca puede sonreír, por eso es amigos míos, que el gato negro está iluminado por la luna, pero nunca le sonríe, ya que llora su perdida.

< Una historia de amor,
Que nunca acabará
Pues venció la mortalidad
Y ese pobre gato
Noche tras noche
Volverá a soñar,
Pues desea ser estrella,
Y a la luna poder
AMAR.>>
Datos del Cuento
  • Categoría: Románticos
  • Media: 5.63
  • Votos: 57
  • Envios: 17
  • Lecturas: 8151
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Cecilia Camba
invitado-Cecilia Camba 13-12-2003 00:00:00

Me quedé helada... un cuento sencillamente bello. Debo confesar que hay ciertas partes que no llego a comprender del todo, quizá porque es un relato de un estilo diferente a los que estoy acostumbrada. Sin embargo, la metáforo que empleás, la buena redacción, y la dulzura y romanticismo que se percibe en el cuento, merecen un 10 - como mínimo. Te felicito.

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