Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Terror

La Caja

"Aún no sé que es lo que contiene, no recuerdo todavía lo que hay ahí dentro, pero ahora la tengo frente a mí; sé que me está llamando, como si fuera una especie de seducción, al fin lograré saber lo que esconde, al fin saciaré esa sensación que se apoderó de mí. Ya todo dejé atrás, no me importa lo que ocurra, esa hermosa caja y lo que hay en su interior es sólo para mí..."


Thomas Garland, ese es mi nombre, o al menos eso es lo que creo, y es que, a decir verdad aún no logro recordar absolutamente nada de mi pasado; no recuerdo de donde soy, si es que tengo familia, o la razón por la que me encuentro aquí.
Mi mente solo me otorga recuerda recuerdos a partir de hace tres días, cuando me encontraron a las puertas de las grutas. Fué como si me hubiera encontrado en un largo sueño, también imposible de recordar para mí.
Al abrir los ojos, después de pestañear un par de veces para aclarar la visión borrosa causada por la luz del sol, lo primero que ví fueron esos rostros desconocidos rodeándome, todo era muy confuso, por un momento me sentí enclaustrado, sofocado por esos rostros que sentía prácticamente abofeteándome la cara, balbuceando no sé que cosas ininteligibles a mi oído. Respiraba con mucha dificultad y me desvanecí de pronto en las aguas de la inconciencia.

Desperté nuevamente, pero ahora me encontraba recostado sobre unas mantas, y dentro de lo que parecía ser una especie de tienda de acampar, tardé un poco en tomar plena certidumbre de que me encontraba ya despierto, me incorporé un poco, sentía que mi cabeza quería estallar y me encontraba muy débil. Al fin me levanté por completo y salí de la tienda, era de noche y hacía bastante frío. Escuché una voz casi de inmediato.
-¿Se encuentra bien amigo?
Volteé hacia donde me habia llamado la voz, provenía de un hombre de aspecto algo peculiar, su estatura bastante baja a mi consideración y su complexión extremadamente delgada le hacían resaltar una prominente frente visiblemente acrecentada por la calvicie, dejando solo un poco de cabello grisáceo ya aquejado por las canas que inevitablemente llegan con la edad.
-Ha estado inconsciente todo el día -Dijo
Yo seguí mirándolo sin poder pronunciar aún ninguna palabra durante algunos segundos, y por fin me decidí a preguntar: -¿Quién es usted?
-Yo amigo, soy el profesor Henry Stevens, de la universidad de Frankfourth. Esta mañana... -prosiguió- lo encontramos a la puerta de esas grutas de allá abajo, totalmente inconsciente, dudameos un poco en qué debíamos hacer, pero usted despertó por un instante y volvió a desmayarse. Lo trajimos entonces y lo recostamos dentro de una de las tiendas, siguió inconsciente todo el día, de hecho pensé que no despertaría hasta mañana.
-Ahora podría decirme ¿Quién es usted y lo que hace aquí?
Quedé mudo por completo, no podía recordar nada, traté y traté, pero nada. El dolor de cabeza que tenía hacía un rato se agudizó como reprochándome el esfuerzo vano de recordar.
El hombre notó mi angustioso intento fallído por recordar y dijo: -No recuerda nada ¿cierto?
Asentí con la cabeza y le hice notar la fatiga que sentía.
-También debe estar hambriento -Me dijo- venga vamos a cenar mientras charlamos, tal vez despejemos algunas dudas con el estómago lleno.

