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Categoría: Románticos

La misma cara de una moneda

Su ebrio aspecto me mira y lágrimas brotan de sus ojos hacia la cama en la que yace. Me pide que me acerque, que la abrace, que no la deje sola que se muere, y yo por miedo o vergüenza, o ambas cosas a la vez, no le digo que la que se muere si la dejo soy yo. Permanece tambaleante sobre la cama en la que la deposité apoyada en un brazo, mientras me extiende el otro para que me acerque. Un leve roce con su mano me provoca mil y una sensaciones y solo acierto a sentarme nerviosa junto a ella. Me abraza y yo la consuelo devolviéndole el abrazo que ella me regaló en busca de contacto humano. Suelta un llanto desgarrado sobre mi hombro, en el que no habla ella, sino la soledad que habita su cuerpo y su alma. La luz que permanece apagada debería de dar intimidad a la escena pero en mi sólo provoca angustia y la excitación de saberme abrazada por la persona a la que amo, que no es ni mas ni menos que la misma cara de la moneda. Ella sin alejar el rostro de mi cara va alejando el abrazo y mientras veo como ruedan fugaces lágrimas por su cara, deposita un suave beso en mis labios que me sabe a tequila y limón. Noto como se tensan todos los músculos de mi cuerpo y aterrada ante un sentimiento desconocido me levanto rápido como si miles de alfiles me pincharan en la espalda. Ella llora mas fuerte y como una cascada comienzan a brotar palabras de sus labios que sólo imploran perdón por lo ocurrido. Yo no se como callarla, como decirle que yo también siento lo que ella, que no se aceptarme como soy, y mientras ella va llorando las palabras de un secreto que nunca contó. Las palabras que acallarían las suyas se encallan en mi garganta y mi cuerpo se encamina lentamente como dirigido por un ser superior al lado de ella que aún sigue implorando perdón. Sólo deposito un leve beso en sus labios obligando a su boca a permanecer muda mientras que su cuerpo con las primeras caricias dice lo que quisiera decir con palabras. Sus labios recorren los míos y su lengua pide paso en pos de explorarme. Apoyo mis manos en las suyas y muevo mis dedos arriba y abajo maravillada por lo pequeños que son en comparación con los de ella. Exploro sus palmas con el dedo medio de cada mano y los masajeo con suavidad dejando mientras avanzar a su lengua por mi boca jugando con la mía.
Mil sentimientos recorren mi cuerpo: el deseo, el miedo, el amor, la angustia... que en definitiva son dos que se oponen, el amor por el ser querido y el miedo al rechazo de una sociedad que impone los valores establecidos.
Datos del Cuento
  • Autor: P. Pastor
  • Código: 1204
  • Fecha: 28-01-2003
  • Categoría: Románticos
  • Media: 6.05
  • Votos: 65
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2957
  • Valoración:
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