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Categoría: Infantiles

Las gaviotas son más listas

Las gaviotas estaban disgustadas, había llegado a la costa un gran gato de ciudad. Como no sabía cazar percado en la rocas se dedicaba a robárselo a las pobres gaviotas, espantándolas y amenazándolas con sus afiladas garras. Había que hacer algo. Gavi y Tate no estaban dispuestos a compartir su comida con ese caradura de gato llamado Zarpas.

 

Esa noche estaba Zarpas lamiéndose sus patas después de la cena, cuando Gavi y Tate se le acercaron con cautela:

_Hola amigo Zarpas, nos alegramos de verte_. dijeron las gaviotas.

_Eso lo dudo mucho pajarracos_. contestó el gato.

_Queremos que seas feliz y que te encuentres a gusto, por eso te vamos a decir donde puedes encontrar decenas de pescados para que comas hasta hartarte_. dijo Tate.

_¿DONDE?¿DONDE?_. exclamó el gato.

_Tienes que acompañarnos_. dijo Gavi.

Tenéis que saber que los gatos son muy glotones y pierden la cabeza cuando se trata de montones de comida. Las gaviotas lo guiáron en la oscuridad y llegaron a una pasarela. El gato desconfiaba un poco, pero el olor del pescado le obligaba a continuar.

_Tienes que ir allí al fondo y bajar por los escalones  hasta el sótano, verás que maravilla._ dijeron las gaviotas.

Zarpas corrió al fondo de esta extraña casa cuyo suelo se movía un poco y bajó los escalones. Lo que vió lo dejó atónito: era cierto, había decenas de peces esperando ser comidos y por supuesto nuestro gato se puso manos a la obra. Se pasó la noche comiendo y cuando salió el sol subió por las escaleras.

_¡GAVIOTAS TRAICIONERAS!_. exclamó._¡ME HAN ENGAÑADO!_.

Zarpas estaba en un barco pesquero en mitad del mar, había zarpado durante la noche y con la emoción del pescado no se había dado cuenta.

_¡Un gato!_. gritó un marinero.

A Zarpas se le puso el pelo de punta y se pasó todo el viaje huyendo del cocinero y de su escoba. Por supuesto no pudo comer nada de pescado. Mientras en las rocas de la costa Gavi y Tate se daban un gran banquete de marisco mirando al horizonte, donde un gran barco pesquero se convertía en un puntito lejano.

_Gavi¿oyes algo?, parece como un Miaaauuuu  Miauuuuu_.

_No Tate, no oigo nada..¡anda! come y calla_.

                                                               FIN

Por Antonio y Rosa

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