Nos acercamos a una fogata que se encontraba detrás de las tiendas, ahí se encontraban tres hombres más, sentados sobre un tronco. Sorprendieron se al verme de pie.
-¿Como?¿Al fin ha despertado profesor? -habló uno de ellos-
-Así es Petterson, acaba de despertar.
Muy seguramente los otros tres hombres eran no más que alumnos del profesor, pues su notable juventud contrastaba con el maduro rostro de aquel hombre.
-Sin embargo señores, nuestros cuestionamientos no podrán ser aclarados aún, puesto que nuestro amigo ha perdido la memoria -aclaró el profesor-
-¿Es cierto eso?, vaya que si hemos estado cuestionándonos sobre usted señor. -me dijo otro de los jóvenes.
-Pero tomemos alimento ahora, nuestro amigo debe estar hambriento después de estar tanto tiempo dormido.
Nos sentamos el profesor y yo en esa silla improvisada de tronco, la fogata cocinaba la cena, que de inmediato se me sirvió en un plato de metal conteniendo estofado de patatas, que sin ser un platillo delicadamente elaborado, me pareció exquisito en demasía, obvio era por el largo tiempo que debí haber estado sin comer.
-Cuando lo trajimos se encontraba usted usted empapado en sudor, y sus ropas cubiertas por barro, así que le quitamos lo que tenía puesto y le cambiamos de ropa. En los bolsillos de su pantalón encontramos esto... -el profesor se agachó a su izquierda y sacó de un bolsón un trozo de tarjeta y una especie de ornamenta metálica.
-Al parecer, -dijo- ésta tarjeta, -la cual me entregó- podría identificarlo.
La tarjeta era una credencial de identificación, pero se encontraba seriamente cercenada en su parte baja, y era difñicil leer el contenido rescatable, mas no imposible, -¡Garland Cramer, Thomas!
-Sí, así es, parece ser usted -dijo el profesor-
Miré de inmediato la fotografía que se encontraba en la credencial, casi borrada en su mayor parte, pero aún así podía distinguirse el rostro.
Tomé una de las vasijas de metal que tenía más a la mano y miré mi reflejo en ella. Cabello oscuro, tez blanca, ojos café y un rostro afilado envuelto en una barba maltrecha, ocasionada claramente por la falta de aseo en algunos días.
Ahora sabía mi nombre, pero aún así ignoraba por completo mi pasado, seguí haciendo esfuerzos por reordarlo, pero no lo conseguí. Tomé enseguida la pieza metálica, de rara estructura, color óxido y negro, tenía unas extrñas marcas, cabía justamente en la palma de mi mano, pero como era de esperarse, no sabía en lo absoluto de lo que se trataba.
-Esa pieza me llamó mucho la atención señor Garland, esperaba con ansias que despertara y pudiera explicarme lo que era.
-Siento mucho decirle profesor, que no tengo idea de lo que sea ésta cosa
-Así lo pensé, bueno no hay mas que esperar a que recupere usted la memoria.
Ahora debe saber algo importante -dijo el profesor-
-De que se trata
-Como ya le había dicho antes, soy profesor de Arqueología, y estos tres jóvenes que me acompañan son mi grupo de expedición. Salimos de la capital hace cuatro semanas en busca de recursos minerales abundantes en esta zona, así como de posibles fósiles vegetales, ahora bien, la excursión estaba planeada a concluir en solo tres emanas, pero una distracción nos hizo perder parte del material en una zona fangosa, incluyendo el único mapa que portábamos, creía sinceramente que no habría problema en encontrar la ruta de regreso, pero al transcurrir tres días caminando sin encontrar la salida a esta selva rocosa, decidímos no avanzar más, y aguardar a que busquen por nosotros. La universidad tiene estríctamente notificado que si en el transcurso de dos días después de la fecha acordada del regreso, salgan en busca de nosotros, De modo que, mi amigo, deben estar por encontrarnos en este momento.

La palabras del profesor me angustiaron, pues por mi mente pasó la idea de que no nos encontrarían nunca, y de ese modo, nunca podría tener las respuestas que mi cabeza buscaba.
Por otra parte, la plena confianza y seguridad que mostraba el hombre, hablaban de añguien lleno de liderázgo que de una forma u otra sabría lo que debíamos hacer.
-Mañana temprano -dijo- me gustaría que hiciéramos una visita a las grutas, quizá logremos encontrar algo de importancia allí, mientras esperamos a que nos encunetren.
Yo acepté sin dudar, todo lo que pudiera acercarme a recuperar la memoria no sería de mi desagrado, y en especial ese lugar que fue donde me encontraron.

La noche fué muy incómodo, y aunque me reservaron una tienda para mí solo, apenas pude dormir un rato.
Muy temprano, salí a tomar aire fresco y el profesor se encontraba ya despierto. Me dió los buenos días y después llamó a sus alumnos. Desayunamos un poco de carne seca y agua. Inmediatamente nos equipamos con algunas sogas y otros materiales que el profesor creyó conveniente. Bajamos la colina donde nos encontrábamos, que fué la parte más difícil, puesto que la entrada a las grutas se encontraba justo frente a un camino horizontal.
Entramos y no se hizo esperar mi confusión, al querer recordar ese lugar, el cual no me daba aún pista alguna. Conversaba únicamente con el profesor, tratando de evadir a los otros hombres, ya que no me infundían confianza, tal vez era sólo un poco de inseguridad, ya uqe me había identificado bastante con el profesor.
El camino llegó a una parte sinuosa, en la cual hicimos uso de las sogas y algunos picos, para evitar algún accidente. Nuevamente el suelo tomó su forma horizontal y tras avanzar unos pasos encontré tirado frente a mí algo que parecía ser una jeringa, envuelta en una chaqueta roja. El profesor la examinó detenidamente, pero terminamos por desconocer su estadía en el lugar.
Después de bajar una especie de escalera formada por rocas, encontramos el final de la gruta, nos encontrábamos confundidos, pero al fondo de la cueva se encontraba una extraña formación de rocas, simulando un pequeño domo. Nos acercamos a él lentamente, al centro del domo se encontraba algo que nos desconcertó al máximo, una caja extraña estaba ahí, una pieza realmente extraña. Al parecer estaba hecha del mismo material que la ornamenta metálica que tenía en mi poder. Contenía las mismas marcas aunque en mayor proporción, y debo ser sincero al decir que al verla sentí un tremendo escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Pude percatarme de que mis compañeros tuvieron la misma sensación que yo, pues sus rostros relataban un cierto temor.

