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Pili, pola, pala, puli y un bebé de peso

Pili, Pola, Pala, Puli y un bebé de peso
Cuatro hormigas amigas, Pili, Pola, Pala y Puli salieron del hormiguero para dar una vuelta por el campo porque era un hermoso día de sol.

Hacía mucho tiempo que no brillaba tan hermoso.

En su paseo, encontraron unas huellas muy grandes. Como les gustaba la aventura decidieron seguirlas para ver adonde iban. Caminaron mucho tiempo y muy deprisa, como hacen las hormigas, y sus patitas ya les empezaban a pesar, pero la curiosidad por encontrar al dueño de esas huellas tan raras, las hizo continuar sin descanso. 
Las huellas las llevaron hasta un lugar donde había una piedra en forma de huevo gigante. 
¿Sería un huevo ? No. Jamás habían visto un huevo igual. ¿Qué monstruo podría salir de allí? ¿Y si comía hormigas?.
Pili, que era muy fantasiosa dijo: -Esto no es un huevo. Es un meteorito-. 
Pola, que era muy miedosa y jamás había visto algo parecido se puso a temblar y gritaba: -¿Un mete que? ¿Qué es un metevito?- 
Puli, haciendo gala de sus conocimientos, explicaba: -Es un trozo de estrella que cae del cielo, una roca ardiendo, que al caer se enfría y se llama meteorito. 
Pala, que siempre fue estudiosa y analizaba cada tema cuidadosamente exclamó mientras se acercaba a tocarlo y ponia atenta todos sus sentidos:-¡Esto no es un meteorito, definitivamente es un huevo!¡El coazón está latiendo!, ¿no lo oís?, y mirar su sombra a la luz del sol, se vé claramente, es un bebé. 
Pili, que continuaba temblando gritaba: -¡No me importa si es un meteorito o es un huevo! ¡Yo me voy para el hormiguero!!Y me voy Ya!¡Que cosas más raras!¡El cielo se cae sobre nosotras y luego resulta que es un bebé!- 
Pala recordó que su abuela le había contado que hace miles y miles de millones de años, existían unos seres monstruosos muy grandes que se llamaban dinosaurios, pero nunca había visto ninguno, ya que dejaron de existir no se sabía muy bien por qué y no quería irse porque era tan curiosa, que no quería perder la oportunidad de ver como eran. 
De repente, el huevo comenzó a temblar y resquebrajarse, las hormigas asustadas se escondieron detrás de una margarita. 
Se rompió la cáscara y asomó la cabeza un bebé monstruoso, gigante. El bebé se puso de pié con dificultad. Tenía ojos muy grandes, tiernos y preciosos, y un cogote redondo, con una especie de coraza con tres cuernos. También tenía patas regordetas y una pequeña colita, la piel se presentía dura, como escamada. 
Pala, que lo había reconocido por sus tres cuernos, exclamó:- ¡Es un Triceratops! . 
El gran pequeño miró a las hormigas y les dijo:- ¿Mamá?- Las hormigas se miraron unas a otras sin sabe que hacer. El enorme monstruo bebé se acercó diciendo: -¡Mamá!-¡Mami!. Pala le dijo paciente:- No somos tu mamá, solo somos hormigas. ¿No ves que somos muy pequeñas?.
Como es de suponer, una criatura que acababa de nacer, no entendía mucho de formas y tamaños, el pobrecito no entendía nada. 
El bebé Triceratops comenzó a llorar. Las lágrimas rodaban de sus enormes ojos tristes. 
Pola siempre miedosa decía: -No te acerques que si nos pisas nos matas.
Pili lo miró enternecida y exclamó: -Hay que encontrar a su mamá o morirá, mirarlo, es tan indefenso...pueden hacerle daño, que hay animales muy malvados.
Pala, tomando la iniciativa, se acercó al bebé gigante y le dijo: -Buscaremos a tu mamá siguiendo sus pisadas, no tengas miedo, cuidaremos de tí. 
El pequeño Triceratops se alegró y dejó de llorar. Las hormigas treparon hasta su lomo, se agarraron a sus cuernos fuertemente y mirando las huellas le dijeron hacia adonde debía ir. 
Atravesaron muchos campos y cada vez se alejaban más de su hormiguero. De pronto un zorro se asomó de una cueva.
El bebito gritó-¡Mamá! ¡Mami!, ¿eres tú mi mami?- 
El zorro lo miró asustado y echó a correr despavorido.
Puli acariciándole con cariño le dijo -¡No. Esa no es tu mamá!
El pequeño se puso muy, muy, muy triste. 
Se acercaron a un riachuelo, y una rana croaba en una rama.
-¡Mami!, ¡Mami!, ¿es esa mi mami?.
La rana se sumergió en el agua asustada y Pola le dijo al bebito apenada:
- No pequeño, esa es una rana, no es tu mami.
Pasaron por un pinar y una ardilla dejó caer una piña.
El pequeño Triceratops la miró y de nuevo dejó oir su voz esperanzada:
- ¡Mamá!, ¿es esa mi mamá!
Pola le dijo:
- No, chiquitín, es una ardillita, no es tu mami.
Andando, andando, oyeron entre unos pinos muy altos:
- Cucú, cucú
Y un cuco salió volando de entre los árboles.
- ¡Mamá!, ¡mamá!, ¿era mi mami?
- No, - corearon las cuatro hormiguitas. -es un cuco, no es tu mamá.
Y siguieron caminando.
Las hormigas comenzaron a inquietarse. Las huellas se dirigían hacia un monte. 
Un jabalí se veía a lo lejos, y antes de que el pequeño le pudiera llamar, confundiendolo con su mamá, le dijeron lo que era. Y es que los jabalís eran peligrosos si se les molestaba.
Siguiendo su camino, vieron un topo:
- ¿Eres tú mi mami?
El topo se escondió rapidamente debajo de la tierra y el bebé ya no preguntó más.
Andaron durante más de una hora y empezaron a preocuparse seriamente.
Pola temblaba. -¡Nos vamos a perder!- gritaba. 
Pala la hizo callar. -!Calláte ya, escandalosa!, Tenemos que encontrar a la mamá del pequeño Triceratops. 
De pronto, en la orilla de un lago precioso, vieron a la monstruosa mamá Triceratops. 
-¡Allí está tu mamá!¡Señora, señora...!- gritaron las hormigas contentas. 
El bebé comenzó a correr y las hormigas tuvieron que sujetarse fuertemente de sus cuernos para no caerse. 
Cuando la mamá Triceratops vió a su hijo, le lamió y rozó con cariño sus cuernecitos llorando emocionada. El bebé sonreía ya tranquilo. Estaban felices. 
Entonces la mamá agradecida con Pala, Pola, Pili y Puli, las enseñó el valle del tiempo, donde vivían todas las especies conocidas y por conocer. No había ninguna extinta y los carnivoros estaban en otra zona del valle donde no se podía entrar, por suerte.
Despues las invitó a subir a su lomo y junto a su hijo, las llevó de vuelta a su hormiguero, cargadas de comida, para no volver con las patitas vacías. 
Todas las hormigas salieron a recibirlas, ya que habían notado su larga ausencia y estaban preocupadas. 
Ellas contaron su aventura, conocieron a esos monstruos enormes llamados Dinosaurios y todas admiraron su valentía y buen corazón. Hicieron una gran fiesta, aunque como buenas hormigas, no malgastaron la comida, que el invierno llega enseguida.
Aunque esta fué solo una de sus aventuras.
Fin

Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
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