Luz era un bebé muy hermoso, de cabello castaño y ojos color miel. Muy esperado después de muchos años y la última esperanza de unos padres ya mallorcitos. Ya con pocos meses era una niña muy alegre que miraba al cielo y sonreía alzando sus manitas.En su habitación siempre entraba la luz del sol por la ventana, aunque hubiera tormenta. Los pájaros cantaban en el almendro que cuajado de flores blancas siempre estaba floreciendo en cualquier época del año.

Todo era felicidad, excepto en una cosa, Lucecita no hablaba. El médico dijo que no le ocurría nada y que con el tiempo lo haría. En la guardería duró muy poco tiempo, pues su profesora decía que Luz necesitaba un sitio especial. La verdad es que se asustó cuando en el jardín, las flores nacieron y la hierba crecía  verde en pleno Diciembre, la nieve no cubría  el patio donde ella jugaba y los demás niños se sentaban alrededor de Luz solo para ver como ella les contaba con gestos hermosas historias que solo los niños entendían.

Sus padres siempres supieron que era especial pero la trataron como a una niña normal. Así fue como Lucecita fue al colegio  a los tres años. Una mañana su madre fue avisada porque Luz se había caido y tenía una herida en la frente. Cuando su mamá le quitó la venda para verla fue una sorpresa tremenda, pués no había rastro de la herida y todos se quedaron mudos mirándola. No pasó mucho tiempo antes de que se repitiera un episodio parecido. Luz oyó decir a una vecina que tenía un dolor grandísimo de cabeza, le cogió suavemente de la mano y el dolor desapareció.

En los días siguientes la puerta de la casa de Luz se llenó de gentes que querían curarse de sus males, luego vino la prensa y más tarde la televisión. Hasta recibieron cartas de eminentes médicos que se ofrecian a tratarla. La situación era insostenible y en un descuido de sus padres Lucecita salió al jardín. Con su blanco camisón, todos la miraban. Ella alzó sus brazos y miró al cielo. Una luz muy brillante la fué envolviendo como en un remolino y todos los somreros volaron de las cabezas y los papeles se escaparon revoloteando. Lucecita miró  a sus padres y éstos vieron en sus ojos color miel lo que su hija deseaba: quería marcharse al sitio de donde vino.

La pequeña abrió la boca y dijo:_¡QUIERO VOLAR!_ y al instante unas enormes alas blancas se desplegaron de su espalda moviendose lentamente hasta que verse por completo. Todos estaban impresionaddos, pero nadie hizo una sola foto ni fué grabada por la televisión. Luz se elevó lentamente riendo sin parar. Sus padres lloraban de pena y alegría viendo como se alejaba en el cielo del amanecer hasta desaparecer envuelta en la luz del sol. Sin esperarlo nadie y con el cielo totalmente despejado empezó a llover, y como si todos despertaran de un sueño corrieron a taparse de la lluvia. Cuando quisieron recordar lo que había pasado no lo consiguieron, ni siquiera recordaban a Lucecita.

Solo su  mamá lo sabía y bajo la lluvia mirando al cielo dijo._¡A NACIDO UN ANGEL!_  cogió la mano de su marido y se abrazaron felices.                           FIN