El profesor fué el primero en armarse de valentía y tomar el objeto entre sus manos. Observé que una de las caras de la caja había un orificio, inmediatamente vino a mí la idea de que aquel pequeño objeto que tenía en mi bolsillo podía ser una especie de llave para la caja. Se lo hice saber al profesor, y decidimos intentar abrirla, pero justo cuando metí mi mano a la bolsa para sacar la ornamenta, Petterson gritó con asombro:
-¡Míre profesor!, una hoja de papel
Era verdad, una hoja se encontraba tirada a un lado del domo, el profesor la tomó y después de leer un poco me miró con terrible asombro, y sin palabra alguna me la entregó.
En lo primero que me fijé era en si el papel contenía lguna firma, y mi corazón se aceleró al ver que en efecto el papel se encontraba firmado, y el nombre era Thomas Garland. El contenido que seguidamente proseguí a leer, y que a continuación les daré a conocer, fué lo que hizo que aquel escalofrío se volviera un terror inmenso, un terror que nunca había sentido. Voy a permitir que sean partícipes de lo que contenía el papel con todo detalle:


17 de Agosto 1964

... "Hoy he bajado por fin a las grutas, he esperado tanto tiempo, doce años exactamente desde que encontré la llave, esperando, buscando sin cesar la caja, ese tesoro escondido por siglos, la caja que dice en los escritos antiguos, esconde los secretos más grandes de la existencia...

Al fin la encontré, es más hermosa de lo que imaginaba, pasé horas contemplándola antes de intentar abrirla. Siento como si me llamara, ya no puedo esperar más, tengo que abrirla...

El horror me ha invadido, Dios mío, que fué lo que hice, jamás imaginé lo que iba a encontrarme ahí dentro, estuve a punto de caer, apenas y logré cerrarla a tiempo, pero en mi mente sigo viéndolo, es algo que ni siquiera me atrevo a describir, cosa que mi imaginación no se atrevería a crear...
No puedo más, el sólo pensar en ello me atormenta, desearía nunca haberla encontrado, me estoy volviendo loco, y esa maldita cosa no deja de llamarme, preferiría estar muerto...

18 de Agosto

He tomado una decisión, voy a inyectarme la droga experimental que estaba desarrollando, aún no sé que consecuencias vaya a tener, no sé si algún día recupere mi memoria, pero ¡Dios santo!, prefiero un millón de veces no recordar nada. Esta sustancia borrará cualquier recuerdo de mi mente, espero que así lo haga, no sé cuando despertaré.
Dejo ésta nota, espero que nadie tenga que leerla, y si hay quien encuentre esa maldita caja, destrúyanla de inmediato, si tienen el valor de hacerlo, como yo no lo tuve...

Thomas Garland



*Nota del Autor*
Por razones personales, la historia está sólo a la mitad, prometo subir a la página la conclusión de la misma lo más pronto posible.
Espero comentarios.


*Continuará*
Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
  • Media: 5.63
  • Votos: 89
  • Envios: 1
  • Lecturas: 3690
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 18.190.153.51

3 comentarios. Página 1 de 1
LUCY YADIRA
invitado-LUCY YADIRA 01-04-2005 00:00:00

HOLA SOLO QUERIA HACERTE SABER QUE ESTAMOS ESPERANDO LO QUE FALTA DE LA HISTORIA.

karla
invitado-karla 25-11-2004 00:00:00

La historia esta muy buena, espero que la termines luego por que como muchos tal vez estoy anciosa para saber en que termina...bueno...espero no presionarte...:D pero terminala pronto!!!!! seguire esperando entonces...chau.

kiara y guillermo
invitado-kiara y guillermo 23-11-2004 00:00:00

estamos ansiosos de leer la proxima parte de la caja, esperamos que sea lo mas pronto posible... att. kiara y guillermo

Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.633
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.508
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 53.552.815