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Leprechaun cap. 4

Reegan estaba por ser herida de gravedad por el Amo de las Ilusiones.
-¡Síothlaigh Reegan O'Hara! (Muere Reegan O'Hara)
El mago lanzó su bastón bastante fuerza para acabar con Reegan, entonces la joven pegó un fuerte grito; pero lo que ninguno de los dos pudo prever fue que un bolígrafo fue lanzado con gran fuerza y chocó levemente con el Amo de las Ilusiones.
Entonces el bolígrafo dijo:
"No está permitido que me dañes, prepárate para la venganza".
Emitiendo un corrientazo que alcanzó al Amo de Las Ilusiones para obligarlo a soltar el bastón; entonces se topó con Anette y Michael.
-¡No toques a nuestra amiga mago maligno! -exigió Anette.
El Amo de Las Ilusiones trató de pararse, cuando vio a Jessie lanzarse contra él, arrojando una patada voladora, pero el mago se ocultó en su capa y puso eludir a Jessie, quien cayó al suelo sana y salva.
Cuando el Amo de las Ilusiones desapareció, todos fueron a ayudar a Reegan.
-¿Estás bien Reegan? -preguntó Jessie.
-¡Sí! -contestó Abigail, la asistente del Amo de Las Ilusiones- ¡Pero pronto dejará de estarlo! ¡A ellos!
Dos de los cuatro matones se lanzaron contra los chicos, quienes se colocaron detrás de Reegan para protegerla, y ahí comenzó la pelea.
Por su parte, Peter, Mackey y Rebecca estaban luchando contra los otros dos matones; Peter y Mackey tenían el rostro hinchado de darse tantos golpes, pero siguieron en el encuentro sin darse por vencidos.
-¡Ay! ¡Ay! -se quejó Peter- Oye Mackey, creo que eres muy fuerte, tus golpes son muy duros.
- ¡Y yo creo -replicó Mackey- que eres muy lento Hamilton! ¡Tus reflejos son pobres! ¡Ay!
De pronto se toparon con los dos matones y con Rebecca, quien parecía estar confiada.
-Tengan cuidado chicos -dijo la prima de Mackey-, estos tipos no se andan con juegos.
-De acuerdo -comentó Peter adolorido.
Los dos matones se lanzaron contra los chicos, pero también lo hicieron Peter y Mackey contra ellos para detenerlos, pero de pronto Peter oprimió accidentalmente un botón del termo de Mackey y disparó una cuerda que se enredó en los pies de uno de ellos; Mackey se dio cuenta y dio un gran salto atrás para tumbarlo, cosa que tuvo éxito.
-¡Bien Hamilton! -afirmó Mackey- ¡Tu cerebro sirve para algo después de todos!
-Gracias Mackey -comentó Mackey, pero de repente el pie de Peter se enredó en el cable y caminó con tanta fuerza, que hizo volar el termo, pegándole en la cabeza y atontándolo.
Mackey, con expresión de vergüenza dijo:
-¡Me equivoqué, ni tú cabeza sirve para cerebro!
De repente, Mackey se encontró con uno de los matones, quien lanzó un puño en su contra, pero apareció un pequeño círculo a toda velocidad que terminó golpeando al matón en la cara, dejándolo inconsciente.
-¡Increíble! -exclamó Rebecca entusiasmada- ¡Este "yo-yo no yo" si sirve en mil maravillas!
-Rebecca -comentó Mackey- Necesito mis aparatos. ¿Crees poder usar ese yo-yo para traer mi termo?
-¡Seguro Mackey! -exclamó Rebecca otra vez- ¡Aquí va!
Rebecca lanzó el yo-yo con gran fuerza que logró que se enrollara el yo-yo no yo con el termo.
-¡Mira lo que puedo hacer primo! -dijo Rebecca a continuación.
Jaló con mucha fuerza el cable del yo-yo y la fuerza impulsó el termo hacia Rebecca, luego la prima se lo dio al primo.
-Aquí tienes, te lo doy porque eres mi primo favorito.
