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Perlita

De soledad no era su pena, porque había miles de granos en la era, de desamor tampoco porque la Espiga madre, quiso y cuidó a sus hijos por un igual, dejándoles en rica herecia un dorado y caliente color; el sabor dulce y la textura suave, grujiente. De temor tampoco, porque la piedra del molino es nueva y los borricos de la noria jóvenes y trotones. ¿A qués, pues, se debería tan consumiente tristeza?

-0-

-Madre -pregunta, Perlita, en viendo una alada y diminuta criatura revoloteando a su alrededor-, ¿qué es? mariposa no parece; ángel menos y de un niño no se trata...
-Es una hada -contesta, la Espiga Madre, cabeceando al viento-, no la mires y tratos no tengas con ella.
-¿Y por qué? -replica Perlita, removiéndose en la cuna.
-Sus besos son de muerte; de amargura su mesa, donde el pan no es pan, ni el vino, vino. Todo lo relacionado con ellas es ficticio... -y añade desentendiéndose de su hija, mientras mira a un sembrado vecino-, hoy carroza y mañana calabaza.
-No entiendo -suspira,la pequeña, al tiempo que se acurruca junto a su hermana mayor- ¿y tú, Blanca?
-¡Y yo que sé! -Responde, aquella, que un tantico desabrida.
-Esta hija tuya te dará problemas -interviene la Dueña más Anciana-, malo es ir descontenta con la vida. Siembre anda tristona y con alas de mariposa en el pensamiento.
-Mejor sería ser, primero flor que grano... -suspira la Espiga Madre, añorada, que de algo le viene a la pequeña, los cantos de ruiseñor en su cabecita loca.
-Perlita es flor en tu corazón... y de harina, quizá ella...
-Quizá.

La curiosidad no es buen consejero y acicate de mal agúero lo prohibido. Así, que una noche en especial revoltosa, con los vientos del norte del norte haciéndose carantoñas con los del oeste, se dejó desprender, Perlita, de la Espiga Madre y caer hasta la tierra de glegas esponjosas. Suyo fue el trabajo de mantener el equilibrio; aquel mundo estaba ansioso por hacerse con la tierna griaturita; ora un pájaro, ora una hormiga. La llama con voces de espanto la Espiga Madre, no la escucha Perlita, que su alma va sorda bogando sobre un deseo.
-¡Hada! ¡Hada! -Grita, Perlita, sofocando al miedo con sus voces.

La Espiga Madre atiende las razones de sus compañeras, sortendo las recriminatorias miradas.
-A esta hija mía le falta un poco de juicio, nada bueno saldrá de tal cita, si es que la hada aparece -suspira la Espiga Madre, rezando para que así ocurra.
-No es tan facíl en estos tiempos, para las hadas, encontral seres inocentes que adornen sus Anillos Mágicos... ¡vendrá! -Sentencia la Dueña más Anciana.
-Mi hijita sufre con su destino...
-¡Tu hija ha perdido la memoría de su estirpe... ¡no soporto la arrogancia!¡Llorará, ser sombra de triste quimera!
-L a esperanza...-murmura la madre.
-¿La esperanza? ¡Una sutíl mariposa que jamás sea posado en nuestros frutos! Es traidor el pensamiento de querer ser adelfa que no trigo!
-El saúce a pesar de tener el color de la esperanza también llora, y llora el niño mientras su madre abre surcos en la tierra y el pájarillo en el niño... la pena no es sólo patrimonio de mi pequeña.
-te refieres al llanto de la soledad; del miedo; del prisionero; del débil, que lo remedia la propia naturaleza, ¡no la amarga lágrima del soberbio que se alimenta de su propia sed.

Agena al debate que matiene su madre con la Ancianan va gritando:
-¡¡¡Hada!!
Entre la hierba se escucha leve rumor a pisadas...
-¿Qué quieres Poquita Cosa?
-Que me hables de mi futuro
-¿El futuro, valiente cosa? ¿y qué quieres saber?
-Mi destino.
-Un poco esmirriada si que eres, terminarás para forraje de las bestias...
-¡Oh! -Esclama,Perlita, sin querer recordar los belfos del mulo de carga.
-También podrías ser princesa y vivir entrelas flores de mi jardín.
-¡Podría!
-Es claro.
-¿Y cómo?
-Deséandolo. Déjate madurar junto a tus hermanas, vendré a por tí. No comentes con nadie lo aquí acordado.

Ya en edad de merecer y en la era:
Perlita esperajunto a sus hermanas la primera estriada del Hortelano, con el alma puesta en la promesa de la hada. Más aquella no aparece y el tiempo se consume en el gran reloj de trigo que asemeja el silo. Va diciendo el Hortelano:
-Estano, esta sí para semilla. Aquella, aquella y aquella para la molienda.
Entre las últimas se encuentra Perlita. En vano es el consejo de su madre: "Ser pan, mejor que grtano. Llora y llora, hasta que se condume tanto y tanto que más parece chufa que trigo.
Dijo el Hortelano a un gañan:
-¡Tira ese grano a la hedentina, que nos va a estropear la harina!
-¡Eso! -corrobora, la hada, asomando la varita mágica entre un tallo de tomillo que el hombre sostiene entre entre los dientes-, ¡y no olvides, Perlita, que la paciencia es una virtud y la confianza un nombre don!
-¡Y la constancia. amiga del tesón -Murmura para si, el señor destino que contempla la eccena airado.

El señor Destino, que se divierte en llevar la contraria agnomos, hadas, adivinos y brujas, desbarantándoles oráculos y predicciones, cubre de paja el frágil grano; alimenta hojas de flores marchitas a la Madre Tierra, y pide a su amigo el señor Viento, retirar la escombrera unos centimetros del lecho de Perlita. Dando lugar a la más hermosa espiga, que figurarse pueda allá por primavera.

-¡Mirad que belleza nació entre los desperdicios!- dijo un buen día el Hortelano-, la llevaré al pueblo y será la envidia del Valle.
-Quiero que adorne mi toia -lloriquea la hija que va para esposa.
-La bordaré en la bolsa del pan junto a una amapola -interviene la madre.
-Será el blasón de mi familia -añade el padre del Hortelano, llamándose así mismo caballero, que de duques o marques no fueran otros los comienzos.

El Herrero esculpío en una lámina de hierro fundido, la misteriosa espiga, a petición del Ayuntamiento que le dedicó una gran estatua. Con lo que quedó en testigo y testimonio en el pueblo y después en el Valle entero, la historía de un granito de trigo que soñó con ser princesa de cuento y llegó a Reina.
Aun podéis verla reproducida; pintada y bordada en todas las bolsas de pan del mundo entero.
Datos del Cuento
  • Categoría: Tradicionales
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