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Categoría: Terror

Habitación 107

Camila no había alcanzado a llegar a casa de sus padres para Navidad, porque su trabajo se lo impedía, tras muchos reproches de sus familiares hizo todo lo posible para estar ahí en vísperas de año nuevo. El camino no era muy largo, solo un par de horas de distancia, las cuales recorrió sin mucho problema, pero se sentía bastante cansada a causa de las tareas que tuvo que adelantar en su empleo para conseguir el permiso de ausentarse un par de días.



Sus hermanas no apreciaron todos sus esfuerzos y aun no la dejaban poner un pie dentro de la casa cuando ya estaban echándole en cara el haber fallado, achacándole cuanto problema pudiesen. La pobre joven no pudo soportar tantas críticas y en unos minutos salió corriendo al motel más cercano. Conocía el camino como la palma de su mano, había vivido ahí toda su vida a excepción de los dos últimos años cuando su trabajo la llevó hasta la ciudad vecina.



El dueño del motel era un amigo de la infancia así que le permitió quedarse sin problema. Después de llorar desconsolada por horas se dirigió al baño para lavarse la cara, justo en el momento de abrir la puerta un olor nauseabundola hizo olvidar su llanto, era tan fuerte que la hizo caer de rodillas mientras se tapaba la nariz, de inmediato fue hasta la recepción para avisarle a su amigo del estado de la habitación, este acudió amablemente, y encontraron juntos el problema, la regadera estaba sucia, una maloliente agua negra brotaba desde el piso.



El encargado la llevó hasta una nueva habitación y después de revisar que todo estuviera en buen estado, se marchó. Camila entonces fue a tomar un baño, dejó que el vapor invadiera el ambiente, y por unos minutos se olvidó de todo lo sucedido. Estaba disfrutando tanto del agua caliente deslizándose por su cuerpo que no puso atención al rechinido de la puerta al abrirse, cuando quitó el jabón de sus ojos era ya demasiado tarde una sombra se distinguía del otro lado de la cortina, al verse descubierta le saltó encima enrollándola con el plástico. Camila pataleaba y manoteaba llena de desesperación, tirada en el suelo, pero en un momento lo único que podía sentir era confusión, se vio de nuevo parada bajo el chorro del agua abriendo los ojos y con su alrededor intacto.



Entonces no quiso quedarse más ahí, enrollada en la toalla se echó sobre la cama a ver la televisión, una película muy dramática que de nuevo la hizo llorar y al estirar la mano para tomar un pañuelo, sintió como unos dedos fríos intentaban sujetarle el brazo, no tuvo tiempo de zafarse, ¡Estaba Atrapada!, una larga cabellera negra la enrollaba por completo impidiéndole gritar, parecía atrapada en un remolino entre el cual pudo distinguir el pálido rostro de una joven mujer, con los ojos completamente negros y vacios.



Entre el ajetreo una lámpara cayó al suelo y por unos instantes las luces parpadearon, lo cual puso bajo alerta al encargado y fue hasta la habitación, después de tocar la puerta un par de veces pudo escuchar un forcejeo, que lo obligó a entrar sin consentimiento ayudado por su llave de repuesto.



Por un momento no pudo creer lo que veía, estaba parado inmóvil en la puerta, quería correr pero había olvidado cómo hacerlo, por más que lo intentaba ni un músculo obedecía, la pálida dama al sentirse observada liberó a Camila, para dejar que su cabellera flotara por la habitación moviéndose cual serpientes al acecho, cada cabello parecía tener vida propia, extendiéndose por las paredes, invadiendo cada rincón, avanzaban hasta la puerta para atrapar al observador inoportuno.



Parecían perdidos cuando las luces de un auto que apenas llegaba iluminaron de frente la habitación, causándole una molestia y aversión a la chica flotante, que recogió la cabellera tan rápido que nadie pudo verla, solo quedaron atrás su chillidos mientras gateaba por la paredes tratando de esconderse de la luz.



Poco tiempo después se supo que en aquel motel, muchos años atrás, una joven mujer fuereña, se hospedó en la habitación 107 para quitarse la vida a causa de la depresión que sentía de pasar esas épocas de fiesta en soledad. Sin imaginar que el castigo por sus actos seria quedarse atrapada en ese lugar sin poder descansar.


Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
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