-Lo sé, soy tu único primo -afirmó Mackey sacando las ruedas del termo. ¿En verdad? ¿Ustedes que creen?
Mackey se colocó las ruedas en las suelas del zapato, y tenía, en pocos segundos, un par de patines mutables.
-¡Seo tabhairt mé! -exclamó Mackey, que quiso decir ¡Aquí voy!, pero tambiñen pensó: "Ahora yo también me he vuelto marciano" Mackey patinó hacia Petet para ayudarlo, pero también se enteró que los dos matones se estaban levantando y estaban yendo en su contra.
Pero Mackey no se preocupó y se lanzó contra los villanos.
-¡Mira esto Hamilton! -comentó Mackey emocionado- ¡A esto le llamo patinar!
Mackey patinó hacia los matones, y cuando llegó con ellos, saltó y abrió sus brazos, de modo que golpeara a ambos en la cara y los hiciera caer; no pasó tiempo antes de que los matones se levantaran, para que Mackey se lanzara otra vez contra ellos y lanzó la cuerda nuevamente, los hizo caer a los dos matones, quienes exclamaron ¡Maldito niño! en irlandés.
-¡Bómánta buachaill!
Pero se iban a arrepentir, porque Mackey pasó las ruedas por su cara y les dejó marca a los tipos.
Rebecca estaba muy emocionada por ver patinar a su primo, quien se detuvo al rato.
-¡C'est fini! -exclamó Mackey.
-¡Bravo Mackey! -aplaudió Rebecca- ¡Ese es mi primo!
-¿Lo ves Hamilton? ¡Esto es lo que yo llamo patinar!
-Eso es lo que yo llamo problemas -respondió Peter nervioso.
Pero por desgracia, los tres se llevaron una terrible sorpresa al toparse frente a frente con el Amo de Las Ilusiones, quien tenía su máscara y su bastón.
-Ahora verán -dijo el mago con voz impasible-. Los haré sufrir a todos.
Peter, Rebecca y Mackey se pusieron en guardia, entonces el tercero se lanzó nuevamente contra el mago, pero no pudo hacer mucho; al principio, el Amo de las Ilusiones. lo despistó escrbiendo el nombre de Mackey en un papel, lo metió con otros y los quemó, hasta salir un nombre escrito con cenizas; cuando Mackey llegó con el mago, se detuvo inmediatamente.
-Por favor -dijo el mago-, saca un papel.
Mackey sacó el papel, lo abrió y lo miró.
-¡Es mi nombre!
Entonces el mago dejó ver su brazo, el cual se vio porque el Amo de las Ilusiones se remangó todo, y ahí decía: "Mackey"
-¡El nombre de Mackey! -exclamaron Peter y Rebecca.
-¡Correcto! -respondió el mago, el cual lo agarró y lo lanzó lejos, hasta que Mackey cayó en una fuente del Stephen's Green.
-¡Mackey! -exclamó Rebecca.
En ese momento, el Amo de las Ilusiones desapareció, envuelto en una cortina de humo, y apareció detrás de Peter y Mackey; luego sacó un pañuelo, lo rompé en pedazos y hace un bollito, se lo da a Peter, hace lo mismo, y le da el bollito a Rebecca; de repente saca dos enormes capas, con las que cubre a los chicos y los deja así un rato, para luego descubrirlos. Cuando lo hizo, aparecieron Peter y Rebecca atados con cuerdas, sin poder librarse por un nudo tenaz.
-¿Pero cómo? -preguntó Rebecca.
-No puede ser -agregó Peter- Jamás creí que fuera... ¡Tan bueno! -entonces, con cara de entusiasmo, dijo: ¿Cómo hiciste eso?
-Un mago nunca revela sus trucos -respondió el mago-. Justo lo que necesito para completar lo demás.
Mientras tanto, Jessie, Anette y Michael estaban protegiendo a Reegan; por lo que decidieron dividirse para despistar a los villanos.
-¡Anette, Michael! -exclamó Jessie- ¡Ustedes entretengan a los matones! ¡Yo me haré cargo de esa mujer tan fea!
