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La historia del equilibrista patoso

Max había nacido para ser equilibrista. Sus padres eran equilibristas, sus dos abuelos y sus dos abuelas habían sido equilibristas. Incluso sus bisabuelos también habían sido equilibristas. Su hermana mayor, Adela, progresaba mucho, e iba camino de ser mejor equilibrista que sus padres.

Pero a Max no se le daba bien. Era un auténtico patoso. Se tropezaba a todas horas, se le caían las cosas de las manos y, en general, como se suele decir, no daba pie con bola. 

Uno de los problemas que tenía Max era su peso. Max era mucho más grande que los demás. Pero él seguía trabajando y esforzándose. 

Con todo y con eso, Max se esforzaba, pero no se le daba muy bien. Era muy patoso. Se caía constantemente y, como era tan grande, había hecho un agujero la red en más de una ocasión. Pero él quería seguir la tradición familiar. 

Practicaba todo el día y, aunque mejoraba, no era suficiente. Él quería seguir en el circo con su familia, y se esforzaba para que sus padres estuvieran tan orgullosos de él como de su hermana.

Un día sucedió algo terrible. Max ensayaba un número con su hermana. Todo el mundo les había advertido que no era buena idea, pero Max la convenció. 

Reforzaron la cuerda y empezaron a practicar en altura. Pero Max, tan patoso como siempre, se tropezó con su propio pie y golpeó sin querer a Adela.
- ¡Hay un agujero en la red! -gritó alguien de repente-. ¡No soportará el peso!

Max intentó ayudar a Adela, pero ella perdió el equilibrio. Max no se lo pensó dos veces y soltó su barra de equilibrios justo a tiempo de sujetar a su hermana por un pie mientras con el otro brazo se agarraba a la cuerda.

La ayuda ya estaba en camino. Retiraron la red y colocaron un gran cama hinchable debajo. Adela se dejó caer. Cuando la sacaron, se dejó caer Max.
La gente aplaudió, impresionada por la gran hazaña de Max.
- ¡Gracias hermanito! - dijo Adela abrazando a Max - Aunque será mejor que cambies de especialidad. 
- Tienes razón. Será mejor para todos.

Desde aquel día, Max se entrena con los forzudos en un número mucho más adecuado para él. Sigue siendo un patoso, pero ahora es mucho más feliz porque ha encontrado algo que se le da realmente bien.

Datos del Cuento
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