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Encuentro en la selva con los misioneros

Había llegado a mediados de Abril del 200, sin conocer a nadie, como todo hombre recién venido de la capital. Era obeservado con desconfianza y extrañesa por los lugareños. Llovia a cántaros, el barro en las botas hacian hundir los pies en ese fango. calles inundadas e intransitables. Me acerco a un puesto fronterizo para aguarecerme y veo una camioneta 4por 4 yendo hacia allí. Bajo una hermana misionera de origen aleman, buscando un médico. Me presénto como profesional y la acompaño a atender a una señora que promediaba los 35 años, en su piel desgastada por el sol, sus cabellos secos y quebradizos, su cara ajada por el paso del tiempo. Veo sus nudillos que estaban inchados de tanto trabajo. Allí comparaba a esa mujer con otras que les sirven de modelo en las revistas de moda o espectáculo, bellas, delicadas vendiendo esas mentiras que consumen los lectores, como debe ser una mujer. Uno piensa y me lo han dicho en mi cara, alguna de esas mujeres que todo hombre desea poseer. Me decian sos medico del barro y vienes de allí. Por dentro uno se rie, en la vida uno no se pone en la frente la patente de médico o señor. La examiné detenidamente, con una tos que cuesta levantarse, no sabía como decirle; que tenia un cancer y que no podía hacer nada por ella. como hombre creyente en dios, le recomendé su cuerpo, alma y espíritu a él.
La hermana misionera observó mi actitud, llevándome a su parroquia. Me proveyó sustento y una habitación para dormir; mis dias transcurrían placidamente, compartía la serenidad del lugar. Alli otras mujeres compartían conmigo el trabajo cotidiano. A travez de ella llegué a los aborígenes, la mayoria de las veces, solo u otras acompañado, llevándome a lugares poco conocidos. Me acuerdo un día, de esos yendo con la camioneta,tuve que bajarme dejándola sola a la hermana. No podíamos subir el monte, estando de un lado el precipicio, tamizado de arboles por doquier. Era un camino estrecho, tan solo podia pasar un carro y nadie mas. Ella me ordénó bajarme haciéndolo sin pensar; Luego me di cuenta que su actitud era tomada. Sabiendo que si tenia que morir preferiría morir ella y no los dos. Eso entre hombres sería camaraderia y compañerismo, el cuidar espalda con espalda que hace todo hombre ser digno. Pero era una misionera y entre esa actitud hacia mi persona solo se denomina altruismo. en esos caminos se cruzaban víboras, iguanas algunos gatos monteses con algun zorro perdido. Era increible ver a las hormigas denominadas termitas, en una gigantesca formación de tierra que llegaban hasta dos metros. Nunca se las molesta por que sinó atacan en marabunta. Paramos en un lado donde un aborigen, rengueando y falando un poco de portugueis. le examino una rodilla inchada sin lesión externa, saco un jeringa prellenada y dandole un poco de wisky que llevaba para adormecerlo un poco y no emborracharlo, lo infiltro. como se hace a los deportistas por televisión. Era hermoso saber que al días siguiente ese hombre estaba caminando y su agradeciento era muy importante para mí. Cuando entrada la noche volviamos del arduo trabajo. Un padre Aleman me invitaba a tomar caipirinha. y me decía:
Hijo duerma y sueñe es el único momento en que el hombre no comete pecado. Esa frase me conmovió en lo mas hondo de mi corazón y siempre la utilizo en algun momento de mi vida. Quiza lo maravilloso de esta vida sea eso, encontrar gente que le de respuesta algunas cosas, que el ser humano no las puede encontrar en ningun libro o revista.
Datos del Cuento
  • Categoría: Aventuras
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
zulema
invitado-zulema 25-05-2004 00:00:00

Que alegría que recuerdes todos esos momentos que pasaste internado en esa selva que te hizo tan feliz,y gracias a Dios hoy en esta otra donde yo puedo darte mi amor.zulema

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