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Me duele...

- ¿Qué haces?
- Escribo
- ¿Qué escribes?
- Nada
- ¿Cómo que nada? llevas ya una hoja entera escrita.
- No es nada importante, nada...
- Yo quiero leerlo ¿me dejas?
- No, mejor no lo leas, no entenderías, son cosas tontas, mejor pasa.
- Déjame leerlo, yo quiero, sí, sí, venga, solo un poquitín, venga...
- ¡he dicho que no!, mejor vete, dejame en paz.

El niño se quedó mirando a la niña y con los ojos bajos copmo comprendiendo le dijo: bueno si te empeñas...
Pero nada más decir estas palabras en un rápido gesto arrebató la hoja a la niña.
Esta al verlo empezó a decir: ¡devuélveme la hoja!, ¡devuelvemela!, decía cada vez más alto.
- ja,ja,ja, no quiero, hummm veamos que pone...

El niño, tomó en sus manos el papel y empezó a leer en voz alta en tono de burla:

Yo...soy... pues como soy...
- No, no, le interrumpió la niña... devuélvemelo, por favor... suplicó cada vez más desesperada.
- Calla, si seguro que es gracioso, a ver sigamos leyendo:

El niño continuó, sujetando el papel con sus manos, levantando la hoja como si fuera a dar un discurso y volviendo la voz más grave prosiguió leyendo:

... es que no tengo dobleces, ni mal fondo, yo no tengo conflictos, ni problemas ni nada así, la gente, mis amigos, me quieren por como soy, por mis detalles, si les hago sonreir es con una bobada de las mías, una palabra ingenua, poco pensada, una sonrisa, un dibujo a trazos mal puestos, una línea que sonríe, cuatro pelos descolocados y formo una cara. Otras veces si recuerdo su cumple porque me lo he apuntado o lo recuerdo por algún detalle, es que a veces aunque soy pequeña pues la memoria como que me falla, yo voy y les felicito, les grito ¡felicidades!, les canto con mi voz o en la distancia con palabras, les tiro de las orejas, reimos todos juntos, siempre les digo años impares son los mejores, ¡tendrás suerte! y si aparece el típico pesimista y aguafiestas, aunque sea para aguar su propia fiesta, porque siempre hay uno al que eso de la edad no le hace gracia... si me dice, pues esta vez te equivocas suman par... yo le miro, sonrío y sacando mi cabecita a imaginar hago una de esas sumas imposibles y rápidas que llevaría a la desesperación a cualquier profe de matemáticas, una suma de esas que desafian la ley de la gravedad de los números más racionales y me las compongo para que, de alguna forma insensata o quizá muy sensata, algo salga impar y luego digo, ¿ves? la suma da impar, que mala suerte, este año también te irá bien ¿lo dudabas? y entonces todos se ríen, me vacilan, me dicen eres imposible y yo me siento bien, porque en el fondo noto que se sienten bien con cualquier gracia que a mi no me cuesta nada.

El niño reía, mientras leía... miraba a la niña y le decía: - ja, ja, ja tienes gracia escribiendo, no lo sabía, tienes tanta gracia...
Pero la niña se mantenía quieta, mirándole con tristeza, no sonreía solo decía: - por favor, devuélvemelo...
El niño sin hacerle caso prosiguió: - calla, que esto es divertido veamos cómo sigue.

