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La abuela

_ No quiero que se resfríe, tal vez le convendría ponerse mas abrigo. A usted la conozco? Dígale que encierren los animales porque están rodeando mi cama, y la verdad es que me molestan. Le dice? Mire!!! Una paloma ahí!! Que barbaridad!!! Saquela!!!
_ Abuela, soy yo, no te acordas de mi? No hay animales acá...
_ Usted es mala. Siempre me engaña. Saqueme los animales!.
_ Esta bien. Ya les abrí la puerta, ves? Ya se fueron, no hay ningún animal ahora. Estas tranquila?
_ Si!!Me pusiste música otra vez!! No me gusta la música. Cuando vuelva mi marido de trabajar le voy a contar que mi hijo no quiso comer!!Es mi bebe, míralo, esta en la cuna. Pero, no lo toques!!.
_ Tu marido falleció hace mucho tiempo ya. Tus hijos tienen cerca de 50 años, no son bebes. No hay música. Estas en una clínica

El teléfono sonó muy temprano ese día. Me despertó. El tío me daba la noticia que la abuela había sufrido un desmayo, que estaba internada, y que solo preguntaba por mi.
Apenas tuve tiempo de vestirme. No me mire al espejo, mi cara de dormida daría miedo. No me importo. Solo quería ver a la abuela. Ella me necesitaba. Sabía que me adoraba. No se encontraría cómoda con los demás. Durante el viaje imagine que tal vez se le bajo la presión y se desvaneció. Era verano. A la gente mayor, el calor intenso suele marearlos. Tal vez alguna indigestión!. Seguro que estuvo comiendo jamón casero que los peones secaron. Sabe que le hace mal!. No estoy yo cerca para controlarla.

En una hora estuve en la “Clínica Mayo”.

Entrar a esa clínica es como subirnos a un barco sin rumbo. Que largo son los pasillos! Que sola que se siente una allí. Que ansiedad!, pareciera como si los pasos rápidos, en realidad se contaran dos hacia delante y un paso hacia atrás. Cuanta gente enferma!! Camillas, doctores, enfermeras. Sillas de ruedas. Y gente y gente y gente. Olor a remedio, ese olor de muertos vivos te penetra los huesos. No hay flores? Por que? Solo pasillos grises con paredes desnudas. Que triste todo!.

El tío me recibió en la entrada de la habitación. Había varios parientes. Mire a todos, los salude. Eran esos parientes que nunca se saben que existen. Pero ahí estaban, riéndose, fumando, contando anécdotas. Tomando café.
Escuche a dos mujeres que comentaban del divorcio de Marta y Julio, que parecía que Marta le había sido infiel. Cuantas estupideces decían. Realmente estarían preocupados ellos como yo por la salud de la abuela? O estaban en tertulia familiar? Estaban en tertulia familiar.

No les hablaba a ninguno, solo miraba la puerta y la hora para poder ver a la abuela. No pasaban los minutos.
Una de las tías se me acerco, para comentarme del desmayo de la abuela.
_ Parece que estaba sola doña Ana. Dicen que la muchacha no la cuidaba bien. Que solo miraba televisión en su habitación. Que hasta Ana solía hacerse te de yuyos cuando estaba descompuesta por los embutidos que comía. La muchacha no la cuida nena.
_ La abuela no necesito nunca alguien que la “cuide”, siempre fue enérgica, fuerte. La muchacha solo le hacia compañía. La abuela nunca quiso que le cocinaran, decía que no quería sentirse una inútil. Y no lo era.
_ No sale mas de terapia intensiva sabe nena? Le dio la meningitis. Dicen que o mata o deja secuelas. Esta noche estaremos de velatorio. Esas enfermedades son complicadas! Pero si va a quedar mal mejor que Dios se acuerde de llevarla, no nena?
_ No, se va a poner bien. (Sonreí y me aleje de todos, no quería “contaminarme” con hipótesis de ese tipo, con comentarios de gente a quienes le da igual que se recupere o no). Para ellos la abuela no era más que un “vinculo” para verse con los demás parientes que hacia tiempo no se veían. Quisiera que se vayan todos! Seguramente pronto lo harán, cuando caiga el día. Nadie se ofrecería para “cuidar” a la abuela toda la noche. No fueron con ese objetivo!

