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Media noche en un instante...

He visitado muchas librerías buscando el libro que me llene, sin embargo, no encontré nada, mas bien desilusión. Decidí ir al cine y fui. La película era regular, pero pude entretenerme, pasar el tiempo, viviendo con mis ojos un mundo de ficción, algo parecido a la felicidad… Luego, prendieron las luces y pude ver los rostros de la gente volviendo a la realidad. Se pararon y salieron en silencio hacia sus casas, al igual que yo.

Mientras retornaba a mi casa pensaba en si mi vida había madurado, si los años tenían la fuerza de hacerme un hombre maduro. Uno siempre piensa, y piensa, es lo que mejor hace, se entretiene como si estuviera en un cine.

Llegué a mi casa y no encontré a nadie en mi casa, mejor dicho todos dormían. Subí a mi cuarto y me puse a leer, luego, pensé en escribir, pero ¿de qué iba a escribir? No lo dude mas y empecé a apretar las teclas con suavidad, como si fuera un piano y sonaran bellas melodías… Y aquí estoy, en mitad de la noche, sin nadie a mi lado cuando ya han pasado mas de media vida por mi lado, y, nada, vacío, una serie de cola de imágenes culebrean mis pensamientos, exigiendo que de los siguientes cuerdos pasos, pues podrían entrar a la total falta de visión de la realidad del mundo.

Nadie, nadie habla cuando yo escribo. Uno que otro ladrido que resuena en mitad de la noche, el chirrido de algún pajarillo, el ruido de un carro rumbo a su hogar, los pasos de un guardián que trata de no pensar pero falla en su intento, sí, esa es la vida que tengo, una de esas en donde pocas cosas me ha sucedido, en donde he sido feliz pocas veces pero muy intensamente… ¿quién podría criticar que nada valió la pena? Los muertos no dicen nada, tan solo observan las cosas que escribo en un silencio cooperativo y generoso.

Quién podría imaginarse que yo soy especial, que nadie es como yo, que siempre supe que era algo así como un ser de otra galaxia, pero nadie lo sabrá jamás. Si lo cuento, todos pensarán que estoy loco, pero no es así. Son los demás quienes destruyen su inocencia, su libertad, se calcinan sus ideas inocentes, es así, pero yo no soy así. Mi vida me recuerda a esas hormigas que suben y bajan en fila, ya sea por la pared, el piso, la ventana, un charco de agua, siempre adelante, sin que nadie lo pueda detener, excepto la muerte, es así, la muerte es la señora mas generosa, nos quita todo el peso, responsabilidades que cargamos y nos deja dormiditos para la eternidad, en paz…

No recuerdo cuantos libros he leído, no importa, pero es bueno leer. No tengo muchas ganas de escribir poemas, ni cuentos, la verdad es que ya no deseo muchas cosas… Me gusta escribir sobre papel, allí se dan las cosas mas suaves. Los dejo en sus cabezas, yo tengo que seguir adelante antes que la vida se me escapé por la puerta trasera. Cierto, soy un perseguidor de la verdad, y ella es como esas aves que no permiten que las toquen, pero si las miren de lejos… Mi vida es una canción muy extraña, suena como ese fragor del océano, como el silencio de una noche en el campo, los rayos de un solo generoso y que esmalta los ojos de dorado… Así es mi vida, un poema, un momento lleno de instantes…


Abril del 2005
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 14019
  • Fecha: 02-04-2005
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.26
  • Votos: 50
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2100
  • Valoración:
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