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La Espada

Entre aquellas ancestrales ruinas, el brillo del sol hizo que la vista del guerrero se fijara en un punto concreto. Algo relucía bajo las piedras derruidas. Casi sin darse cuenta, avanzó hacia el lugar desde donde procedía el resplandor.

Allí, bajo una montaña de olvido, pudo distinguir claramente la empuñadura de una espada. Sin dudarlo, se decidió a rescatarla de las ruinas que la aprisionaba.

Eran piedras grandes y muy pesadas. El guerrero tuvo que emplear todas sus fuerzas para ir apartándolas, una a una. Muchas de ellas eran fragmentos resquebrajados de otras mayores y poseían filos cortantes. Pronto, las manos del hombre comenzaron a sangrar a causa de las múltiples heridas. Sin embargo, no cejó en el empeño y continuó con su dolorosa labor. Al cabo de varias horas sin descanso, logró alcanzar la ansiada espada. Nunca le hubiera parecido tan difícil llegar a ella, pues parecía realmente sencillo hacerse con el trofeo.

Sus manos, doloridas y ensangrentadas, abrazaron la labrada empuñadura y el guerrero, orgulloso, blandió el arma para contemplarla complacido bajo la luz del sol.

Era una espada muy hermosa, de un excelente acero y una hoja inmejorable. Nunca había visto una mejor. Al momento de sostenerla entre sus manos, sintió una fuerza despertar dentro de él. Al principio pensó que tal vez esa espada perteneciese a algún dios o héroe olvidado y aún conservase su poder en el secreto de su acero. Pero no se trataba de eso. No provenía del arma la fuerza que le embargaba, sino de dentro de su corazón.

La voz de su conciencia resonó de pronto, vibrante y poderosa, sobre las ruinas de aquel lugar devastado.

- Al fin has logrado llegar a lo más hondo de ti mismo, guerrero. Te estaba esperando. Las enormes y cortantes piedras que aquí ves y te rodean son en realidad tus temores, tus errores, los fantasmas del pasado, lo más oscuro de ti mismo. Las que has apartado hasta alcanzar el arma con todos tus esfuerzos, sudor y sangre, son las pruebas del Destino que has ido superado. Son tus enemigos vencidos, la imagen grabada en tu interior y en tu pasado. Estas ruinas son tus castillos de dolor desplomados, tus templos de incertidumbre devastados. Has hallado la espada de tu determinación. Has llegado a tu luz y ahora comprendes que no existe la quietud. No hay vuelta atrás y tendrás que seguir caminando. Ha sido duro llegar hasta este lugar tan oscuro. También lo sabes.

"Como recompensa, a partir de este momento, no tendrás que luchar con las manos desnudas. La luz que refleja tu acero te iluminará en la incertidumbre. El filo de su hoja te ayudará a abrirte camino entre la maleza de los senderos de la vida. No necesitas que te diga que desde hoy tu lucha será aún más dura".

- ¿Acaso estoy dormido? - Preguntó el guerrero sorprendido al oír las palabras desde su mente resonar por todas partes -. ¿Es todo esto un sueño?

- Me temo que sólo ahora empiezas a despertar de tu letargo. Sólo ahora comienzas a estar preparado para empuñar esa espada y mereces ser llamado guerrero. Sólo ahora estás capacitado para comprender cuál es el sentido de tu lucha. Por tanto, no precisas que te explique qué has de hacer con tu poder. Has dejado de ser un iniciado. Hoy eres un guerrero y lo mismo que hoy con estas piedras, depende de ti, de tu esfuerzo y empeño, alcanzar el siguiente nivel. Ahora ya conoces tu interior. Has aprendido a caminar sin tropezar entre tus sombras, entre la oscuridad de tus temores. Has caminado hasta encontrar este lugar y rescatar la espada de verdad y alma que empuñas orgulloso y satisfecho.

- ¿Cuál es el siguiente nivel?