-¡No soy fea! -exclamó la malvada Abigail- ¡Sólo soy muy hermosa, más que tú! -Lo último lo dijo con acento pretencioso- ¡Atrápenlos!
Los matones fueron contra Anette y Michael, mientras que Jessie se lanzó contra Abigail.
Para enfrentar al enorme tipo, Michael fue esquivando los golpes del sujeto, hasta que llegó un punto en que decidió tratar en la ofensiva, por lo que lanzó una bomba de humo para despistarlo; eso lo dejó así un tiempo.
-¡Sí! -exclamó Michael con alegría.
Pero su alegría pronto terminó, cuando el matón volvió a aparecer para embestirlo; de pronto Michael decidió pensar rápido y vio unas flores, se lanzó al prado y arrancó una, la puso en la nariz del matón y éste estornudó. Michael se sintió feliz, pero de pronto el matón se reucperó y se lanzó nuevamente en su contra.
Anette se enfrentó al segundo, para ello, tuvo que esquivar los golpes que lanzó; hizo lo mismo hasta que se tropezó con una roca; el hombre iba lanzar un puño, cuando de pronto Anette vio su bolígrafo, lo recogió con altos reflejos y activó una de las tintas, las cuales lanzó un gas de color aguamarina, resultó ser gas somnífero; cuando lo recibió, el matón cayó al suelo y se quedó dormido.
-¡Tuche! -dijo Anette, guiñando el ojo.
Finalmente Jessie, quien se enfrentó a la perversa Abigail, vio que ésta sacó un par de copa: una la arrojó a Jessie y la otra se la quedó; metió una moneda en la que ella tenía y envolvió la copa en un pañuelo.
-Abra Kadabra -dijo Abigail-, patas de cabra, sal de la copa y pasa por la otra. ¡Alakazam!
Abigail pasó la moneda a la otra copa y Jessie vio que tenía un mechón encendido, el cual explotó, envolviendo a Jessie en una capa de humo.
Por su parte, Abigail se regocijó de ver el humo; se rió frenéticamente y dijo:
-¡Eres débil jovencita! ¡Pero yo soy mejor que tú! ¡La magia es la más fuerte de las materias! Ojalá te haya quedado claro.
-¡No tan fuerte como el karate! -exclamó Jessie de repente.
Abigail vio que la voz dijo de atrás y se dio vuelta, fue ahí donde vio a Jessie, colgada de un árbol y agarrada de su Trionchaku.
-¿¡Tú!? -preguntó Abigail- ¿Pero cómo? Si yo te vi...
-¿No has oído de los karatecas? Tenemos la capacidad de buenos reflejos. Por cierto, tu rima es espantosa y carece de estilo.
-¡Maldita niña!
Jessie se bajó del árbol y miró de frente a Abigail, y decidió hacerle un juego.
-Hagamos algo -dijo la hermana de Peter-, contemos hasta cien las dos, pero la que diga más de diez números, pierde.
-¡Eso es muy simple! ¡Veamos!
Mientras Abigail trató de recordar ese truco, Jessie aprovechó para darle un puñetazo, la cual la dejó inconsciente, mientras que Jessie...
-1, 12, 23, 34, 45, 56, 67, 78, 89.
Fue con Abigail, movió sus labios y Jessie dijo, para pretender que fue Abigail.
-¡100! ¡Ya! ¡Yo gané!
De pronto, se escuchó el sonido de una explosión, la cual atrajó la atención de todos. Al cabo de unos segundos, todos vieron al Amo de Las Ilusiones, quien tenía a Peter, a Mackey y a Rebecca, atados en una cuerda.
-¡Amigos! -exclamaron Anette, Michael y Jessie, quienes se quedaron quietos.
-A menos que quieran ver a sus amigos perecer... -comentó el Amo de las Ilusiones con su espada en el cuello de Peter-... se rendirán y dejarán de hacer tonterías.
Los cuatro se quedaron quietos, luego los que estabn libres, soltaron sus inventos y se rindieron.
