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La Carroza

El hombre, de unos treinta años, salió lentamente hacia la vereda. Había a esa hora bastante tráfico de animales de tiro. Examinó el movimiento de las personas, que iban y venían del molino de agua al final de la calle. El hombre, que se llamaba Feliciano, no se sentía de nada bien, y miraba los movimientos del pueblo con una expresión de total desencanto,aunque por lo temprano de la hora todavía no comenzaba a torturarlo su traidora imaginación.( Recién despertado, aún estaba embrutecido por el sueño).Feliciano sabía muy bien que esa felíz tregua con su imaginación lo dejaba en paz hasta un par de horas después de despertar.
Mientra se veía reflejado en un viejecito que pasaba a duras penas con su cuerpo ya casi pulverizado por los años, escuchó el tronar de caballos que se sentía del otro lado de la calle.
Los vio. Eran cuatro caballos negros que tiraban una carroza que parecía entera hecha de metal, tal vez de pura plata. A medida que se acercaba, el ruido de la cabalgadura se hizo cada vez más potente. Tal era el estruendo, que las demás personas debieron pensar que ese era un sonido fuera de la realidad. ( Por cierto que nadie intentó desafiar al ruido, ni increparlo en voz alta).
Sólo Feliciano era capaz de poner las cosas en su lugar, de una vez y sin vacilaciones. ( Era capaz de poner cualquier cosa en su lugar, menos su propio pensamiento).
Casi por puro instinto, dio un salto al medio de la calle para detener a la carroza. Sólo entonces se pudo percatar de la carrera desenfrenada y la mirada severa y amenazante de los caballos, los que , era notorio, de ninguna manera iban a detener su carrera.
Todo ocurrió en pocos segundos, y Feliciano, al tomar conciencia de que iba a ser arrollado, volvió de otro salto de vuelta a la vereda, por cierto sin perder de vista a la cabalgadura.
En adelante, todo se salió de la realidad, porque la carroza no siguió de largo, como debió haber sido, sino que dobló, animales y todo, hasta donde intentaba parapetarse Feliciano.
- Maldición - dijo - desde temprano me tocó hoy.
Y corrió hacia el interior del mismo inmueble del que, minutos atrás, había salido. Dando un potente golpe contra la vereda, la cabalgadura entró desbocada ya directamente en busca de Feliciano. Hubo testigos en la calle. Una señora que no tenía las piernas normales de las personas, sino que se movía gracias a unas aletas que le nacían desde el estómago, defendió la actitud ejemplizadora de la carroza, argumentando que en ellas recae la obligación natural de dar fin con los indisciplinados.
Feliciano subió por las escaleras al segundo y al tercer piso, alcanzó un corredor decorado entero con flores, las que por la premura Feliciano no pudo apreciar, y luego salió hacia un callejón medio sombrío que, aunque no lo conocía, lo vio largo y sin obstáculos. Corrió, corrió y corrió con toda su alma por el callejón, y no volvió la vista atrás a pensar de sentir a los primeros caballos ya pisándole los talones.
Pero tuvo mala suerte, porque el callejón, increíblemente, tenía su fin. Había un muro tan alto e impenetrable que ni el más osado hubiese siquiera pensado que era posible escalar de alguna manera. Entonces no hubo más que dejar que las cosas sucedieran, y dejó bruscamente de correr, y alcanzó a gritar en voz alta, antes de ser arrollado:
- ¡ Bien hecho !
Datos del Cuento
  • Categoría: Sin Clasificar
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Comentarios


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3 comentarios. Página 1 de 1
Eddy Garcia
invitado-Eddy Garcia 29-04-2003 00:00:00

Su comentario a mi cuento me ha obligado a leerle, encontrando a un autor con un excelente manejo de la narrativa, bueno, he de quitarme el sombrero ante Usted, leí el cuento del fusilamiento y me encantó, pues mayor ha sido mi sorpresa al hallar en la carroza un excelente manejo del realismo mágico, prometo continuar leyendo ssus relatos. Su Amigo, Eddy García

Jade_4
invitado-Jade_4 28-04-2003 00:00:00

Dejas al lector con ganas de más... con tantas preguntas sin contestar y volviedo a recrear la acción dentro de el gran mundo de la imaginación...

joe
invitado-joe 20-04-2003 00:00:00

Lei con detenimiento tu relato, pero en verdad lo vi medio partido; quizas lo lei muy rapido, pues estoy en un cabina; pero debo decir que tuve que conjeturar para adivinar el resultado. Quizas debiera trabajarlo un poco mas para leerlo y gozarlo como se beria. Saludos JOE

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