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La princesa fea y el joven ciego

LA PRINCESA FEA Y EL JOVEN CIEGO

Hace ya mucho tiempo… y en un reino muy lejano, nació una princesa, deseada y esperada por todo el reino, más grande fue su sorpresa al enterarse que su princesa era muy, muy fea, claro que nadie nace bonito pero esta niña excedía todo concepto.
Su padre, el rey, era malo lo llamaban Carlo el Tenebroso, al ver a su hija ordenó que la exiliaran a un castillo en el bosque del sur con la estricta orden de que nunca, por ningún motivo debía salir de allí. Pero era tanta su maldad que hizo correr el rumor de que Sophie pues este era su nombre, había muerto y el que se atreviera a dudarlo sería condenado a la horca.
Pero pasemos a lago un poco más alegre. Por la misma época un año atrás, en el reino de Neversad, al sur de Thornland, había nacido un hermoso príncipe que llenó de alegría a sus padres los cuales le amaban con todo su corazón.
Pero un horroroso día en que Andrés jugaba en el palacio, apareció una malvada bruja a la que no le gustaban los niños, lo vio y se puso celosa pues era muy hermoso así que ante el asombro del rey, de la reina y de todos los cortesanos dijo:
—Tu hermosura es tu castigo, te dejo ciego y te maldigo, y sólo tu amor correspondido por la más fea de las mujeres será tu salvación, ja ja ja—y se fue.
Sus padres desesperados al ver que su hijo realmente no podía ver mandaron llamar médicos, sabios, brujas y hechiceros y claro no podían faltar las hadas.
Pero era inútil ninguno de ellos ni con salmos, cánticos y encantamientos pudo hacer nada por el, Andrés estaba ciego, era un hecho. Cuando ya todos perdían las esperanzas llegó Pompones, una hadita regordeta que les dijo:
—Nada podemos hacer más que esperar que se cumpla la profecía—y prosiguió a decirla
—En un año nacerá una princesa llamada la fea, pero muchos años pasarán antes que este caballo los reúna – en ese momento salió un caballo de su varita—ella será sus ojos, y él su hermosura.
Terminando de decir esto le entregó el caballo a Andrés y le dijo que mientras no se separará de el nada malo le sucedería ya que el lo conduciría a su felicidad.
—Andrés –dijo Pompones—cuida de Wise y desapareció en una lluvia de chispitas.
Pasado un año los reyes Fernando y María mandaron buscar en todos los reinos a la princesa fea. Finalmente un día llegó un mensajero diciendo que en Thornland había nacido una niña y que todos decían que era muy fea. Los reyes se alegraron e inmediatamente mandaron embajadores con grandes presentes para el rey Carlo, el papá de Sophie, invitándole a venir a su reino y arreglar la posterior boda de Andrés y Sophie, pero todas sus esperanzas se desvanecieron al enterarse que el rey Carlo había recibido muy mal a los embajadores y los había despedido diciendo que ninguna de sus hijas iba emparentar con ellos y que Sophie había muerto, así que nada tenían que hacer allá, que lo dejaran en paz.
A pesar de que todos habían perdido las esperanzas, Andrés pasaba sus días feliz jugando con su caballo que no era normal, no, era mágico podía correr más rápido que cualquiera y era muy inteligente.
Pasados algunos años Andrés fue enviado en un viaje en el que debía aprender todo lo que necesitaba saber para ser rey, así que emprendió su viaje acompañado por un sabio recomendado por su tío. Fue una despedida triste pero lo que no imaginaban era que la razón de este viaje era un complot urdido por Luís para apoderarse del trono.
Caminaron y caminaron hacia el norte y llegaron al bosque con el que terminaba Thornland y donde vivía Sophie, este bosque era muy peligroso hasta ahora nadie había entrado allí y salido vivo. Lo habitaban criaturas salvajes y tenebrosas, había arenas movedizas, árboles espinosos y charcos pantanosos. Acamparon cerca del límite y durante la noche tomaron a Andrés dormido y lo introdujeron mucho más en el bosque con su caballo y allí lo abandonaron.
—¿Qué ocurre? --preguntó Andrés— ¿A? así que el príncipe se despertó—dijo el sabio—muy bien así se da cuenta lo que le va a pasar—y se echó a reír, coreado por todos los demás --¿Qué pasa? No se burlen de mí—
--Esta bien, ¡no se burlen!—lo dijo conteniendo la risa—mira Andresito, lo que pasa es que tu tío Luís, ¿Te acuerdas de él? veo que si y eso es bueno, está cansado de ser siempre el segundón de tu papá, así que decidió quitarle el trono
--¿Quitarle el trono a mi padre? Eso no puede ser
--Si, si puede ser y no me interrumpas Andresito, ¿en que iba? A sí, pero para eso tú tenías que estar muerto o desaparecido lo que es igual, así que aquí estamos y aquí te dejamos, ¿que tal rima eso muchachos?
--Andrés no podía creer esto—¿su tío Luís? No, no podía ser
--Veo como te dejó la noticia, bueno si no me lo crees aquí está una carta de tu propio tío, ahí te la dejo haber si es que algún día puedes leerla—
--Adiós principito—dijeron todos haciéndole una reverencia y soltando una risotada.