Cuando se rindieron, los matones los ataron a todos con una cuerda, igual de fuerte a la que usó el Amo de las Ilusiones, para evitar que escapen, y así esperaron a que los chicos despertaran.
De pronto, Reegan despertó y miró de frente al mago maligno.
-¡Amo de las Ilusiones! -pero esta vez, se mostró sin miedo- ¡Uafásach asarlaí! ¡No creas que vas a impedir que te detengamos! ¡Ya sé que tramas algo perverso, por eso estás perdido!
El mago, mirando a la joven irlandesa, dijo:
-Yo creo que no; verás jovencita de Eire, no teno pensado dejarte viva, dije que eliminaría... ¡Y eso haré!
Cogió un pañuelo y se envolvió la mano, luego sacó una bomba que estaba a punto de estallar, y la dejó cerca de los chicos.
-¡Slán iníon uí O'Hara! (Adiós, señorita O'Hara)
Luego el Amo de las Ilusiones envolvió a él y a sus hombres con su capa y los hizo desaparecer, mientras que el nerviosismo se apoderó de Reegan.
-¡Chicos, chicos, despierten!
Todos despertaron, y vieron a Reegan.
-¡Hola Reegan! -dijo Peter con alegría, pero esa felicidad se fue cuando vio la bomba- ¿Qué es eso?
-¡Una bomba! -exclamó Reegan-. En poco tiempo, nos acabará a todos.
-¡No si yo puedo evitarlo! -comentó Jessie.
Entonces la hermana de Peter logró sacar el Trionchaku y apuntó el palo que se podía disparar directo a la bomba.
-¡Trionchaku! -exclamó- ¡Dispara!
El Trionchaku se disparó, tal y como dijeron Poncho y Concho, lanzando la bomba bien lejos; por su parte, apareció el mismo policía bigotudo y barrigón que apareció en el puerto; estaba de turno, vigilando el Stephen's Green, cuando de repente vio la bomba que activó al Amo de Las Ilusiones; el policía puso una cara de nerviosismo, pero era muy tarde: la bomba cayó con él y explotó sin dejar rastro.
Por fortuna (no para el policía), Jessie actuó con rapidez.
Mientras tanto, Michael usó la "Mega llave" para liberar a sus amigos y liberarlos de las lianas.
-¡Estamos libres! -exclamaron todos- ¡Estamos libres! ¡Yuppie!
Los chicos estaban muy alegres, pero Michael recordó que aún tenía la flor que usó contra el matón, y se dirigió a Reegan.
-Oye... Ree. Re.. Reegan -Reegan le puso atención-. Esto es para ti.
-¡Que bonita! -exclanmó la joven de Dublín- ¡Muchas gracias Michael, eres muy tierno!
Michael se sonrojó, pero oyó un ruido (de aclaración de garganta) que atrajó su atención; se dio vuelta y vio al mismo policía bigotudo y panzón. algo sucio y con el uniforme desgarrada por la explosión.
-¡Bláthanna an! -exclamó y dijo "La flor" en irlandés- ¡Ponla donde estaba! ¡Es del parque jovencito!
-Perdón -exclamó Michael.
Michael la puso en su lugar, pero la flor no se puso en pie, mientras que todos encararon al policía.
-¡Ahora fuera! -ordenó éste- ¡Vayan con sus padres, debesn etsar preocupados!
-¡Ayy no! -exclamó Rebecca con impaciencia- ¡El hotel, hay que volver antes de que amanezca para ir a dormir!
Todos corrieron gritando hacia el Castillo Clontarf, mientras que el policía los miró confundido, se encogió de hombros y siguío su patrullaje.
Amaneció un nuevo día y los chicos (Peter, Michael y Mackey) se despertaron; ninguno durmió bien y todos tenían los ojos rojos. De repente se toparon con las chicas, quienes estaban vestidas, arregladas, y tenían un buen plan.
-¡Chicos vamos! -exclamó Rebecca- ¡Vamos de compras!
-¿De compras? -preguntó Mackey con sueño.