- El siguiente estadio será muy duro. Probablemente te lleve el resto de tus días y te reporte pocos beneficios personales. Sin embargo, a medida que vayas avanzando en tu labor, tu fuerza interior irá creciendo, tu luz se irá acrecentando y su poder será cada vez mayor. Tendrás que servirte a menudo de tu espada y del escudo que se ha forjado con la fuerza de tus duras experiencias y la verdad de tu alma. El siguiente nivel significa conocer al prójimo y ayudar a quienes se encuentren perdidos, sin luz para ver su salida. Es una lucha agotadora y sin duda difícil. Cuentas con la verdad de tu alma y la fuerza de tu corazón. Tu espada te ayudará a cortar lo oscuro de las ligaduras ajenas y tu escudo te protegerá y te guardará de las malas intenciones y de todo sentimiento nocivo que provenga del exterior. No debes dejar que te hieran. Nada debe afectarte si no es para bien. Si pierdes tu fuerza, no podrás continuar tu trabajo y retrocederás. Si pierdes tu paz, si pierdes tu equilibrio, pierdes tu poder. Si pierdes tu luz, de nada servirás para los demás y tu misión fracasaría para tu desgracia. Estar en este nuevo nivel no te exime de las obligaciones anteriores, sino que supone continuar con todo lo anterior y afrontar a la vez lo venidero. No puedes bajar la guardia dentro de ti. Debes seguir observando tu interior y prestar atención a lo que allí sucede para evitar que crezcan de nuevo sombras donde ahora luce un sol radiante.

- ¿Cómo hacer tanto y hacerlo bien?

- Estás preparado. Encontrarás el camino. Las respuestas están en ti. Indaga y hallarás la solución más adecuada para casa ocasión. Mas errar es humano y tampoco tú estás libre de tu naturaleza imperfecta y sus leyes. No te autorrecrimines si te equivocas. No pierdas tu estimado tiempo llorando por un simple error. Levántate y sigue adelante, pues siempre queda mucho más por hacer y si te detienes, tu obra siempre quedará inconclusa. Un error sirve para aprender a actuar mejor la próxima vez y nunca es algo negativo si deja su lección aprendida en tu interior. Tienes fuerza y sabes cómo hacer que llegue a aquellos que no son tan hábiles como tú. Si no compartes lo que sientes y conoces, morirías por no poder hacer que fluya tu interior y esa energía te acabaría destruyendo o convirtiendo en un monstruo, egoísta y pretencioso, soberbio y despiadado, un ser detestable como tantos hay en tu mundo. Sin embargo, con cada conversación, recibirás parte de una armonía y una belleza que es casi mágica y que irradia tu luz para ser esparcida entre quienes te rodean. Crecerás aún más y tu trabajo irá progresando. La vida te devolverá con creces el valor de tus esfuerzos sinceros. Puede que no poseas grandes fortunas materiales. Pero serás tan feliz que allá donde estés será como ver brotar a tu paso la primavera. No necesitarás gran cosa excepto no cambiar tu rumbo, seguir siendo la persona que te ha traído hasta aquí y no olvidar cómo fue el trayecto que tuviste que recorrer para ello. En las cicatrices de tu corazón está escrito el resumen de tus pruebas superadas. Eres un guerrero que ha vencido en todas sus batallas con honor y verdad. Tu honor no tiene mancha de culpa o rencor. Tu espada no causa muerte y aunque sus golpes a veces causen dolor, tu aprendiste de tus heridas y los demás deberán aprender de las suyas y encontrar las respuestas a sus por qués. Todo sirve para seguir adelante si se entiende dónde estuvo el error. Entonces ese dolor se convierte en bien. Nadie aprendió a andar sin caerse primero muchas veces. Cada caída supuso un golpe y dolor. Sin embargo, todos acabáis aprendiendo a caminar erguidos y con rapidez y habilidad. Lástima que pocos apliquen este aprendizaje a sus vidas y se conformen con moverse con torpeza o incluso a gatas por ella. Tú y los que llegaron antes que tú, estáis aquí para tenderles la mano a aquellos que deseen cambiar. Pero tampoco podéis dejarlo todo por uno solo. Sería injusto para el resto. Será difícil discernir y tomar decisiones. Pero harás un buen trabajo y podrás contar con aquellos que ya pasaron por el mismo camino y avanzaron en su recorrido con éxito. Lo harás bien.
La voz cesó de repente y el guerrero abrió los ojos y miró a su alrededor. El entorno había cambiado por completo. Se dio un golpe en la cabeza para comprobar que no estaba soñando, que la seguía teniendo sobre sus hombros y que era cierto que estaba despierto.
Las ruinas habían desaparecido y en su lugar había una habitación. Los rayos del sol se filtraban radiantes y luminosos por la ventana. Miró sus manos y no halló la espada. En su lugar sus dedos sujetaban con firmeza una pluma, aquella de metal grabado que solía usar para escribir sus pensamientos más personales. Delante de él, varias hojas de papel contenían estas palabras. Sonrió y comprendió. Se levantó, estiró sus músculos, bostezó y salió al mundo.
Datos del Cuento
  • Categoría: Aventuras
  • Media: 4.86
  • Votos: 56
  • Envios: 3
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