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Inérvida

Inérvida

Cantaron hasta el amanecer sin el miedo a que los descubrieran. Durante muchos años habían luchado contra aquello que sentían cada uno en lo más profundo de sus esencias. Por primera vez en muchas noches se miraron a los ojos para cerrarlos. Para cerrar sus labios que iban acercándose el uno al otro. Lejos del terror, lejos del amanecer y la tristeza. Lejos de las complicaciones y las cadenas de una sociedad señaladora y estigmatizada por prejuicios y temores.

Ambos tuvieron que aprender el uno del otro. En medio de un mundo en que el caos y la guerra de los sexos se hacía presente cada día y en cada circunstancia existente. Sus cuerpos desnudos - en medio de la árida tierra y el cielo que escaseaba de estrellas - eran agitados por la voluntad del viento. El cabello de ella flotaba en el espacio y por primera vez - en toda la historia de la humanidad - una mujer se sintió totalmente libre.

El aprendió a contemplarla, a mirarla sin el miedo de expresar sus más profundos y oscuros sentimientos. Lloró tanto como la noche le permitió, en nombre de tantos imbéciles y estúpidos que no supieron nunca ser ellos mismos. Lloró por él y por la lástima que sentía de haber desperdiciado tanto tiempo de su vida, tiempo que es inmisericordioso con el hombre. Ella lo miró llorar y empezó a reir, acaso porque sabía que la risa de ella era la redención de sus heridas. Inérvida representaba el género femenino tímido y rebelde que ahora era simplemente libre. Mahal se enhiestaba lo mismo que cada parte de su ser, como el representante simbólico del género masculino...dominante y sensible.

Ambos por fin,juntos en el tiempo. Desvergonzados y mórbidos empezaron a amarse de todas las maneras, posibles y prohibidas. Una y otra vez con la desesperación del término de la noche y del próximo amanecer fatídico y condenatorio. La mañana del juicio final, en que sacarían al puritano Lot de su casa aquellos ángeles que habían visto a lo lejos de la noche anterior al próximo desastre. Una noche anterior un demonio se los advirtió, sin embargo ellos decidieron no advertirlo al pueblo. Sería un justo castigo para una corrupta masa de personas que durante años los sometió a las más ignomisionas pruebas, en que el padre debía arrebatar virginidades y que el hombre debía pasar por las distintas pruebas para afirmar su masculinidad, desde las masturbaciones hasta los bestialismos. Ambos decidieron ser libres del horror y la tristeza. Sería la última noche, al amanecer la tía de Inérvida voltearía a mirar sus amores en las afueras de la ciudad, extrañando el presente que se iba, mientras ella y ellos se convertían en sal, transformándose en dos esculturas mitad seres inertes y mitad vida. Su amor desenfrenado desafiaría a los dioses y, una vez transformados, su imagen quedaría impresa en el paisaje por la eternidad como señal de que todo amor rebelde es simplemente...eterno.
Datos del Cuento
  • Categoría: Mitológicos
  • Media: 5.94
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