-Así es -de pronto Anette mostró la foto de un centro comercial-, éste es el centro comercial de Powerscourt, hemos visto todo lo que tiene y lo tiene todo: Restaurantes, helados, tiendas de ropa, tiendas de juegos, deportes, libros, bromas; tiene todo lo que se acxopla con nuestros gustos.
-¡Así es que vamos! -comentó Rebecca con entusiasmo- A vestirse... ¡ Y a comprar!
-¡Oh no! -exclamaron los tres chicos, quienes odiaban ir de compras, en especial Mackey, a quien comprar con Rebecca era ir al infierno y de regreso.
Los chicos se dirigieron al cnetro comercial de Powerscount y quedaron fascinados con lo que vieron en este centro comercial dublines, era idéntico a la casa de Powerscount, y por alguna razón, con sólo ver el interior, los chicos se entusiasmaron y decidieron comprar con las chicas, todos, menos Mackey.
En ese momento, Peter tuvo una idea.
"Que raro" exclamó Mackey "¿Hamilton con ideas?" "No lo creo" "Y no sólo por él"
Entonces Peter dijo su idea:
-Nos dividiremos en tres grupos: Michael, tú irás con Reegan; Jessie, Anette, yo iré con ustedes para comprar, y ,Mackey...
Mackey rezó porque no quería ir con Rebecca.
-... Tú vas con Rebecca.
Mackey se desesperó enormemente mientras que Rebecca se entusiasmó, por ello cogió su brazo y recargó su cabeza en el hombro de Mackey.
-Vamos Mackey -dijo Rebecca sonriendo-, quiero comprar muchas cosas, y lo mejor es que lo haré contigo.
-¡Hamilton, protesto! -replicó Mackey- No me dejes con Rebecca, quizas tú puedas ir con ella mientras yo acompaño a Jessie y a Anette, yo...
Pero Mackey se percató de una cosa: al decir: ¡Hamilton, protesto! Vio que todos sus amigos se habían ido.
-¡Mira Mackey! -exclamó Rebecca- ¡Cuanta ropa, zapatos, chaquetas, camisetas hay! ¡Y las quiero tener todas! ¡Lo último a la moda! ¡Vamos Mackey!
Los dos primos fueron a comprar, pero Rebecca tuvo que lidiar con una enorme resistencia de parte de su primo, aunque al final cedió y fueron juntos a comprar cosas de las tendencias más populares de ropa.
Así comenzó la aventura de compras de los chicos, cada quien tomó su camino:
Michael y Reegan fueron por las tiendas de antigüedades y de esculturas; ahí Michael compró una bella estatua de un hada irlandesa para su madre, luego pasaron por tiendas de helados y ambos se compraron unos de mandarina con chispas de chocolate; lo siguiente fue que pasaron por una tienda de lámparas y de música, en la primera, la pareja vio hermosos diseños de luces con decoraciones típicas de Irlanda, ahí solo se quedaron a ver y no compraron nada, pero quedaron encantados; mientras que en la tienda de música, escucharon U2 y Sting, Reegan prefirió algo como Celine Dion y Shakira; al final, ambos compraron CDs de esos cantantes y siguieron recorriendo el centro.
Peter, Anette y Jessie fueron: primero a la tienda de deportes, vieron cosas de futbol, tenis, squash, ciclismo, rugby y cricket (Y beisbol); ahí Jessie compró una raqueta de Tenis y unas pelotas de ping pong, fue todo lo que compró; luego pasaron por la tienda de libros y vieron los últimos éxitos así como libros clásicos de literatura; en esa tienda, Peter compró un leabhair chuntas (así se dicen libros en irlandés) de Jonathan Swift, de Daniel Defoe y de George Bernard Shaw.
-Para mi colección -comentó Peter al final.
Luego fueron por las papelerías, ahí Anette compró cosas de estudio, compases, esferos, libros de física y química; una vez que salieron de ahí, vieron a ver qué más encontraban, pero estaba muy emocionados por todo lo que veían a su alrededor; no paraban de observar.