--Les juró esto me lo van a pagar, se los juró como que me llamó Andrés de Cogñac príncipe heredero.
--A si claro si logras salir de aquí—fue lo último que le dijo el sabio.
Sophie estaba concentrada arreglando su jardín, cuando de repente vio salir de entre los árboles del bosque un caballo con lo que parecía ser un fantasma encima, se asustó tanto que gritó y se desmayó. Andrés al oír el grito, ya que era él, flaco, desgarbado y ensangrentado se animó un poco.
—¿Hay alguien ahí?—preguntó—¿o acaso estoy alucinando?
En ese momento estaba tan fatigado que se desmayó junto a Sophie, la cual estaba volviendo en si, su nana al oír su grito había salido a ver que pasaba y se quedó muda del asombro al ver a este joven tan bello y tan maltrecho.
Andrés llevaba consigo un anillo que lo reconocía como heredero de la corona y Sophie al verlo se lo quitó y lo guardó, también estaba asombrada de cuan bello era a pesar de estar tan mal.
—Ven no te quedes ahí—le dijo a su nana—ayúdame a entrarlo está muy mal.
En la tarde Andrés volvió en si, en una cama muy cómoda y alguien tratando de que tomara un caldo—esto era lo que lo había despertado—¿estaré en el cielo? No, si estuviera muerto seguro no seguiría ciego. Pronto se volvió a quedar dormido.
--Que joven tan desagradecido ni siquiera se fijó en nosotras—dijo la nana—ay si pero es tan bello—dijo Sophie dejando sin querer escapar un suspiro, la nana la miró y no dijo nada.
Pasados dos días Andrés ya tenía un poco más de fuerzas y notó que alguien estaba frente a él.
--¿Perdón hay alguien ahí?—preguntó—
--Si—dijo Sophie, y pensó que linda voz, ¿pero acaso no me ve?
--¿Me podría decir por favor cuanto tiempo llevo aquí y donde esta Wise?
--Claro, dos días ¿pero quien es vuais? porque usted llegó solo.
--Si pero no es vuais es Wise mi caballo—
--¿El caballo? A si muy bonito, está en el establo.
--Por favor cuídenlo muy bien estoy seguro que el rey mi padre les sabrá recompensar—
--¿El rey su padre?
--Disculpe no me he presentado—dijo Andrés incorporándose en la cama—soy su alteza real Andrés de Cogñac príncipe heredero de Neversad, me podría decir bella dama, ¿en cual de las provincias de mi padre me encuentro?
--¿En las provincias de su padre? Ja, el golpe lo ha de haber dejado loco –dijo Sophie—porque yo no he oído hablar de Neversad, además yo soy Sophie de Riberac princesa de Thornland y mi padre es el rey Carlo, rey único de todo este lugar.
--¡Pero eso no puede ser! Por favor no bromee conmigo, esto es muy serio, hay un complot y mi tío le va a quitar el reino a mi padre.
--Ok, aja, lo que tú digas—
--¿Podría hacerme un favor Señorita?—
--Claro su majestad, ordene usted—lo decía tratando de no reír.
--Cuando llegue traía una carta en la alforja de mi caballo, ¿me la podría facilitar? Claro está que si no hubiera perdido mi anillo…--su voz denotaba un dejo de tristeza, se preguntaba que iba a ser de él, y mucho más si era cierto eso de que estaba en Thornland y no en Neversad.
Sophie le entregó la carta mientras pensaba que era muy extraño eso del anillo, parecía real y además él no parecía estar mintiendo.
--Aquí está la carta--
--Disculpe ¿podría usted hacerme el favor de leerla?—
--¿Porqué? Léala usted—
--Yo no puedo leer—
--Pensé que un príncipe, si es que usted lo es, sabría leer—
--¿Acaso no ha notado usted que soy ciego? Por más que supiera no podría leerla—
--A claro que ceguera más conveniente, pero está bien se la voy a leer dice así:

A Su Alteza Real Andrés de Cogñac Príncipe…
Mi sobrino:
Imagino que ha pasado mucho tiempo desde que te entregaron esta carta e imagino que sabiendo mis planes se te a hecho eterno, lo siento Andrés mi intención no era desaparecerte pero así es el destino, tal vez en tu destierro –si no mueres— puedas cumplir tu destino y encontrar la respuesta a la profecía.
–Sophie se detuvo—
--Claro la profecía—dijo Andrés—si pudiera encontrar… pero no, está muerta no hay esperanza es sólo una burla de mi tío.
--¿Puedo seguir?—
--Claro perdón—
Te preguntarás que pasará con tus padres, te lo diré, el sabio que te llevó consigo volverá con unos cuantos hombres menos diciendo que al pasar cerca de la frontera con Thornland el rey Carlo los mandó atacar, te mataron y ni siquiera devolvieron tu cuerpo. Tus padres morirán de dolor y si no, guillotinados, yo tu magnánimo tío atacaré Thornland con la excusa de vengar tu muerte obviamente todo el pueblo que te amaba me seguirá, ¡a! y como no hay más herederos yo seré quien reine.