El doctor de barba blanca caminaba con los ojos mirando sus pasos, hacia mí.
_ La señora cuando fue internada, solo pedía verla a usted. Sabe que me dijo? Que cuando llegue su nieta, le dijera que la adora, y que no se debe poner mal, porque ella estará bien. Luego me sonrió y quedo dormida.
_ Gracias. Quiero verla.
_Podes entrar.

Camine muy rápido, ansiosa por verla. No escuche lo que las tías me preguntaban a mi paso. Creo que querían saber que me había dicho el doctor. Igual no les importaría saberlo. No importa que no las escuche.

Y ahí estaba. Llena de tubos y agujas. Suero, remedios, y monitores. Miraba esas “montañitas” que se formaban en los monitores. Estaba viva entonces. Lo había visto en las películas. La abuela dormía. Tenía los labios secos. Respiraba hondo. Estaba pálida. La mano que toque estaba fría. La tape. Solo tenía una sabana blanca.

_ Sabes que me estuve acordando cuando me enseñabas las tablas? Me decías que las debía estudiar que vos me las preguntarías después. Y me tomaba el trabajo de escribírmelas en la mano, y cuando te respondía los resultados, siempre estaban bien! Y me felicitabas. Y me daba risa por haberte “engañado”. Pero me decías: “te felicito, las aprendiste muy bien. Mañana te las voy a preguntar pero quisiera que tengas las manos en tu espalda.”
Sabias que las anotaba en mis manos y las leía, pero siempre me dabas otra oportunidad, y me hacías creer que te “engañaba”. Te acordas de eso abuela?

Parece que me escucho, porque abrió sus ojos, ya chiquitos y arrugados, celeste muy claros, clarísimos y busco los míos. Solo me miraba. No me hablaba. No respondió a la anécdota de las tablas que le conté.

_ Escuchaste lo que te dije?
_ Si
_ Te sentís mejor ya?
_ No quiero que se resfríe, tal vez le convendría ponerse mas abrigo. A usted la conozco? Dígale que encierren los animales porque están rodeando mi cama, y la verdad es que me molestan. Le dice? Mire!!! Una paloma ahí!! Que barbaridad!!! Saquela!!!
_ Abuela, soy yo, no te acordas de mi? No hay animales acá...
_ Usted es mala. Siempre me engaña. Saqueme los animales!
_ Esta bien. Ya les abrí la puerta, ves? Ya se fueron, no hay ningún animal ahora. Estas tranquila?
_ Si!!Me pusiste música otra vez!! No me gusta la música. Cuando vuelva mi marido de trabajar le voy a contar que mi hijo no quiso comer!!Es mi bebe, míralo, esta en la cuna. Pero, no lo toques!!.
_ Tu marido falleció hace mucho tiempo ya. Tus hijos tienen cerca de 50 años, no son bebes. No hay música. Estas en una clínica

Todavía suelo pasar largas horas con ella en su casa del campo. Me habla de cosas irreales. Ve objetos y gente donde no los hay. Dice incoherencias. No sabe quien soy. Pero la adoro.
Hoy mientras mirábamos esconderse el sol en el horizonte, me sorprendió una frase:

“Mira el sol se esconde, yo también estoy escondida, el sol es como vos. Sabes que te quiero mucho ya? Y hace dos días que te conozco, no? Así como te quiero quise a una personita que ya no esta. Pero soy feliz. Te tengo a vos”

Tal vez la abuela hoy me dio otro regalo. Sin saber que esa personita a la que se refiere era yo, pude entrar a su corazón otra vez.

Quizás mañana se acuerde de la anécdota de las tablas. No todo esta perdido. Hay que esperar. Es cuestión de volver a empezar.
...................................................................................................

FIN
Datos del Cuento
  • Autor: S.d.
  • Código: 6787
  • Fecha: 27-01-2004
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 6.3
  • Votos: 73
  • Envios: 8
  • Lecturas: 2281
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
zulema
invitado-zulema 14-06-2004 00:00:00

te felicito,todas las abuelas son lo mas sagrado que hay.Dime de donde eres,y como te llamas?zulema

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