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Jesús resucita.

Jesús resucita.

(Relato Religioso 134)

Al tercer día de haber muerto Cristo, varias discípulas suyas fueron a la tumba y la hallaron abierta. Alguien había retirado la piedra que tapaba la entrada, y la tumba estaba vacía.

Entonces aparecieron dos ángeles. Uno de ellos les informó: “Ustedes buscan a Jesús el Nazareno … Fue levantado” [Marcos capítulo 16, versículo 6] De inmediato, las mujeres corrieron a contárselo a los apóstoles. En el camino se encontraron con Jesús, quien les dijo: “!No teman! Vayan, informen a mis hermanos, para que se vallan a Galilea, y allí me verán”. [Mateo 28:10].

Más tarde, mientras dos discípulos iban de Jerusalén a Emaús, un desconocido se les acercó y les preguntó de qué hablaban. Era el propio Jesús, pero no lo reconocieron porque había adoptado una apariencia distinta. Respondieron con tristeza que venían hablando de su maestro, y el hombre se puso a explicarles todo lo que las Escrituras decían sobre el Mesías. En realidad, Jesús había cumplido hasta el último detalle de las profecías mesiánicas.

Usted puede hallar ejemplos de profecías mesiánicas cumplidas por Jesús en las páginas 199 a 201 del libro ‘¿Qué enseña realmente la Biblia?’ editado por los testigos de Jehová, en el 2005. Veamos algunas de ellas:

Es de la tribu de Judá: profecía en Génesis 49:10, cumplimiento en Lucas 3:23 al 33.

Jehová Dios lo declara Hijo suyo: profecía en Salmos 2:7, cumplimiento en Mateo 3:17.

Sortean su ropa: profecía en Salmos 22:18, cumplimiento en Mateo 27:35.

Lo le quiebran ni un hueso: profecía en Salmos 34:20, cumplimiento en Juan 19:33, 36.

Dios lo eleva a su diestra: profecía en Salmo 110:1, cumplimiento en Hechos 7:56.

Cuando los discípulos que iban para Emaús se dieron cuenta de que hablaban con Cristo, quien ahora era un espíritu, este desapareció.

Los dos discípulos volvieron a Jerusalén y fueron a ver los apóstoles, que se hallaban reunidos a puertas cerradas. Mientras contaban lo sucedido, todos los presentes se quedaron atónitos al ver a Jesús aparecerse de nuevo. ¿”Por qué se suscitan dudas en su corazón?”, les preguntó. Y añadió: “Está escrito que el Cristo sufriría y se levantaría entre los muertos el tercer día” [Lucas 24:36 al 38, 46]. Los humanos no pueden ver a los espíritus, de modo que es patente que los discípulos creían que habían visto una aparición o una visión. Jesús les aseguró que él no era ninguna aparición, ellos podían ver su cuerpo de carne, podían tocarlo y parparle los huesos, también comió en presencia de ellos. De manera semejante, en el pasado algunos ángeles se habían materializado para que los hombres los pudieran ver, habían comido, y algunos hasta se habían casado y procreado hijos [Génesis 6:4, 19:1 al 3] Jesús, después de su resurrección, no siempre se apareció en el mismo cuerpo de carne, quizás para reforzar en la mente de ellos el hecho de que entonces era un espíritu y además, si hubiera resucitado con el mismo cuerpo con el cual había muerto, invalidaría el sacrificio de ese cuerpo prefecto en pago por la desobediencia de Adán que perdió la perfección humana y nos trajo el pecado, las enfermedades y la muerte por su desobediencia [Romanos 5:12 y 1 Corintios 15:45] y por eso ni siquiera sus compañeros íntimos lo reconocían inmediatamene [Juan 20:14, 15. 21:4 al 7] Sin embargo, al aparecerceles varias veces en cuerpos materializados y al decir y hacer cosas que ellos identificarían como el Jesús que conocían, fortaleció la fe de ellos en el hecho de que en verdad había resucitado de entre los muertos.

Si los discípulos en realidad hubieran visto a Jesús en el cuerpo que ahora tiene en el cielo, Pablo no habría dicho más tarde que Cristo glorificado es “la representación exacta del mismo ser de Dios”, porque Dios es un Espíritu y nunca ha estado en la carne [Hebreos 1:3. 1 Timoteo 6:1].

Durante cuarenta días, fue visto varias veces, es decir, no fue al cielo inmediatamente que resucitó. En cierta ocasión, lo vieron más de 500 personas. Tal vez fue en ese momento cuando encomendó a sus seguidores esta importante misión: “Vayan … y hágan discípulos de gente de todas las naciones, … enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado. Y, !miren!, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas” [Mateo 28:19 y 20].

La última vez que se reunió con sus 11 apóstoles fieles les prometió: “Recibirán poder cuando cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos de mí … hasta la parte más distante de la tierra” [Hechos 1:8]. A continuación comenzó a subir al cielo, y una nube fue ocultándolo de la vista de todos.

El espíritu santo de Dios que Jesús les prometió a los apóstoles que recibirían es la fuerza más poderosa que existe. Jehová Dios lo utilizó para crear los cielos y la tierra, así como transmitir sus ideas a los escritores de la Biblia. También la empleó para realizar todos los milagros, entre ellos el más importante: devolver la vida a Jesucristo y convertirlo de nuevo en un poderoso espíritu. [Génesis 1:2. 2 Samuel 23:2. Hechos 10:38. 1 Pedro 3:18].

Este relato religioso está basado en los capítulos de los Evangelios de Mateo 28, 16 de Marcos, 24 de Lucas, los capítulos 20 y 21 de Juan y 1 Corintios 15:5, 6. Hemos considerado como fue que los discípulos se enteraron de que Dios había resucitado a Jesús. Lo que le explicó Jesús a dos discípulos que se dirigían a Emaús y cuál fue la misión encomendada por Jesús a sus seguidores antes de subir al cielo. Por esta última razón es que los testigos de Jehová van de casa en casa y en las plazas y calles anunciándo de que solo Jesucristo, como rey nombrado por Dios de su Reino, es el único que traerá verdadera paz y felicidad para toda la humanidad. Búsque a éstos predicadores del Reino de Dios en su localidad y continúe aprendiendo de Dios y de Jesús para obtener vida eterna sobre la tierra ya realizada en un paraíso, tanto para usted como para su familia. [Hechos 20:20, Juan 17:3]

 

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