El siguiente párrafo que escribo (prosiguió leyendo en voz alta y haciendo muecas y aspavientos) es mi forma de expresar el dolor que tengo dentro, me siento mal porque tengo un amigo en mi vida que no me quiere, no digo que me tenga que querer, tampoco pido que me quiera mucho, mucho, ni que me estruje ni que me abrace, sé que eso es imposible, ni tan siquiera pretendo que desee estar a mi lado, simplemente digo que no me quiere, no juega ni ríe conmigo, no comparte ni un pequeño ratito para decirme de forma escueta o rapida, ¿qué tal estás?, tampoco desea que sepa realmente cómo está él, yo no puedo contar con él, nunca tiene tiempo ni para una palabra, sus amigos se ríen de mi pero él les deja, no es para tanto, piensa, eso me hace sentir muy mal, sé que no le he hecho nada así que no puedo evitar sentirme mal cuando pienso que no me quiere. El solo trata de apropiarse de mi sentir y ni lo entiende, no sabe muchas veces ni el porqué de mis palabras, solo se burla de mis sentimientos, a veces, cuando pienso en él me siento como si fuera ese molinillo de viento que alguien lo sostiene en la manos y lo sopla sin miramientos para que se mueva, si el día es propicio lo sopla hasta que consigue doblarlo. Otras veces solo lo sopla divertido y lo hace a saltos, a momentos... y cuando se cansa, cuando no lo sopla... pues ese molinillo se queda quieto, llora en calma.

(La voz del niño se hizo cada vez más baja, más lenta, más suave)

Es por eso que quiero poner en palabras maduras y sensatas todo lo que siento por esa persona:
Me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele,me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele... es que me duele.

El niño, que ya pronunciaba con llanto en los ojos las últimas palabras, miró a la niña con tristeza y le devolvió, avergonzado, el papel. Ella, le miró, de su carita surgía una pequeña lágrima pero la contuvo, luego con voz niña pero tratando de mostrarse ilusionada, despreocupada, tan solo le dijo, solo es un escrito más, solo son palabras, no tienes porqué pensar nada más, ¿vale? tan solo son palabras, a veces se dicen tantas tonterías, con ellas no es que yo realmente quiera decir nada...

Pero el niño que había comprendido lo que había leido, cortando su explicación se acercó a ella y dándole un beso en la mejilla le dijo:
- lo siento.
La niña, sorprendida tan solo acertó a decir:
- Pero... ¿porqué dices eso?
El niño respondió:
- No debí leerlo, lo lamento, era algo tuyo, solo tuyo y yo me lo apropié para disfrutarlo sin pensar en nada más, he sido desconsiderado, tienes razón tan solo lo leía buscando palabras con las que divertirme, con las que pasar el rato.
- Pero entonces... ¿porqué me has dado un beso?, dijo la niña enjuagándose las lágrimas y sin terminar de comprender.
- Porque he leido tan solo en dos palabras qué, realmente, hay algo que te duele mucho.
Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
  • Media: 5.31
  • Votos: 88
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Comentarios


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3 comentarios. Página 1 de 1
Lágrima Azul
invitado-Lágrima Azul 20-06-2005 00:00:00

Muchas gracias!, vaya, eso que dices de tacto, pues gracias, tal vez sea la intención última de mis cuentos. Todos en el fondo somos niños así que ¿qué mejor que volvernos niños para entender las cosas de nuestra vida?, si perdemos la inocencia creo que lo perdemos todo, es esa parte de nosotros que nos reclama a veces cuando necesitamos que todo sea sencillo y cercano porque en el fondo todo es tan natural que no puede ser de otra forma. Me duele, lo digo, lo saben y... ya no vuelven a hacerme daño (al menos de esa manera). Gracias de veras, al hablar de tacto, bueno no sé, me alegra que mi escrito lo lleve impreso y que lo hayas detectado, sin tacto tampoco somos nadie. Un saludo

sergiogonzalez
invitado-sergiogonzalez 19-06-2005 00:00:00

creo que en verdad tu relato hace reflexionar de como hacemos dano a otras personas sin darnos cuenta y tu tuviste el tacto exacto para explicarlo de nuevo felicidades sigue adelante

Angelus...
invitado-Angelus... 15-06-2005 00:00:00

Precioso texto, me encanto y bueno, debo agradecerte por escribir así porque me gusta mucho la sensibilidad que le pones a tus escritos. Felicidades.

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