El reloj del capitán Melvin se paró justo a las cinco y veintitrés minutos, momento en que se produjo el impacto en la cola de la nave.

La descompresión de la cabina ocho pilló a la tripulación en pleno vuelo, justo antes de que pudieran atracar en el muelle espacial Croma XV, desviando así la trayectoria original de la Nervus.

Cascotes y trozos de metal requemado de naves despedazadas flotaban en el espacio por falta de sitio en los desguaces, contribuyendo a una prolongada contaminación de la galaxia.

El impacto de uno de estos cascotes en el lateral derecho de la nave, partió a la Nervus en dos trozos y la arrastró hacia la nada. En un intento forzado y desesperado por corregir su trayectoria, mientras la zona de popa se adentraba hacia la inmensidad del espacio hasta perderse, el capitán Melvin realizó una maniobra brusca, precipitando lo que quedaba de su nave contra Aurum. Fue entonces cuando la Nervus quedó a merced de la atracción gravitatoria de ese planeta aún por explorar.

La nave empezó a precipitarse contra Aurum, quemándose el casco de proa mientras descendía casi en picado y atravesaba la estratosfera a una velocidad muy superior de la que se establecía en las predicciones de los simulacros. La cuenta atrás para el impacto empezaría a ser inminente.