Dulce como la miel es el amor…
Amargo como la hiel, el sentimiento al perderlo.

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“ xx de marzo de 1982

Te amo. ¿Lo sabés? A tu lado me siento la mejor persona del mundo. Cuando no estás, la muerte se me hace un ángel, la única salida.
Siento la necesidad de expresarte todo esto hoy, a cuatro años de habernos conocido, y a tan sólo uno de haber entrelazado nuestras vidas frente a Dios.
Te amo, y lo siento en cada fibra de mi ser. Lo siento cuando me mirás a los ojos con profunda ternura. Lo siento cuando me renegás porque no me abrigué bien. Lo siento cuando me acariciás al hacer el amor.
¡Cuánto tiempo esperé en encontrar el hombre de mi vida! Pensé que no existía el ideal. Jamás creí que yo –siempre desdichada en el amor- fuera a encontrar mi alma gemela. Y cada día estoy más segura de esta fuerza que nos une, que nos mantiene juntos y nos hace creer que el mundo puede ser mejor, y que realmente existe ese Dios frente al cual nos juramos amor eterno.
Ahora estoy escuchando una canción, no cualquiera, sino ‘esa’ canción, la nuestra. La que nos transporta al escucharla a esos primeros días de estar juntos, cuando el éxtasis por sentir nuestros cuerpos nos hacía temblar de emoción… y aun hoy lo hace. Rueda una lágrima por mi mejilla, llega a mis labios, y siento su sal. Y mi voz entona esa canción “so baby surrender to me…” / “entonces bebé, ríndete a mí…” Como antes, como ahora, como siempre.
Te amo, y si por eso debo dejarte ir –ahora- lo haré. Aunque me parta el alma, aunque me destroce. Porque te amo y sé que es tu deber, sólo por eso.
Y no olvides nunca que yo aquí te espero, con nuestro hijo en mi vientre, y todas las ganas de volverte a ver (aunque aun no te hayas ido).

Tu esposa, amiga y amante.”

Carta de Virginia a su esposo Germán, ex combatiente de Malvinas, caído el día xx de abril de 1982.

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- Me voy flaco, finalmente me voy.
- No me jodas Pepe. Siempre igual, con esos chistes negros.
- Ojalá fuera chiste, me voy. El mes que viene hago las valijas y me mudo a España.
- Pero… pero, es una joda, no me digas…
- No che, que no, que… que me voy.
- Pero cómo, ¿así sin más? ¿Y tu familia? ¿Y nosotros, tus amigos?
- No la hagas más difícil, lo tengo que hacer Juancho, no me queda otra. Vos sabés que acá las cosas me van como la mona.
……

Aeropuerto de Ezeiza – 10’ antes del embarque en el vuelo 2352 de Iberia.
Charla entre Pepe y Juancho:

- Flaco, vamos macho, secate esa lágrima, nos vamos a volver a ver.
- Sí, pero no es lo mismo. Carajo, como te voy a extrañar.
- ¡¿Y yo, a todos ustedes?!! Y más a vos, lo sabés, siempre fuiste mi hermano por elección.
- ¡¿Y por qué te vas entonces?! Quedate, ya las cosas se van a solucionar…
- No puedo Juancho, allá conseguí un laburo, algo estable. Acá no sé dónde voy a estar mañana.
Sabés una cosa…
- ¿Qué?
- Te amo.
- ¡¿Qué?!!! Pará hermano, te adoro, pero no me digas así que me ponés incómodo… Tengo señora, hijos.
- Jajaja… ya sé, yo también. Pero te amo. No me olvido más de una clase de filosofía –en particular- de quinto año, en la que el profesor nos dijo: “’querer’ implica posesión, implica ‘te quiero para mí’, es un sentimiento algo egoísta, en cambio, ‘amar’ es darlo todo por el otro, el amor libera, no exige…” Y yo te amo viejo, sos mi hermano del alma.
- Bue, visto así… yo también te amo Pepe. ¡Carajo! Te voy a extrañar. Volvé pronto, ¿dale?
- Prometido flaco. Te veo a la vuelta…
- Hasta la vuelta, amigo.

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- Mamá, estoy triste… No los voy a ver más a papá y a vos.
- Mi vida, eso no es cierto. Nosotros vamos a volver a estar con vos, eso te lo aseguro. Es verdad, no ahora, no inmediatamente, pero nos vamos a volver a ver.
- ¿Segura?
- Segura… nadie puede separar a las personas que tanto se aman.
- Y el cielo, ese del que tanto me hablaron, ¿cómo es?
- …es… es… lo más bello que uno,… que uno se puede imaginar.
- ¿Todo blanco?
- Y celeste, y rosa, y verde. Con los colores más hermosos de la paleta de un pintor.
- Hay ángeles volando, además.
- Sí, sí hijito, los hay. Pero lo más lindo es que te encontrás… con todos tus seres amados. Los que ya se fueron, y los que se van a… los que se van a ir.
- Y si es tan lindo donde yo voy a ir, ¿por qué llorás mamá?
- No es fácil responderte esa pregunta hijo, no lo es…
- ¿Me querés, mami?
- Te amo hijo, te amo con todo mi corazón. (“Y te voy a extrañar, no sabés cuanto…”)

Hospital Posadas - Diálogo entre una madre y su hijo, el día en que el niño fue sometido a una intervención quirúrgica de transplante de corazón. Fue exitosa. Donante: su mamá.

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Así es el amor. Dulce como la miel, y en ocasiones, amargo como la hiel.
Pero de alguna forma, siempre renace. El amor es como una flor entre las piedras. Como un oasis en el desierto.

Lo aprendí con vos.