En un bar, un hombre sentado en la barra, con algunos tragos le  contaba  al resto  de los allí presentes, una historia ...
"Sonaban las campanas de la iglesia. Un hombre vestido de  blanco, le daba la mano a otro con apariencia más cursi,  a  su vez  que le  facilitaba un  sobre pequeño. Muchos notaron este hecho, más no miraron en detalle la  fisionomía de aquellos hombres. A la mañana siguiente los periódicos locales, daban la noticia  del  arresto de uno de  estos hombres. En primera plana aparecía la  foto del detective  que llevaba el caso, junto a la del sujeto, quien denotaba un  aire de triunfo por  el  ascenso  obtenido. En un cuarto del departamento  de policía, el detective  interrogaba al sospechoso. Finalmente decidió  que  era culpable, más no merecía un juicio justo, para demostrar si lo era realmente. A las tres  de la  tarde fue  ajusticiado."
Con los ojos llenos de lágrimas, finalmente dijo:
"El detective, conocía muy bien  a ese muchacho, lo había visto crecer, sabía  que era pobre, pero honrado, que nunca hubiese vendido su alma por unos cuentos billetes, pero aún así dió su sentencia, fue juez  sin título, fue jurado  sin  ser elegido para ello. A veces la lujuria, nos  envenena  el cuerpo y queremos más y más  y nunca nada nos parece suficiente, todos somos crueles con  el más débil cuando tenemos el poder en nuestras manos, reconozco que era inocente, pero un ascenso cegó mis pupilas"