En fin Andrés si sobrevives no vuelvas, quédate donde estas, vuélvete viejo al lado de tu caballo y déjanos vivir en paz porque igual si vuelves convenceré a todos que no eres tú o que un ciego no puede reinar.
No siendo más, se despide tu tío.
Luís Arturo II
Rey de Neversad

A medida que Sophie leía a Andrés se le escurrían las lágrimas, todo por su culpa, sus padres muertos. Mientras tanto Sophie no podía creer lo que estaba leyendo esa carta no podía ser mentira y es más era cierto que Andrés era ciego y príncipe además.
Los dos quedaron en silencio hasta que la nana los interrumpió era tarde y Andrés debía descansar.
Al otro día Andrés salió acompañado de Sophie al jardín.
--Andrés—
--¿Si?—
--Perdón—
--¿Por qué?—
--Por no creerte—
--No te preocupes estoy acostumbrado—
--Oye pero, ¿cual es esa profecía que decía tu tío?—
--A nada importante—
--Cuéntame por favor—
--Esta bien, al poco tiempo de que yo naciera, una bruja me vio y por celos me maldijo y me dejó ciego, entonces un hada muy buena, dijo que nada se podía hacer por mí, que debíamos esperar a que se cumpliera el tiempo en que debía encontrar a una princesa muy fea que debía nacer un año después, así que al año mis padres buscaron por todos los lugares pero sólo encontraron una que cumplía con todas las características—
--¿Cuales características?—
--Sería menor que yo un año, muy fea y me amaría como soy, ciego—
--¿Y qué pasó cuando la encontraron?—
--Pues que su padre se opuso a nuestra posterior boda y además estaba muerta, así que no hay esperanza--
--Lo siento—
--No te preocupes aprendí a vivir con esto, oye cuando nos presentamos me dijiste que eras hija del rey Carlo ¿no?—
--¿Si por que?—
--Porque entonces tu serías hermana de la princesa fea—
--¿Cómo?—
--Si justamente la princesa fea era hija del rey Carlo de Thornland—
--A entonces soy yo—
--¿Tú?—
--Si—
--No, tú no eres, mejor dicho no podría ser—
--¿Por qué?—
--Por que tu voz me hace ver que eres hermosa—
Esa noche al irse a dormir Andrés pensaba si sería posible, igual ¿por que no? Wise lo había llevado donde ella. En el cuarto del lado Sophie pensaba ¿yo hermosa? Ja ni por hechizo, pero él si que lo es.
En un lugar muy lejos de allí, ¡plam! Algo se quebró, era la bruja del hechizo –no puede ser, nooooooooo—se había quebrado lo que los mantenía hechizados, un hechizo más poderoso, el amor, empezaba a obrar un milagro.
Pasaron los días y los meses Sophie y Andrés cada día se sentían más enamorados. Andrés empezó lentamente a ver y Sophie comenzó a cambiar, pasado un año él podía ver bien y ella era hermosa.
Un día estaban los dos paseando por el jardín cuando sintieron llegar un caballo a todo galope, era Phillipe, Neversad tenía nuevo rey y habían invadido Thornland dejándola devastada, mataron al rey y toda su familia, sólo el había podido escapar.
Andrés y Phillipe se hicieron amigos y al enterarse Andrés de lo que estaba haciendo su tío les dijo que había llegado el momento de marcharse, porque además no estaban seguros allí.
Partieron y guiados por Wise atravesaron el bosque.
Nuestro cuento ya se ha alargado mucho así que para resumir, Sophie le entregó el anillo a Andrés, el cual se sorprendió mucho al ver que ella lo tenía, pero con el pudo demostrar que era el legítimo rey. A su tío lo confino en una torre en medio de un lago y sólo le dejó a su fiel criado el sabio, se dice que ambos enloquecieron.
A Phillipe le devolvió Thornland, pero el le cambió el nombre y le puso Happyever Land.
En honor de sus padres construyó una esfinge y debajo tenía unas letras que decían: “Aquí reposan Fernando y María amados padres y reyes justos”.
Sophie y Andrés se casaron reinaron durante muchos años siendo queridos y reconocidos por todo su pueblo como benevolentes y caritativos, tuvieron varios hijos sanos y hermosos.
A no podemos olvidarnos de la bruja, al quebrarse su hechizo se le revirtió y quedo ciega y fea, feísima.
Sólo nos falta alguien, claro Wise volvió a mi justo cuando empezaba a extrañarlo, ¿Quién soy? ¿Quién se ha tomado la molestia de escribir este cuento? Un poco largo si pero totalmente verídico si quieren comprobarlo sólo es que vayan a Neversad allí encontrarán la esfinge a Fernando y María, me despido no sin antes recomendarles que sean buenos quizá algún día vaya a visitarlos o talvez estoy a tu lado y no lo has notado.
Con cariño, Pompones.
Datos del Cuento
  • Categoría: Tradicionales
  • Media: 5.62
  • Votos: 214
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