Finalmente... ¡Mackey fue la personas más impaciente por querer salir al centro comercial! Porque Rebecca veía y se probaba cuanta ropa veía: Zapatos, chaquetas, pantalones, faldas, camisetas, chalecos, trajes de verano, sombreros, accesorios, aretes, pulseras y toda ropa de moda que veía. ¡Y lo compraba todo! Mientras que Mackey tenía que cargar los paquetes, poco a poco, sintió que cargaba un elefante y su deseo por irse del centro comercial se hizo más grande. Cuando se detuvieron a descansar, Rebecca compró un jugo a Mackey, por lo que él se puso contento; pero cuanod lo bebió, sintió muchos deseos de ir al baño. Resulta que ese jugo... ¡Era de guanabana! Y Mackey no soportaba la guanabana, le caía mal; pero Rebecca, en su deseo por ver más ropa, lo olvidó.
Después de un rato, se volvieron a sentar y Mackey parecía tener calambres en todos lados, rodeado de los paquetes.
-¡Me lleva! -exclamó con la mano en el estomago- ¡Por eso odio ir de compras! ¡Me oyeron señores! ¡Si piensan que ir de compras con sus esposas es espantoso... Esperen a explorar cómo es mi situación!
Entretanto, Peter, Anette y Jessie estaban muy contentos, habían comprado muchas cosas y no querían parar.
-¡Cielos! -dijo Peter- ¡No sabía que comprar podía ser tan divertido! ¡En especial con ustedes chicas!
-Pensé que no querías venir con nosotras Peter -dijo Jessie con una sonrisa pícara.
-Eso fue... -comentó con voz poética-... antes de venir aquí. Mi pequeña hermanita.
Entretanto, Anette vio un mapa del centro comercial,
-¿Adónde vamos ahora chicos? -preguntó- ¡Podemos ir a probarnos ropa!
-Apuesto -agregó Jessie- a que veremos a Rebecca y a Mackey ahí.
-Sí -dijo Peter riendo-, siempre lo hacemos... ¡Y Mackey nunca está muy contento!
Todos rieron alegremente, pero de pronto se les apareció un guardia del centro comercial; este guardia era una mujer y tenía sumo interés en los chicos.
-Disculpen -dijo ésta.
-¿Qué sucede oficial? -preguntó Peter.
-Ustedes llevan muchas cosas -respondió el oficial-, me temo que tendrán que venir conmigo para que se las requise.
-¿Requisar nuestras compras? -preguntó Anette.
-Es un procedimiento -concluyó el oficial.
Tanto Peter como Anette le creyeron al guardia, pero Jessie vio que tenía algo raro en su rostro, algo que le permitió ver su verdadera identidad, entonces tuvo un plan.
-¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! -exclamó Jessie, y sacó el Trionchaku- ¡Aquí está una de mis compras! ¡Mírela señorita y vea si hay problemas!
-Gracias jovencita.
El oficial se acercó para ver el Trionchaku, pero cuando estuvo bien cerca de él, Jessie disparó el botón que dispara el cojín y el guardia fue a volar muy lejos... ¡Hasta caer en un anuncio que comercializaba insecticidas!
-¡Jessie! -exclamó Anette sorprendida.
-¿Qué has hecho? -preguntó Peter.
-Luego les explico -respondió Jessie- ¡Por ahora corran!
Todos corrieron para salvarse de esa guardia, la cual sacó el radio para llamar a sus hombres.
-¡Me descubrieron esos niños estúpidos! -comentó- ¡Vengan aquí de inmediato!
Mientras que eso pasaba, los chicos continuaron corriendo como locos.
Al final, Anette dijo:
-¡Oh No! ¡Otra vez!

Aquí termina el cuarto capítulo de Leprechaun.

Agradezco esta vez a:

Hotels in Dublin
Irish Gaelic Dictionary
Dublin Shopping Malls
Wikipedia

Por la información sobre Irlanda, preguntas o comentarios, sigan las instrucciones y las recibiré pronto.
Datos del Cuento
  • Categoría: Aventuras
  • Media: 5.78
  • Votos: 68
  • Envios: 2
  • Lecturas: 7605
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