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La importancia de decir Amén.

La importancia de decir: Amén.

(Relato Religioso 120)

Dios considera valiosa la adoración de sus siervos. El les presta atención, los escucha y se da cuenta de todo lo que hacen para alabarlo, aunque parezca insignificante [Por favor, lea en su Biblia el texto de Malaquías capítulo 3, versículo 16]. Por ejemplo, ¿cuántas veces hemos dicho la palabra amén?. Es muy probable que en incontables ocasiones. ¿Valora Dios esa sencilla expresión?. Desde luego que sí. Para entender por qué, veamos lo que significa y como se usa en la Biblia.

La palabra española ‘amén’ quiere decir “así sea” o “ciertamente”. Viene de un término hebreo que significa “ser fiel”, “ser digno de confianza”. En ocasiones, se usaba en contextos legales. Por ejemplo, las personas decían “amén” después de hacer un juramento para asegurar que lo que habían dicho era cierto y que se hacían responsables de las consecuencias de sus palabras [Números 5:22]. Si el juramento incluía una promesa, decir “amén” en público hacia que tuviera más razones para cumplirlos [Nehemías 5:13].

En el capítulo 27 del libro de Deuteronomio desde el versículo 15 hasta el 26, encontramos un ejemplo sobresaliente del uso de la palabra amén. Después de entrar en la tierra prometida, los israelitas se reunieron entre el monte Ebal y el monte Gerizim para escuchar la lectura de la ley para declarar que se comprometían a cumplirla. Hicieron esto último exclamando “amén” cada vez que escuchaban cuales eran las consecuencias de desobedecer. ¿Podemos de imaginarnos el estruendo de miles de hombres, mujeres y niños respondiendo en voz alta?. [Job 8:30 al 35]. Seguro que nunca olvidaron la promesa que hicieron aquel día. Y sabemos que la cumplieron, pues la Biblia dice: “Israel continuó sirviendo a Jehová todos los días de Josué y todos los días de los ancianos que extendieron sus días después de Josué y que habían conocido toda la obra de Jehová que había hecho por Israel”. [Josué 24:31].

Jesús también usó la palabra que se traduce “amén” para confirmar que algo que se decía era cierto, pero lo  hizo de una manera singular. En vez de emplearla como respuesta después de que alguien hiciera una afirmación, la usaba antes de decir algo para enfatizar que lo que decía era cierto. En este caso, esta palabra suele traducirse como “en verdad”. A veces, Jesús la decía dos veces seguidas, “amén, amén” [Mateo 5:18 y Juan 1:52]. De esta manera aseguraba que sus palabras eran una verdad absoluta. Podía hacer afirmaciones tan categóricas porque él es el único autorizado para hacer que se cumplan todas las promesas de Dios [2 Corintios 1:20, Revelación 3:14].

Los israelitas también decían “amén” cuando se ofrecían alabanzas y oraciones a Jehová Dios [Nehemías 8:6, Salmo 41:13]. Al pronunciar esta palabra al final de una oración, quienes estaban escuchando demostraban que la hacían suyas. El hecho de que todos pudieran participar de esta forma en la oración realzaba las ocasiones espirituales. Eso fue lo que sucedió cuando el rey David llevó a Jerusalén el arca de Jehová. Durante la celebración posterior, se canto una canción que él mismo había compuesto y que constituía una oración ferviente a Dios [1 Crónicas 16:8 al 36]. Aquellas palabras fueron tan conmovedoras que “todo el pueblo procedió a decir: ‘!Amén!’, y una alabanza a Jehová”. Sin duda, su respuesta unánime hizo que se sintieran aún más felices.

De manera parecida, los cristianos del siglo primero decían “amén” en sus alabanzas a Jehová. Además, algunos escritores bíblicos a menudo incluían esas palabras en sus cartas [Romanos 1:25, 16:27, 1 Pedro 4:11]. En el libro de Revelación, incluso aparecen unos seres espirituales dando gloria a Jehová en el cielo con estas palabras: “!Amén!. !Alaben a Jah!” [Revelación 19:1, 4]. Los primeros cristianos solían decir “amén” al final de las oraciones que se hacían en las reuniones. [1 Corintios 14:16]. Pero era una expresión que no debían repertir de manera mecánica.

Después de lo que hemos visto, comprendemos mejor por qué es tan valioso decir “amén”. Cuando usamos esta palabra al terminar las oraciones que nosotros hacemos, indicamos que somos sinceros. Y si nos cuesta escuchar una oración pública nos sentimos impulsados a decir “amén”, en voz alta o en silencio, mostramos que estamos de acuerdo con los sentimientos expresados. Veamos ahora otros motivos por lo que es importante decir “amén”.

Primero: Porque así demostramos que estamos atentos y activos en nuestra adoración. Adoramos a Dios no solo por nuestra respuesta a lo que se dice en la oración, sino por nuestro comportamiento durante esta. El deseo de ser sinceros al decir “amén” puede ayudarnos a mantener una actitud correcta y a prestar atención.

Segundo: Porque así demostramos que estamos unidos a nuestros hermanos y otras personas. Durante las oraciones públicas, todos los miembros asistentes a la reunion religiosa, nos concentramos en escuchar juntos el mismo mensaje [Hechos 1:14, 12:5]. Cuando nos sentimos impulsados a responder al unísono, nuestra unidad se fortalece. Sea que digamos “amén” en voz alta o en nuestro interior, le damos a Jehová Dios mayores motivos para concedernos lo que le pedimos entre todos.

Tercero: Porque así alabamos a Dios. El se da cuenta de todo lo que hacemos para adorarlo, aunque nos parezca insignificante [Lucas 21:2 y 3]. Dios ve nuestros motivos y puede leernos el corazón. Incluso si tenemos que escuchar  la reunión religiosa por teléfono, podemos estar seguros de que El nos presta atención cuando decimos “amén”. Nuestra respuesta forma parte de la alabanza que todos le estamos ofreciendo.

Todo lo considerado anteriormene también debe de considerarse importante en nuestras oraciones personales a Dios. Pero, ¿deberíamos decir “amén” siempre?. Bueno, decir “amén” no es algo que debemos tomar a la ligera. Ahora bien, ¿qué ocurre si alguen dice algo equivocado en una oración?. ¿Deberíamos evitar decir “amén”?. No necesariamente. A fin de cuentas, Jehová Dios sabe que todos cometemos errores al hablar y los pasa por alto. Por lo cual, no seamos demasiado críticos con las palabras que dijo la persona. Si en vez de eso nos centramos en las ideas que quiso transmitir, quizás nos parezca que podemos decir “amén” al final de la oración.

Como hemos visto, decir “amén” pudiera parecer algo de poca importancia, pero no lo es. La encyclopedia bíblica ‘Perspicacia’  explica que esta palabra sirve para expresar “la confianza, firme aprobación y ferviente esperanza que se tiene en el corazón”. Entonces, cada vez que digamos “amen”, agradaremos a Jehová Dios. [Salmo 19:14]. Todo lo que hemos considerado brevemente, nos ayuda a comprender mejor que a Dios le importa el que digamos “amen”.

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