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Minos

Minos había nació en Creta, como resultado de la unión entre el dios Zeus y la princesa fenicia Europa, a la que había seducido valiéndose de la apariencia de un toro . Radamantis y Sarpedón, hermanos de Minos, nacieron de esta extraor­dinaria unión.

Los tres hermanos fueron adoptados por el rey cretense Asterio, marido terrenal de Europa. Tras su muerte, primero Minos y luego Radamantis y Sarpedón lucharon por el trono, pero sólo el primero se hizo con él tras haber reclamado que sus plegarias fueran oídas por los dioses. Poseidón envió un toro blanco que emer­gió de las aguas a petición de Minos. Este animal debía ser sacrificado en honor del dios, pero el rey lo dejó vivo.

Poseidón nunca olvidó esta afrenta y al casarse Minos con Pasifae, hija de Helios, el dios se aseguró de que ella se enamorase del toro. Dédalo, que estaba al servicio de Creta, construyó una vaca hueca para que Pasifae se escondiese y pudiese reto­zar con el toro. A lo largo de su matrimo­nio le había dado a Minos varios hijos, en­tre los que estaban Andregeos y Ariadna, pero esta vez había concebido una especie de monstruo que se llamó Minotauro o «toro de Minos». Se trataba de un hombre con cabeza de toro y su carácter era extremadamente violento e imprevisible. Minos estaba avergonzado de tener una criatura así y decidió condenarlo a una vida de ostracismo, para lo que pidió a Dédalo que le construyese un complejo gigante lleno de callejones y con una única salida, a la que llamó Laberinto y en la que Minotauro quedó encerrado.

Mientras tanto, Minos se había convertido en uno de los reyes más poderosos del mundo griego, gobernando 90 ciudades entre las que estaba Atenas y otras localidades de Creta. Incluso le había declarado la guerra a aquella ciudad después de la muerte de Andregeo, que según algunas versiones, había sido víctima del toro libe­rado por Heracles y que tenía atemorizada a la población de Maratón. Minos reclutó a muchos aliados y sitió Megara, entre Corinto y Atenas, que esta­ba gobernada por el rey Nisus, cuya hija Escila se enamoró de Minos, al que con­templaba desde una torre del palacio real. Entonces ella decidió entregarle la ciudad una noche cortando un mechón del cabello púrpura de su padre, símbolo del po­der, y se lo entregó a Minos que, furioso ante semejante traición, rechazó el me­chón y su amor. Tras conquistar Megara y otorgar unas condiciones de paz ventajo­sas, Minos fue maldecido por ofender a Escila, que al no ser ya bien recibida en su propio hogar le pidió al rey que la alojase en Creta. Cuando los cretenses partieron, ella se lanzó al mar y se agarró al casco del barco de Minos para transformarse en un ave marina.

Minos no pudo derrotar a Atenas por medios militares, pero tras suplicar a su padre Zeus que le ayudara, el Ática fue devastada por terremotos, hambrunas y epi­demias que hicieron que los atenienses ad­mitiesen al final su derrota. Por consejo del Oráculo de Delfos, el rey Egeo de Ate­nas aceptó los términos impuestos por Mi­nos y así, una vez cada nueve años, siete muchachos y siete muchachas de Atenas debían ser sacrificados en honor del Minotauro.

Teseo acabó finalmente con el monstruo, tarea para la cual recibió la ayuda de Ariadna . Ariadna y Teseo huye­ron después de esta aventura, pero Déda­lo, que habían ayudado a Ariadna junto a su hijo Icaro, quedó encerrado en el Laberinto frente al Minotauro. Sólo consiguió escapar gracias a su ingenio, con las alas que él mismo había inventado, acción que resultó mortal para su hijo. Después Dédalo se refugió en Sicilia, donde el rey Cócalo fue muy hospitalario con él.

Minos buscó a su antiguo protegido sin encontrarle al principio, pero después de un tiempo dio con él gracias a un truco ingenioso. Tal y como Minos esperaba. Dédalo era la única persona que podría hacer pasar un hilo por la concha de un cuerno de Tritón. Pero Cócalo no quería desprenderse de su invitado y por eso Minos deci­dió sitiar la cuidad de Cárnico hasta que el rey cediese. Así sucedió, y Cócalo le invitó a un banquete para firmar la paz, ofreciéndole darse un baño antes de la comida mientras sus hijas le atendían. Dédalo había situado unos tubos en la bañera para que desprendiesen agua caliente y así escaldar vivo a Minos.

La muerte del rey y de su hermano Radamantis, al igual que la del rey Eaco de Egina, proporcionó al mundo de los muertos los nombres de los tres jueces de las almas.

Algunas de las historias míticas de Minos se basan probablemente en la situación real de la civilización griega desde 2000 hasta 1450 a.C, cuando parece ser que Creta era el mayor poder de la región. Su cultura se situaba por encima de las de­más y su arquitectura destacaba frente al resto. Es la llamada civilización minoica, nombre que recibe en honor del rey Minos. El famoso palacio de Knossos, exca­vado a principios del siglo XX, tiene su origen en ese periodo y contiene una serie de habitaciones que bien pudieron inspirar el mito del Laberinto.

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