Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Sin Clasificar

La chica que pisó una tumba

~Un grupo de cinco chicos celebraban en un parque, entre risas y alcohol la mejor idea que tuvieron fue contar historias de terror. Muy adecuado también porque al final pensaban lanzarse bromas aprovechando que en la misma calle, había un cementerio. Uno de los chicos comentó lo mucho que le aterraba pasar por allí porque le habían contado del avistamiento de una mujer de blanco que se paseaba entre las tumbas.

Aprovechándose del miedo de su amigo y el ambiente creado por su historia dijo a los demás a manera de advertencia: – Hagan lo que hagan, ¡nunca!, se les ocurra pisar sobre una tumba cuando se ha puesto el sol. Si lo haces, el muerto te agarra y te mete dentro -. De inmediato Bertha respondió – ¡Que mentira!, eso son solo supersticiones – y entonces la oportunidad perfecta se dio, – Si tan segura estas de que miento, entonces, ¡párate en una! – dijo el chico nuevamente. Con el reto a cuestas y el miedo de ser tachada de cobarde frente a sus amigos, la chica aceptó diciendo: – A mí no me dan miedo las tumbas ni los muertos, y te lo demuestro ahora mismo -.Como prueba le pidieron clavar una navaja de uno de sus compañeros en la tumba, así no habría duda de que estuvo ahí, con la navaja en mano, se dirigió al cementerio con paso firme, como si en verdad no temiera nada, sus amigos la miraban con asombro desde la distancia. Una vez en el panteón, lo encontró lleno de sombras, con un silencio sepulcral, que solo se rompía con el rechinido de las puertas de algunos viejos nichos al soplar el viento. El miedo se apoderó de ella en un instante, sentía que la vigilaban de todas partes y que le respiraban en la nuca.

Para tratar de calmarse se repetía para sí misma – No hay nada que temer, no hay nada que temer –. Para terminar con el martirio escogió una tumba y pisó sobre ella. Después se agachó rápidamente, clavando la navaja en el suelo… Pero en el momento justo de querer emprender la carrera, ¡no pudo! ¡Algo le sujetaba, la retenía con fuerza!. Lo intentó de nuevo evitando voltear hacia abajo, pues no quería ver aquella mano huesuda saliendo de la tierra que podría estarla sujetando – ¡Alguien me sujeta! – gritó, y cayó al suelo.

Al ver que no regresaba, sus amigos fueron a buscarla. Encontraron su cuerpo tirado sobre la tumba, fría, rígida y una expresión de miedo en la cara que le desencajó las quijadas. Sin darse cuenta al agacharse enganchado su ropa con la navaja al clavarla en el suelo, era eso lo que la sujetaba, no algún muerto salido de la tumba como ella imaginó, pero era demasiado tarde, pues ya había muerto de miedo tras sufrir un ataque al corazón.

Datos del Cuento
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 0
  • Votos: 0
  • Envios: 0
  • Lecturas: 381
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.15.10.137

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.633
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.508
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 53.552.815